Nos marchamos a la cama, pero esta vez Duncan durmió conmigo junto a los niños. No es que le invitara a mi cama si no que entró. Me hizo el amor como nunca antes lo habíamos hecho. Llegó el final donde tuvo que taparme la boca para no despertar a los pequeños.
Maria llevaba razón, lo había perdonado. Como no hacerlo si era mi vida, era el único amor, mi verdadero amor y el padre de mis hijos.
-Vamos todos a despertar a mamá con cosquillas, escuché decir a Duncan, así que me hice la dormida.
Poco a poco notaba como mis hijos subían a la cama riéndose muy flojo y unas manos que me agarraron los pies para hacerme cosquillas.
-Mami, mami te hacemos mas cosquillas? preguntó Sofia.
-No cariño, está bien, me habeís echo muchas. Guardad para mañana.
-Estoy muy feliz, dijo Duncan, sentándose junto a mi y mirando a los niños.
-Y yo también estoy feliz de que has vuelto. Te echaba de menos. Le besé en la mejilla mientras escuchaba el " puag" de Sofia y Jorge.
-Venga, vamos todos a desayunar. El que llega el último desayuna fruta y leche, no tarta. Les dijo Duncan a los niños, que salieron corriendo hacia el salón.
-Quiero que seamos esta familia para siempre.
-Yo quiero hacerte mia otra vez.
3 MESES DESPUÉS
-Niños, oléis mucho a caca, habéis estado con los caballos? pregunté aguantándome las ganas de vomitar.
-Si mamá, ayudamos a limpiar la cuadra de tu caballo,contestó Sofia.
-Por Dios, que tenéis 5 y 2 años. Veros a bañar ahora mismo.
-Que tanto revuelo? preguntó Duncan.
-Los niños que huelen a heces de caballo. Duncan ayúdame a subir, me estoy mareando.
El no me ayudó, me cogió en brazos y en un abrir y cerrar de ojos estaba en mi cama. Fue todo tan rápido que mi estómago decidió eliminar todo lo que tenía dentro.
-Eres un inconsciente, gritó Maria al entrar en la habitación. Duncan como la pones en tal peligro?
-Que dices Maria? Solo me ha sentado algo de la comida mal, dije yo.
-Estas embarazada de este demonio hija.
-Embarazada? pregunté ilusionada
-Si cariño, lo siento muchisimo. A mi me lo dijo ella.
-Que pasa? Por que lo sientes? No os alegráis, pregunté decepcionada al ver a Duncan marcharse.
-Beth, eso supone tu muerte. No nos podemos alegrar.
-Mi muerte no Maria. Estoy llevando un bebé en mi vientre por Dios. Es tu nieto, no es ningún monstruo.
-Elizabeth, dijo Maria con firmeza. Ninguna humana se libró de un embarazo. Mueren antes o después del parto.
-No hay otro medio?
-Matarlo, provocar su muerte, dijo ella.
-No, mi bebé vivirá y yo también para verlo crecer.
Ella siguió intentando hacerme entrar en razón pero no renunciaría a mi bebé, de ninguna manera. La invité a marcharse de mi habitación y me quedé sola llorando y acariciando mi vientre.
-Perdóname Beth, lo siento tanto mi amor. Es mi culpa.
-No lo sientas, es nuestro bebé.
-Cariño, de ahí saldrá un monstruo.
-Duncan, por muy futuro Rey que seas, ni se te vuelva a pasar por la cabeza decirles tal cosa a mis hijos.
-Beth, lo siento pero debes elegir entre tu vida o el niño.
-El niño, siempre será el niño.
-Pues lo siento cariño, que sepas que te quiero.
-Yo también te amaré siempre Duncan.