¿Te ha pasado alguna vez que alguien te mire como si fueras mejor de lo que crees?
A mí sí.
Y lo odio.
Porque no me lo merezco.
Ella... Ella tiene esa maldita costumbre de mirarme como si yo no fuera un idiota que aleja a todo el que se le acerca. Como si detrás de esta cara seria, de sarcasmo constante, hubiera alguien que vale la pena. Spoiler: no lo hay.
Pero claro, intenta explicárselo a esa estúpida sonrisa suya. A esos ojos grandes que no se cansan de buscar el lado bueno de las cosas. A esa voz que baje el tono cada vez que me dice "no estás solo, aunque no quieras admitirlo"
Desde el primer día me cayó mal.
Porque no me gustó que me gustara.
Y desde el segundo... Bueno, desde el segundo día ya estaba jodido.
Ella es de las personas que da sin preguntar. Que se ríe como si el mundo no fuera cruel. Qué te toca el brazo cuando habla contigo. Que no sabe odiar, ni jugar sucio.
Y yo...
Yo soy el imbécil que se burla de todo eso porque me da miedo. Porque me rompen. Porque nunca supe cómo se responde una caricia que no busca nada a cambio.
Pero aquí estoy, escribiendo esto porque no tengo otra forma de hablar de ella sin parecer patético. O sin querer besarla.
Y eso sí que no.
Porque yo no me enamoro.
¿Cierto?