Ella: a través de mis ojos

ME ENAMORÉ… UN POQUITO MÁS

Después de una noche como la del sábado, uno pensaría que el corazón se le calmaría.

Pero no.
Nada que ver.
Seguía hecho un desastre.

No pude dormir bien el domingo. Revivía una y otra vez cada segundo: su cabeza en mi hombro, su voz temblorosa hablando de su papá, sus labios, ese piquito tierno antes de entrar a su casa... y sobre todo, su risa nerviosa que me perseguía como si la tuviera grabada en los tímpanos.

Y ahora estaba ahí.
En la entrada del colegio.
Con su mochila a medio colgar, ese peinado desordenado con intención, y los labios rosados mordiéndose a sí mismos como si tuvieran un secreto que no querían soltar.

La vi antes de que ella me viera.

Y cuando por fin cruzamos miradas…

Se sonrojó.
Obvio.
Y sonrió.

Pero no fue una sonrisa cualquiera. Fue esa sonrisa que intenta esconderse, esa que uno se muerde porque sabe que si la suelta, lo delata.

La vi taparse la boca con la mano.

Y no lo pude evitar.
Le lancé una de esas miradas.
Un poco pícara. Un poco arrogante. Muy mía.

Isa bajó la cabeza, riéndose solita, como si le hubieran dicho un chiste en secreto.
Y yo me sentí más orgulloso que si hubiera metido un gol desde media cancha.

Durante toda la mañana, cada vez que cruzábamos miradas antes de clase, ella desviaba los ojos al segundo… pero no sin antes mostrar esa carita de niña que acababa de romper una regla por accidente.

Y yo, bueno… yo me la quería comer a besos otra vez.

Pero tranquilo.
Como si nada.
Porque si algo aprendí es que ella se mueve al ritmo del corazón, y ese ritmo a veces es suave. Y eso está bien.

Primer descanso.

Ella estaba con su grupo de siempre, charlando, riendo, fingiendo normalidad.

Pero yo ya no podía con las ganas.
Así que me acerqué.

—¿Vienes? —le dije sin rodeos, como si no estuviéramos en medio del colegio y como si el sábado no hubiera pasado lo que pasó. Como si solo fuéramos Isa e Ian. Punto.

Isa me miró. Le temblaron un poco las pestañas.
Y por un segundo pensé que diría que no, por vergüenza.

Pero no.

Se levantó.
Agarró su termo con agua.
Y caminó a mi lado con una sonrisa chiquita, sin mirarme mucho.

Y en el camino… me lanzó una de esas miradas rápidas.

Como quien quiere mirar sin ser atrapada.

—¿Todo bien? —le pregunté, sin dejar de observarla.

—Sí, sí… todo —dijo con una vocecita aguda que traicionaba cada una de sus sílabas.

Nos sentamos en un rincón del colegio donde casi nadie va, un lugar cálido con algo de sombra y una brisa suave que parecía querer participar en el momento.

Ella jugaba con los dedos sobre su regazo.
Yo la miraba, sonriendo, sintiéndome demasiado fuera de control… pero feliz.

Segundo descanso.
Otra oportunidad.

Esta vez, ella ni siquiera esperó a que yo dijera algo.

Me buscó con la mirada.

Como si estuviera esperando que la sacara de su grupo, como si fuera inevitable que estuviéramos juntos.

Y lo hicimos.
Caminamos esta vez, no hablamos tanto.
Pero nuestros pasos iban al mismo ritmo.

En un momento, su hombro rozó el mío.
Y ella, en vez de disculparse, sonrió.

—¿Te puedo preguntar algo? —le dije de repente.

Isa levantó las cejas, nerviosa.

—¿Qué?

Me giré un poco, solo lo suficiente para que nuestros ojos se encontraran sin que los demás notaran nada.

—¿Quieres ir conmigo al cine mañana?

Su boca se entreabrió.
No dijo nada al principio.

Bajó la mirada al piso. Se acomodó el cabello. Volvió a mirarme… y bajó la mirada otra vez.

Y ahí estaba. La sonrisa.

Esa sonrisa que me rompía el pecho en mil pedazos.

—Sí —susurró.

—¿Sí qué?

—Sí quiero ir, idiota. —Soltó una risita tan chiquita que apenas si la escuché—. Pero no me mires así, que me da pena.

—¿Así cómo?

—Así de… intenso. Como si supieras lo que estoy pensando.

Y sí.
Lo sabía.

La veía tan nerviosa y tan feliz, como si su alma estuviera brincando adentro, gritando cosas que su boca todavía no se atrevía a decir.

Y no sé si ella lo notó, pero en ese momento me enamoré un poquito más.

Y eso, sí que da miedo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.