Elizabeth

Capítulo 9

"A veces la vida nos encuentra con las personas indicadas para que jamás las soltemos y si la vida volvió a juntar nuestras vidas es porque teníamos algo pendiente que completar en el corazón de ambos"

Capítulo 9

Llegue a mí casa, me bañe y arreglé, para después llamar a Emilio y decirle:

- Salgamos

- ¿A dónde?, dijo confundido

- A donde el viento nos lleve, dije para después soltar una risita

- Está bien, paso por ti en 10 minutos

Acomodé rápidamente mis cosas, entre ellas aquella carta que le escribí con la esperanza de dársela y baje a esperarlo en la entrada de mi casa ya que estaba muy feliz de volver a verlo, paso algunos minutos y lo vi caminando hacia mi casa, la emoción no me permitió que llegara a tocar mi puerta, corrí rápidamente hasta que me encontré con él frente a frente, le dí un fuerte abrazo y le dije:

- No me vuelvas a abandonar, dije a punto de llorar

- Te lo prometo, pero no llores porque me rompes el corazón, dijo abrazando más fuerte

- No sabes lo preocupada que estaba, no sabía dónde estabas y no contestabas mis llamadas, dije soltándome de su agarre

- Perdón por no contestar, ¿me perdonas?, dijo revolviendo mi cabello

- Te perdono, pero si te llegas a ir y no quieres hablar conmigo, solo basta un estoy bien y a donde te fuiste, y también si me compras un helado, dije acomodando mi cabello para después reír

- Está bien, lo prometo, dijo para después reír

- Muy bien, ya que hemos arreglado todo, te invito a desayunar, dije dándole una gran sonrisa

- Es un honor que usted me invite a desayunar señorita, dijo sonriendo también

Caminamos hasta al pequeño restaurante que solemos frecuentar en nuestros días libres, nos sentamos, pedimos y comenzamos a platicar de todos los temas que pasaran por nuestra cabeza, reímos y comimos mucho.

Después de terminar de desayunar continuamos caminando y hablado como si no nos hubiéramos visto en 2 años, hasta que llegamos al árbol donde él y yo celebramos mi cumpleaños, buscamos una banca y nos sentamos a observar a los niños que se encontraban ahí jugando, a esto yo dije:

- ¿te acuerdas cuando jugábamos así?, dije señalando a unos niños

- Claro que lo recuerdo, aún recuerdo a ese elfo de cabellos dorados que me obligaba a jugar a la pastelería

- Claro que no te obligaba, dije cruzándome de brazos

- Claro que sí, siempre me decía que jugáramos a eso y a cambio me dabas un helado, dijo cruzándose de brazos también

- Es un trato justo para mí

- Tienes razón, suena razonable, dijo sonriendo mientras descruzaba los brazos

- Te das cuenta que esos momentos era únicos, no teníamos problemas, salíamos a jugar sin que nadie se pusiera en contra y éramos muy felices

- Sí, todo era más sencillo, podíamos salir sin tener que esconderte para que nadie vaya a decir nada, ahora se volvió más difícil la vida, pero aún nos tenemos él uno para él otro.

- Tienes razón, eres el único gramo de mi vida que es feliz

Nos quedamos un rato más observando a los niños, hasta que me dijo que fuéramos por un helado, caminamos hasta la heladería, pedimos y nos sentamos a disfrutarlo, el había pedido de cookies and cream así que me dispuse a robarle la mayor cantidad de su helado porque es uno de mis helados favoritos, el mío era de chocolate con almendras, siempre que yo pedía este helado él le quitaba todas las almendras y siempre me dejaba sin nada.

Cuando éramos niños siempre eran esos dos sabores de helado, Emilio y yo, y hasta ahora todo sigue siendo igual, claro con algunos problemas detrás de nosotros, pero siempre juntos en las buenas o en las malas y en las peores, siempre estando a lado del otro mientras compartimos todo lo bueno que nos pasa, mientras creamos nuestras aventuras juntos.

Seguimos conversando y nos dirigimos otra vez al pequeño árbol donde me llevó aquella vez, esta vez ya estaba muy vacio ya que estaba comenzando a obscurecer nos sentamos debajo del árbol y nos quedamos en silencio, el se notaba muy nervioso y yo aún no me animaba a darle la carta, ese silencio no duro mucho, ya que al encender las luces del árbol, Emilio me dijo:

- Elizabeth, tengo que decirte algo muy importante, pero primero necesito que leas esto por favor, dijo dándome un sobre

- ¿Qué es esto Emilio?, dije confundida

- Es nuestra canción favorita, dijo un poco nervioso

Me dispuse a abrir el sobre para después tomar la hoja y abrirla, observé el contenido y me di cuenta que había traducido toda la canción que en algún momento prometí traducir, en el fondo siempre quise saber que decía y por fin descubrir porque es tan perfecta, después de quedarme perdida en mis pensamientos, Emilio me dijo:

- ¿En que estas pensando?, dijo confundido

- En nada, solo tonterías, dije para concentrarme en la carta

En ese momento leí todas y cada una de las palabras que esa canción decía y por fin entendí que esa canción era completamente nuestra y esos 20 cm de distancia de él y yo son para siempre. Al terminar de leer lo miré a los ojos y le dí una cálida sonrisa, a esta acción me dijo:

- Elizabeth ahora que leíste la letra, quiero decirte que me gustas desde hace mucho y siento que le gustas a cada célula de mí cuerpo, te amo con toda mi alma y por eso hoy te pido con todo mi corazón que me des el privilegio de ser la persona que te acompañe, apoye y ames, ¿puedo ser tú novio?, dijo mirándome a los ojos

- Claro que sí, dije al borde de las lagrimas

- Soy la persona más feliz del mundo, pero no llores mi niña, este lo digo con todo mi corazón, no hay nadie en este mundo que me guste más que tu, dijo dándome un abrazo

- Enserio agradezco en tenerte desde siempre en mi vida, tú también eres la única persona que me gusta desde que tengo 13




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