(M.D.G.D / 18-Julio-3728 / Jokavelo)
Ese día sería el más recordado por Elizabeth y a su vez marcaria su vida.
Erick el padre de Elizabeth partía de Jokavelo con diez hombres de excursión, estas excursiones eran realizadas cada dos meses para conseguir los fantasmas de los pueblos arrasados, nuevas tierras, runas, recursos, objetos malditos o lo que pudieran encontrar a su paso que fuera de utilidad para la supervivencia.
Erick antes de su partida despidiéndose afectuosamente de su esposa Clare y de su primogénita Elizabeth, los dos amores de su vida. Con lágrimas rodando por sus ojos recordó que le tenía un regalo a la pequeña.
—Perdóname por tener que irme dos días antes de tu cumpleaños —dice Erick acercándose a Elizabeth—, eso no significa que no te tenga un regalo—le aclara—. De mi última excursión me conseguí esta extraña pero hermosa llave, no sé qué ocultara o que cerradura abra pero en ella se oculta un secreto que no puedo explicar.
Elizabeth recibe la llave y con una cuerda la amarra a su cuello haciendo referencia a un collar.
Erick con los ojos fuertes para no demostrar que estaba muy triste de dejar a su familia ahí. Un último abrazo le dio, besó a Clare y luego a Elizabeth en la frente y sin más nada que decir partió en su búsqueda.
(M.D.G.D / 19-Julio-3728 / Jokavelo)
Elizabeth se encontraba absorta contemplando la llave que le había dado su padre antes de su partida, ella ha pasado días enteros con mucha curiosidad, observando la llave y queriendo saber que secreto esconde detrás preguntándose que abre la llave.
Elizabeth tenía pocos amigos, los podía contar con sus dedos porque aunque todos la conocían pocos le hablaban. Los chicos del centro de estudio de su edad la tildaban de rara. A pesar de que ocultaban sus comentarios, Elizabeth siempre oía sus susurros. Los chicos estaban seguros de que ella tenía que ver algo con los Dioses.
Había rumores de que algunos dioses habían sobrevivido a la devastadora guerra y a la explosión consiguiente, sin mencionar que habitaban como humanos en DragonFalls.
Estos rumores no le preocupaban ni a Elizabeth ni a sus padres ya que venían de los niños, nadie les hacía caso. Aunque estuvieran en lo cierto.
Elizabeth sólo tenía una amiga "Charlotte", con ella paseaba a todos lados sin importar lo que sucediera. Normalmente estaban juntas ambas chicas, como si fueran hermanas. Cuando Charlotte no estaba con Elizabeth estaba con su abuela ya que con ella vivía, porque sus padres fallecieron en la atroz guerra.
Charlotte siempre llevaba consigo una bufanda color azul pastel con bordes negros, esto le recordaba a diario a sus padres por ello siempre la llevaba consigo. Le recordaba las últimas palabras que le dedicaron sus padres mientras el suelo a sus pies se separaba y su padre la empujaba para que se salvara, antes de su caída.
"Te amaremos por siempre"
Charlotte siempre recordaba estas palabras como si estuvieran grabadas en piedra en su cabeza. Jamás las olvidaría así como no olvidaría a sus padres.
Elizabeth vivía en Jokavelo uno de los tantos pueblos de DragonFalls. Este tenía algunos pueblos limitantes como: El Cementerio, Los Cráteres, Las Ruinas y La Caracola. Cada uno de estos pueblos estaba unido para apoyarse en tan fuerte época de caos. Cada uno de ellos contribuía con las pequeñas producciones que generaban ya sea de alimentos o recursos.
Fuera de estos pueblos nadie sabía que se encontraba más allá. Elizabeth siempre se preguntaba. — ¿Qué habrá más allá?; ¿Solo ruinas?; ¿Habrá pueblos como en DragonFalls?; ¿Habrá pueblos habitados sólo por dioses?; ¿Habrán más humanos vagando? — Esas eran algunas de las dudas constantes en la cabeza de Elizabeth, que aunque tan sólo tenía diez años su mente se hacía miles de preguntas, su madre —Clare— le repetía constantemente que sus dudas se debían a su edad que era normal que su cabeza tuviera miles de preguntas sin contestar y que al crecer desaparecerían, pero eso era algo que Elizabeth dudaba ella pensaba que las dudas sólo desaparecerían al ser contestadas, también se preguntaba si algún día sus dudas tendrían respuestas. Eso era algo que se planteaba constantemente.
(M.D.G.D / 5-Agosto-3728 / Jokavelo)
Explorar Jokavelo con Charlotte era el día a día de Elizabeth, era lo que hacía mientras esperaba el regreso de su padre.
Después de salir del centro de estudio Charlotte y Elizabeth fueron a jugar a las limitaciones de Jokavelo, siempre estaban Elizabeth y Charlotte, ninguno de los chicos de su edad se les acercaba por miedo a molestar a los Dioses.
Ambas niñas se dispusieron a jugar al "Escondite", ese era su juego favorito de entre muchos otros. Después de varias veces de esconderse Elizabeth dejo que Charlotte se escondiera.