Elisa

Lo disfrutaste

 

—Lo disfrutaste.

 

—La muerte de otro ser humano...

 

—Mira tío Ignacio <<le interrumpió Elisa>> en esto no va a servir ese discurso. Lo comprendo bien incluso yo hubiese hecho lo miso.

 

—Lo disfruté.

 

—Lo sé. Ese tipo te costó mucho sufrimiento.

 

—Lo que me lleva a tu ex esposo.

 

—Vas a matar a Manuel .

 

—Sí. Esto no va a acabar si no se hace de esta forma.

 

—Lo sé.

 

—Él salió un poco del molde al permitirte dejarle, divorciarte. Algo tiene que haberle sucedido estos años para terminar de desquiciarle.

 

—No lo sé, podrías hablar con su madre, quizás eso nos ayudaría.

 

— ¿Tienes su dirección?

 

—Sí, déjame anotártela, imagino que sigue viviendo allí. Cuando la conocí detecté miedo en sus ojos pero como Manuel era bueno conmigo preferí ignorar todo aquello.

 

—De acuerdo, voy a enviar a varios hombres. Sebastián está por llegar y se quedará contigo.

 

—Por lo que veo los guardaespaldas son solo una tapadera. Comprendo que Sebastián se quede conmigo y eso me hace sentir segura, pero todo lo demás es tan falso como la agencia de guardaespaldas que estas usando. 

 

— ¿A qué te refieres?

 

—Yo he leído mucho del tema, me pareces más un mercenario.

 

Ignacio se puso bastante serio, un músculo en su cara fue el único movimiento en aquel rostro que parecía esculpido en piedra.

 

—Sabes demasiado para tu propio bien. ¿Has hablado de esto con tu padre o con Sebastián?

 

—No. Todas fueron conjeturas mías, ninguna agencia que yo haya visto, asesina a los acosadores, tu forma sigilosa de moverte dista mucho de un guardaespaldas. Sebastián trabaja como agente del FBI y su caminar es más...

 

— ¿Intimidante?

 

—No, él es más que todo... arrogante. Es cambio tu caminas intentando camuflarte con el entorno. Es como observar una sombra.

 

—Astuta.

 

—Pude notar que mientras estás conmigo, tienes gente cerca.

 

—Bien, definitivamente no solo eres hermosa sino muy lista también.

 

— ¿Hermosa? ¿Me has visto bien? Tío... mi cuerpo no es más que una colección de cicatrices.

 

Ignacio colocó la mano sobre la de su ahijada. Elisa estaba viendo hacia el suelo así que le colocó dos dedos bajo su barbilla y le hizo mirarle.

 

—Lo que ese bastardo te hizo es culpa suya nada más. Jamás dejes que gane.

 

—Lo intentaré.

 

—Bien, ya te lo dije, eres bastante astuta. 

 

—Sebastián está muy extraño. Apenas lo vi cuando llegaron a casa y fue tan solo un minuto. Creo que estar cerca de mí le molesta. Ignoro si por estar acá ha dejado alguna novia. Quizás está así por malgastar sus vacaciones.

 

—Mejor dejas que yo le conteste, papá.

 

 



#28601 en Otros
#2332 en No ficción

En el texto hay: peligro, acosador, romance drama

Editado: 08.11.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.