Elizabeth

Capítulo 1 (El Primer Aliento)

Mil años después de la guerra de Dioses (M.D.G.D)

 

En algún recóndito rincón del universo se encuentra ubicada la nación de DragonFall,llamado así por el hecho de que, en él, cayó el Dios supremo Dragón esta nación se conforma por cinco (5) pequeños pueblos; Jokavelo (La Capital) y los pueblos adyacentes: Caracolas, Las Ruinas, Cementerio y Los Cráteres.

 

Todos pasaban por tiempos difíciles después de la guerra y el caos surgente después de ella. Luego de plena batalla de dioses, habían quedado muy pocos sobrevivientes.

 

♪♫♪

 

Clare y Erick son una pareja que viven en Jokavelo. Clare, una hermosa mujer de veintiocho años, cabellos cortos que llegaban a su mentón de color rojo-naranja como un atardecer de verano, piel blanca y delicada bañada de muchas pecas, su mirada color plata dejaba a los hombres perplejos. Erick no fue la diferencia en caer rendido ante la belleza de Clare, él un hombre de treinta años, cabellos negros como la noche, ojos azules como el cielo despejado lo que le daba un contraste maravilloso con su melena oscura de gran altura y cuerpo musculoso.

 

Después de muchos años de amistad Clare y Erick deciden juntar sus vidas como marido y mujer.

 

Ambos ocupan una pequeña casa, la cual construyo Erick con gran esfuerzo, para que soportara los fuertes climas que se vivían en ese entonces, era sencilla, pero abarcaba sus necesidades en esos momentos de crisis. Tenían los almacenes y bóvedas subterráneas necesarios para guardar los alimentos, así sobreviviendo cada día, aferrándose en las noches para no sentirse perdidos en tan profundo vacío.

 

Tiempos difíciles existían en DragonFall, los almacenes no albergaban muchos alimentos, los superviviente de la guerra se veían obligados a realizar excursiones mensuales   Erick se prestaba para las mismas para conseguir comida sin embargo a Clare no le gustaba que su esposo se ofreciera para las mismas, cada mes después que su marido saliera de excursión rezaba a los dioses para que regresara con vida. Todos decían que la guerra supuestamente había acabado, pero nadie sabía que había pasado con exactitud, sólo quedaban rumores, leyendas ¿Estaban vivos los dioses? ¿Había dragones? ¿Qué sucedía más allá de Jokavelo y sus pueblos vecinos? Solo quedaban suposiciones, muchos afirman que en cada uno de los pueblos dormía un Dios y en Jokavelo el gran Dragón.

 

Con el pasar el tiempo y las pocas esperanzas que habían de sobrevivir en tales condiciones, los aldeanos decidieron rezar a algunos de los Dioses para sentirse protegidos ante tanta tragedia.

 

Muchos creían que estos dioses los protegerían de los males, sin pensar que en realidad ellos eran los causantes de todos sus malestares.

 

 

♪♫♪

 

 

(M.D.G.D / 28-Septiembre-3718 / Jokavelo)

Esta fecha marcaria por completo la vida de Erick.

       

Erick y Clare se encontraban en la sala de su sencilla casa, sentados en su desgastado sillón marrón en la oscuridad de la noche, frente a ellos crepitaban las llamas de la chimenea que Erick recién había encendido para apaciguar el frío del exterior que se filtraba. Ambos abrazados observaban las llamaradas, las cuales iluminaban sus rostros tenuemente, haciendo en ellos un contraste de sombras, viendo un punto en la nada en las llamas que crepitan.

 

— ¡Erick! — exclama Clare para llamar la atención de Erick que se encuentra concentrado en sus pensamientos y en las llamas frente a ellos.

 

En su interior Clare busca las palabras adecuadas para transmitirle la noticia a su esposo.

 

— ¿Dime? — responde el aludido a su mujer, mirando a su esposa con intensidad.

 

— Te tengo una bella sorpresa — dice ella emocionada.

 

¿Uhm? — Erick se encuentra confundido ante el comentario de Clare.

 

— ¡Estoy embarazada!

 

Erick conmocionado por la noticia que sería padre alza a Clare en brazos, la gira y entre besos le dice:

 

— Si es niña se llamará Elizabeth, si es niño se llamará Zalomon. Ella o él marcará una pausa en la tierra que nadie se esperará — asegura Erick como si supiera el destino que le espera al mundo.

 

— Elizabeth — dice como si fuera poesía —. Es un nombre hermoso.

 

Ambos ríen y lloran de alegría por la idea de ser padres.

 

 




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