"Y lo mejor de todo eso es que... ahora eres mi esposa."
"Nunca pensé que terminaría contando mi historia de amor frente a una cámara.
Pero aquí estoy.
Sentado, con el corazón lleno, con una sonrisa idiota que no me quito ni aunque lo intente, y con una pantalla frente a mí que sé que en unas horas estará frente a ella.
Isa.
La niña con la sonrisa más sincera que he visto.
La adolescente que no dejaba de mirar mis labios como si fueran su pecado favorito.
La joven que me enseñó a querer como jamás creí poder.
Y hoy... la mujer que está a punto de ser mi esposa.
Sí.
Toda esta historia que tú (sí, tú, la de los ojos grandes y brillantes) acabas de ver, fue para ti.
Cada capítulo.
Cada palabra.
Cada metida de pata.
Nunca quise ser cursi.
Tampoco quería hacer esto frente a todos, pero...
cuando alguien me preguntó cómo pensaba escribir mis votos, supe que la única forma de hacerlo bien era contando nuestra historia.
Porque lo que tú y yo vivimos, Isa, no fue una historia cualquiera.
Fue nuestra historia.
Llena de tropiezos, silencios incómodos, miradas eternas, cartas escondidas, miedos no dichos, y de esa risa tuya que me hacía olvidar todo lo malo del mundo.
Fue un proceso.
Una transformación.
Me acuerdo de ti el primer día que te vi.
Apoyada en ese rinconcito del colegio como si pertenecieras a otro mundo.
Con esa mirada que decía tanto y tan poco.
No supe que me ibas a cambiar la vida.
Pero ahora lo sé.
Ahora, mirando atrás, entiendo que desde ese instante, todo empezó a moverse hacia ti.
Pasamos de no hablarnos, a entendernos sin palabras.
De tirarnos indirectas, a decirnos cosas en voz bajita para que nadie más escuchara.
De evitar mirarnos... a no poder dejar de hacerlo.
Fuiste mi caos, Isa.
Y también mi paz.
Fuiste el susto más bonito que he sentido en la vida.
Y ahora, años después, eres mi certeza.
Hoy, mientras tú estás sentada viendo este video, probablemente con una sonrisa nerviosa y tus deditos jugando entre sí como siempre haces, yo estoy allá adelante, parado en el altar.
Con el corazón a punto de estallar.
Con las manos sudando.
Con el alma bailando.
Esperando verte caminar hacia mí con ese vestido que aún no he visto, pero que sé que te hará ver como todo lo que siempre soñé.
Este video se va a cortar en unos segundos.
Y cuando lo haga, yo voy a estar mirándote.
No como ese niño arrogante que no sabía cómo amar.
Sino como el hombre que aprendió contigo que el amor no es perfecto, pero sí es real."
𓂃˖˳·˖ ִֶָ ⋆💐⋆ ִֶָ˖·˳˖𓂃 ִֶָ
El video se corta.
La pantalla se apaga.
Las luces del salón se iluminan un poco.
La música suave vuelve a sonar.
Y yo, Ian, estoy aquí, de pie en el altar, con el corazón desbordado, viendo cómo Isa se limpia una lagrimita con disimulo mientras sonríe mirando la pantalla que ahora está negra.
Ella se voltea hacia mí.
Y en ese segundo... todo el mundo se desvanece.
Solo somos ella y yo.
La Isa que me cambió la vida.
La Isa que aún tiembla un poquito cuando se emociona.
La Isa que ahora camina hacia mí, con su vestido blanco, con su mirada llena de amor, con esa misma ternura intacta que me enamoró.
Y yo, que alguna vez creí que no sabía amar, ahora sé que amarla a ella fue la cosa más natural que me salió en la vida.
Isa sonríe.
Yo suspiro.
Y cuando por fin la tengo enfrente, le tomo las manos temblando un poco.
-¿Y ahora? -me susurra ella bajito, nerviosa, con los ojos cristalinos.
-Ahora... -le respondo- es para siempre.
Y lo digo en serio.
Porque después de tantos días escribiéndote con gestos, palabras, silencios, errores y besos...
hoy quiero escribirte una vida entera.
Fin.