Elizabeth

Capítulo 4 (La Cueva)

(M.D.G.D / 10-Agosto-3728 / Jokavelo)

— Elizabeth...Elizabeth, ya se acerca, los pilares—dice una voz misteriosa que resuena en su mente.

 

7:00 a.m.

Elizabeth se despierta de aquella pesadilla sin sentido empapada en sudor, con la respiración agitada y sin siquiera poder recordar nada más que esa misteriosa voz que hablaba advirtiéndole algo que le fue imposible entender.

Ese mismo día en la mañana. Se despierta definitivamente decidida en ir al centro de estudio, porque luego de los días inconscientes debido al accidente seguramente se había retrasado con los deberes es lo que piensa Elizabeth.

La niña se alista y de camino sólo puede pensar en la extraña voz que acudió a ella en plena madrugada en forma de pesadilla. Una y otra vez retumbaba en su mente aquellas extrañas palabras. Por algún motivo deseaba que su padre retornara lo antes posible, quizás el hecho era porque tenía un mal presentimiento y quería sentirse segura entre los enormes brazos de su padre el cual el susurraba al oído en esos momentos de temor que todo estaría bien.

 

 

En las clases la pelirroja se encontraba distraída incapaz de sacar las extrañas palabras las cuales se repetían constantemente en su mente, y en lo extraño del terremoto del cual fue víctima intentando identificar la voz. Era muy extraño que sólo se sintiera en las limitaciones de Jokavelo.

Ella decide esperar a salir del centro de estudio para regresar a donde tuvo lugar el accidente y así poder aclarar uno de los dos acontecimientos que consumían sus pensamientos impidiéndole concentrarse en nada más.

Horas pasaron mientras ella pensaba en el sueño que tuvo la noche previa en un intento de recordar algo más, sintiéndose intrigada por la extraña vos que los invadió y sin darse cuenta, el horario de clases finalizo, haciéndola dirigirse inmediatamente a las limitaciones de Jakovelo, justo al mismo lugar donde tuvo hecho el terremoto. Todo permanecía igual la única diferencias era que estaba sola y sin Charlotte.

En las limitaciones todo se encontraba como era de costumbre, el sol oculto, el clima era frío y la brisa polar acariciaba la blanca piel de la chica. La nieve cubría la tierra haciendo una mezcla entre blanco nieve y marrón tierra debajo de ella.

Observando la tierra toda separada donde hace unos pocos días Charlotte y ella habían caído, la abertura había desaparecido como por arte de magia y en su lugar había una enorme piedra con una escritura tallada en ella.

La chica se acercó un poco más para poder detallarla y saber su contenido, pero al acercarse más noto que la escritura era totalmente extraña, algo que jamás había visto con anterioridad. Haciendo memoria Elizabeth se dio cuenta que la roca no estaba ahí anteriormente o simplemente nunca antes había notado su presencia a pesar de haber pisado el suelo de esa zona un millón de veces anteriormente.

Omitiendo el hecho de la aparición de la roca, la chica se enfocó en la escritura que había en ella, sorprendiéndose porque a los pocos minutos pudo darse cuenta que los jeroglíficos en ella eran de una lengua antigua casi muerta y que podía comprenderla a la perfección como si la hubiera estudiado con anterioridad, pero ella estaba segura de que era la primera vez que veía esa lengua que quizás estuviera muerta.

Elizabeth leyó para sí misma un par de veces lo que decía la roca mientras recorría delicadamente con sus níveos dedos cada una de las letras.

 

"El anochecer arderá con la caída de las estrellas"

 

A pesar de que podía leer perfectamente la escritura no podía descifrar el significado de las mismas. En absoluto, pero aun así sentía un temor latente de las cosas extrañas que se estaban desenlazando, repasando una vez más los hechos, Elizabeth de repente escuchó un ruido y por instinto o quizás por el temor contenido y el que empezaba a sentir en ese preciso momento se escondió en las grandes piedras de las limitaciones del sur de Jokavelos esas que lo separaban de las Caracolas, esas mismas donde hace algunos días atrás jugaba al "Escondite" con su amiga Charlotte.

La chica escondidas en las enormes rocas que la tapaban a la perfección dirige la mirada fuera, visualizando a una mujer y un hombre a los cuales no puedes distinguir más que su altura exuberantemente grande, ambos entran en una cueva cercana que se formó de rocas y la cual inesperadamente se encuentra cercana al escondite de Elizabeth.

La curiosidad que invade el cuerpo de la chica es más grande que el miedo que pueda sentir hacia los dos desconocidos haciéndola acercarse a la cueva sigilosamente para que no notaran su presencia.

Al llegar a la entrada de la cueva no se atreve a entrar debido a la oscuridad que la inunda, sin siquiera poder distinguir con detalle quienes eran aquella mujer y el hombre que la acompañaba la chica se limita a escuchar.

— Debemos ocultar bien esto hasta que pase la profecía una vez anunciada—su corazón da un vuelco al escuchar la frase.




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