"La noche es corta, el tiempo es irrelevante, los secretos se vuelven visibles y nosotros nos unimos más"
Capítulo 4
- Y ahora que estamos siendo sinceros, te puedo decir un secreto, dijo mirándome fijamente
- ¿un secreto?, dije confundida, a caso tienes algún secreto que yo no sepa, dije para después mirarlo.
- Hay cosas que no te puedo decir, dijo en tono burlón
- Que chistoso, dije arremedándolo
- Ya quieres que te diga o no, dijo sonriendo
- Dime, dije cruzando los brazos
- La verdad es que....
- Que..., ya dime
- Es que..., dijo volteando hacia el frente
- Ya dime, dije sacudiéndolo
- Es que me estoy divirtiendo mucho, dijo nervioso
- Eso era el secreto, dije desilusionada
- Sí, dijo revolviendo mi cabello, solo estaba jugando con tus sentimientos, agregó
- Eres un bobo, dije empujándolo levente
- Yo no tengo secretos y sí los tuviera te los habría dicho, dijo mirándome.
- Está bien, dije sonriendo
- Y como te fue con Carlos, dijo curioso
- Mal o lo que sigue, dije poniendo mis manos sobre mi rostro.
- ¿tan mal?, dijo poniendo su mano sobre mi cabeza, está bien ya te desahogaste, era lo que tenias que hacer niña, agregó.
- Yo sé, pero temo que le diga a mi papá, dije preocupada
- No va a pasar, dijo revolviendo levemente mi cabello, y si se atreve yo te voy a defender, agregó.
- Jajajaja, ¿tú?, no puedes ni levantar una mochila con 8 libros y quieres defenderme, dije riendo
- Cállate tonta, dijo cruzando los brazos
- Ya no te enojes, solo estaba jugando, dije dándole una sonrisa.
- Mocosa, dijo para después sonreír.
Seguimos platicando y escuchando música un rato más, hasta que revisé la hora y dije.
- Ya son las 4 de la mañana, dije sorprendida
- Tienes razón, dijo levantándose de donde estábamos sentados
- ¿A qué hora llegan tus padres de su guardia?, dije levantándome
- En 20 minutos, dijo confundido
- Ya me tengo que ir, si no me van a matar y tú debes de entrar porque te vas a enfermar más de lo que ya estas, dije caminando para todos lados.
- Tranquilízate Elizabeth, dijo tomándome de los hombros.
- Tienes fiebre, dije poniendo mi mano en su frente, no, está todo bien, agregué para después dar un suspiro
- Ya tranquilízate, dijo tomando mi cara, vamos te acompaño a tu casa y después regreso a casa,
- No está bien yo voy, tú entra a casa, yo te aviso cuando llegue, dije tomando mis cosas para después comenzar a caminar.
Nos despedimos y corrí hasta mí casa, para que no escucharan me dirigía la parte de atrás y entre por la puerta de la cocina, esta siempre está abierta, así que me dispuse a entrar y caminar lentamente hasta mi habitación, abrí la puerta y ahí estaba Lily acomodando la ropa tirada, al verla me asuste mucho, pero no pude gritar para no hacer ruido, entre y Lily me dijo:
- ¿Dónde estabas?, dijo en voz baja
- En casa de Emilio, dije mientras dejaba mis cosas
- No se suponía que debías estar con Carlos, dijo preocupada
- Yo sé, pero por fin me desahogue, dije dándole una sonrisa
- ¿Qué hiciste mi niña?, dijo curiosa
- Le dije que no era feliz y que la verdad es que estoy harta de todos, dije para después sentarme en la orilla de la cama.
- Enserio le dijiste eso, dijo sorprendida
- No textualmente pero sí, dije llevando mis manos a la cara.
- No te preocupes, lo hiciste muy bien, yo se que a veces te sientes abrumada y decir cómo te sientes no está mal, dijo para después darme un abrazo.
- Gracias mamá, dije dándole una sonrisa
- Hace mucho que no me decías así mi niña, dijo soltándome, solo recuerda no decirlo enfrente de tus papás porque si no te regañan, agregó
- Está bien, pero sabes que lo eres aún que no sea de sangre, dije sonriendo
- Muy bien ahora ve a dormir si no te van a regañar y yo seguiré limpiando todo este desastre, dijo para después ponerse de pie.
- Déjalo ahí yo lo recojo, dije quitándole la ropa que estaba recogiendo de las manos, mejor cuéntame como era de chiquita, agregué mientras me acostaba en la cama.
- Pero debo de trabajar mi niña, dijo mientras tomaba la ropa
- No, por favor, dije juntando mis manos en forma de suplica, yo te ayudo más tarde, agregué.
- Está bien, dijo sonriendo, como podría negarme a mi niña, agregó para sentarse a un lado de donde me encontraba recostada.
Ella siempre solía contarme como era de pequeña, me decía que desde que ella llegó a esta casa mis padres eran unas personas muy ocupadas y que por eso no me podían dar mucha atención así que ella me cuidaba mientras ellos no estaban o tenían trabajo, pero que jamás pensó que sería por más de 18 años, ella se encariño mucho conmigo así que prometió cuidarme hasta que ya tuviera edad suficiente, aún me duele pensar que su trabajo termina este año, cuando el reloj de las 12, el 31 de diciembre, ella ya no estará aquí, ya que su contrato termina, yo se que por fin va a disfrutar su vida ella es aún muy jóven, tiene derecho a hacer su familia, viajar, conocer personas y sobre todo ser feliz.
Ella no sabe que desde hace mucho tiempo he ahorrado para poder ir de viaje, ella ama Turquía, le gusta escuchar y leer sobre ahí, desde que me contó que soñaba con ir ahí, comencé a ahorrar para que en el momento que deje esta casa pueda conocer el lugar que más le gusta, con ello también una carta que dice todas las instrucciones y un lindo mensaje, esta planeo dársela el día de su cumpleaños ya que nunca me deja regalarle cosas, si no es su cumpleaños, pero en fin.
También he hecho otro pequeño ahorro, este es para poder ir con Emilio a un concierto, aún tengo esperanza de escuchar aquella canción que amamos, este el único secreto que no le he dicho a él ya que jamás permitiría que yo gastara si no lo dividimos. Claramente con su respectiva carta ya que no le puedo dar una buena noticia sin una de estás, ya que para mí las cartas son como inmortalizar un sentimiento que una persona no se atreve a decir, así que cuando puedo escribo cartas para liberar mis sentimientos, aún guardo cartas de cuando tenía 10, espero que cuando tenga 10 años más pueda reír de lo que alguna vez me dolió.