Una mañana de otoño,llego una misiva del Rey. Todos los caballeros debían presentarse ante el.
Duncan trajo esa misiva y también nos informó de su viudez.
- Como que has enviudado? Le dije
- El parto a Carla se le retrasó un mes,el médico decidió provocarselo y murió
- Y el niño?
- Murió también con ella.
- Beth, eso no nos ocurrirá a nosotros. Dijo Connor acariciando mi vientre posesivamente
Connor pensaba que Duncan volvía a ser una amenaza para el. No se daba cuenta de que tendríamos un hijo en común,algo que nos uniría de por vida,mas que el amor.
- Antes de morir lo reconoció todo. Dijo Duncan
- Que paso? Preguntó mi marido
- Un sirviente fue el culpable. La deshonro y se fugó,por lo tanto no soy viudo,soy un hombre engañado que sin hacer nada cumplió por otro. Mi matrimonio se anuló antes de morirse ella y su hijo se enterró como un bastardo. Ni siquiera quiso ponerle nombre o abrazarlo.
- Señores, yo no me encuentro bien y me marcho
Connor se quedó con Duncan hasta después de cenar que subió a la habitación.
- Cuando os marchais ?
- Pasado mañana,pero no te preocupes cariño, la Reina ya estará aquí mañana y no te quedarás sola.
- Dime por que os llama el Rey.
- Estamos en guerra. Seguramente sea para unirnos y luchar.
- No puedes hacer eso. No estarás conmigo el día del parto y no verás a tu hijo.
- Cariño, a mi vuelta tendré todo el tiempo del mundo,pero ahora mismo debo acudir a su llamado.
- Cuídate por favor
- No te preocupes mi señora. Cuidaré de mi y de Duncan. Se que no lo has olvidado.
No contesté a esa afirmación, era verdad. Duncan seguía siendo dueño de mi corazón, aquel al que nunca olvidaré.
Por la mañana temprano llegó la Reina,dice que el Palacio no era un buen sitio para vivir. Los hombres adelantaron su viaje. Connor se despidió de mi con mucho pesar,daba la impresión de que no lo volvería a ver nunca.
Cuando le tocó a Duncan despedirse,se acercó a mi,agache la cabeza ya que lágrimas brotaron de mis ojos.
- Duquesa, no lloré. Recordadme siempre con una sonrisa
- Duncan....
Pero antes de hablar se fueron.
La Reina me obligó a entrar en casa.
- No te preocupes cariño,tu marido volverá
- También deseo que vuelva Duncan,le contesté
- No lo has olvidado Beth?
- No
- El a ti tampoco. Me gustaría que algún día pudiérais estar juntos pero no se como hija mía.
Todos los días paseabamos por el jardín,con los perros o estábamos en el invernadero que había plantado flores. Así llegó el último mes de embarazo y con ello la pesadez, las lágrimas y el miedo a lo desconocido.
La Reina decidió ver el pueblo y me vestí para salir. Nos subimos al carruaje y nos marchamos .
- Hoy veo que tienes mejor cara Beth
- Me encuentro mejor que los últimos días
- Me alegro hija, y no sabes cuánto.
Paseamos por las calles del pueblo y comprando algunas cosas del pueblo.
Un dolor me atravesó y no podía estar de pie. Los guardias reales me cogieron en brazos,me llevaron al carruaje.
La Reina estaba corriendo detrás de nosotros dando la orden de llevarnos a la mansión.