Desde aquella tarde, no volví a ver a Connor. Me mandó una carta en la que se disculpaba por el viaje que debía hacer antes de nuestra boda. Estaba decepcionada pero también pensaba que lo volveré a ver el día de nuestra boda.
Llegó el día. Ya estaba vestida. Mi vestido tenia una tela por encima del corsé que tapaba mi pronunciado escote y desde la cintura hasta abajo una amplia falda con bordados y pedrería en el lado derecho de la falda. El vestido no tenia cola pero si tenía el velo de 3 metros cuya cola debía ser llevada por los niños invitados a la boda. La tiara estaba cubierta por el velo, pero cuando tuviera que quitármelo la dejaría al descubierto.
Mi peinado era un moño rodeado de una trenza dejando en todo momento libre el flequillo que tenía.
Salí de mi habitación y baje las escaleras, donde se encontraban mis padres. Mi padre me llevaba al altar y mi madre iría 2 pasos por detrás de nosotros,tal y como indicaba el protocolo .
Fuimos andando a la pequeña iglesia que teníamos en el lado izquierdo de mi casa y entramos.
Los nervios se apoderaron de mi, al verlo ahí en el altar junto a otro hombre que me era familiar.
Connor con su kilt azul y la espada en el lado derecho.
Dejé de fijarme en mi futuro marido cuando aquellos ojos negros me miraban con cierto descaro. Quién era??
Mi padre posó mi mano en la de Connor, me dio un beso en la frente y se fue a sentarse. Mi madre hizo lo mismo.
- Elizabeth? Me miró Connor
- Si? Pregunté y todos me miraron sorprendidos
- Lady Elizabeth, los nervios pueden con usted. Le estaba preguntando si acepta al Duque de Belfast en sagrado matrimonio.
- Si quiero, dije antes de dejar al cura terminar
- En el nombre de Nuestro Señor os declaró marido y mujer. Puede besar a la novia.
Connor levantó mi velo y posó sus labios sobre los míos en un beso muy sencillo. Los aplausos y los vítores de la gente nos hicieron saber de qué era hora de celebrar nuestra alianza.
Nos dirigimos a la entrada de la casa,ya que al ser verano podríamos celebrarlo fuera. Mis padres dieron orden de montar unas carpas y decorarlo todo con flores blancas.
Ahí nos encontrábamos Connor y yo,agradeciendo a aquellos que fueron a felicitarnos.
- Connor, enhorabuena hermano, dijo aquel hombre cuya mirada me atrapó cuando lo vi en el altar al lado del que ahora era mi marido.
- Gracias, te presento a la belleza que todo esté tiempo me trajo loco
-Lady Elizabeth,recien estrenada Duquesa de Belfast
- Veo que usted si conoce mi nombre,pero yo no tengo el placer de conocerlo señor, dije confundida tal y como Connor se encontraba ahora mismo
- Soy Duncan señora, Connor y yo somos primos y algunos veranos coincidimos en casa de mi tía, su madre.
Me quedé sorprendida,aquel niño se había convertido en un hombre muy apuesto. Aquel niño que me enseñó a montar, a nadar y a tirar con el arco,ya era todo un hombre. El mismo joven al que espere cada noche y cada día, era ahora un hombre muy distinto al niño que no volví a ver.
- Duncan, nos volvemos a encontrar.
Le abracé,echo que escandalizó a mi marido.
- Elizabeth, me llamó la atención
Perdona Duncan, a mi mujer le debo explicar como se debe comportar con hombres que no son su marido.
Me cogió de la mano y me llevó en el bosque,teniendo siempre cuidado de que nadie nos vea.
- Nunca más Beth, nunca más vuelcas a hacer eso con ningún otro hombre
Se acercó y me beso como nunca lo hizo nunca y según aumentaba el ritmo de su beso su mano iba subiendo por mi pierna, debajo del vestido.
Debía parecer una mujer inocente, virginal pero no lo era. Conocía hombre,lo que era estar con uno en la intimidad, pero eso nadie lo sabía.
-Connor hazme tuya, le pedí entre gritos de placer.
- No Beth, aquí no