Los días siguientes fueron un caos. Muchos Reyes y príncipes, duques y condes hicieron acto de presencia.
Algunos se encontraban cerca, y se marcharon para volver el día de la Coronación, otros cuyas tierras eran lejanas decidieron esperarse.
Llegó el dia. Nos encontrábamos en la Catedral donde el mismo Papa nos coronaba.Hicimos nuestro juramento y ahora nos debían poner la Corona con la que saldríamos a saludar al pueblo.
Tal y como nos encontrábamos tras los últimos acontecimientos, decidimos reunir a todos aquellos que quisieran ir al palacio. Saldríamos al balcón a saludar.
Fue un día muy largo. Menos mal que mañana todo volvería a la normalidad. Todo el mundo se marcharía por la mañana.
-Por fin en nuestra habitación.
-Si Beth, yo también necesitaba descansar.
-Duncan cuando vendrán los niños?
-Más adelante Beth, debemos hacer muchas cosas.
-Echo de menos a mis pequeños Duncan.
-Lo se Elizabeth, lo se, pero ahora no podemos.
Tras esa conversación pasaron tres semanas. Una mañana decidí despertarme antes que nadie y dar la orden de preparar todo. Me marchaba.
-Donde vas Elizabeth?
-Duncan, que haces despierto?
-Pregunté yo primero.
-Me marcho a casa de mis padres. Voy a ver a mis hijos.
-Abandonas?
-No abandono, voy a ver a mis hijos. Mi marido se pasa el día encerrado a todas horas en un despacho y yo tomando té con señoras mayores que solo quieren ganarse el favor de la Reina.
-No hay una tercera vez. Esta es la segunda y la última vez que te marchas.
-Bien, si así lo deseas. Hasta luego Duncan
Salí decidida del Palacio. Me quitaron a mis hijos y mi marido ya no es el mismo. Era lo mejor, salir de aquí. Unos días después de estar ahí en la casa que compartíamos Duncan y yo, bajo mi padre de una carroza que acababa de llegar.
-Majestad, se inclinó delante de mi
-Papá, dejate de tonterías y abraza a tu hija.
Fue un abrazo reconfortante. Uno que hace mucho tiempo necesitaba.
-Donde están mis hijos?
-Cariño, es un camino muy largo. Venía a por ti. Vuelve acasa.
-Por qué todo sale tan mal papá¿
-La vida es así cariño,ven a casa con tus hijos.
Tal y como tenía pensado al salir del palacio, antes de desviarme del camino, me fuí con mi padre. Me llevé solo a los guardias y a una doncella. Los demás volvieron a palacio. Estuve todo el camino durmiendo. Solo despertaba cuando parábamos a comer.
-Cariño, hemos llegado. Despierta.
-Papá mira mis pequeños, y mamá
Bajé corriendo a abrazarlos y darles todos los besos que este tiempo no pude. Estuve mucho tiempo jugando con ellos delante del fuego de la chimenea, hasta que muy cansados, los llevé a dormir. Cené con mis padres. Les debía una explicación.
-Abandoné el palacio. Duncan no es el que era y su madre estaba insoportable antes de morir, ahora ya......
-No has hecho bien hija, dijo mi madre.
-Mamá, solo quería un matrimonio como el vuestro, en una casa cualquiera. Poder disfrutar de mis hijos.