Ella...

Ella...

Empieza un nuevo día, lo cual es una tragedia para ella. Se levanta de su cama e inicia su rutina matutina. Se da una ducha, se pone su uniforme, se peina y se cepilla los dientes.

Sale de su habitación llevando su mochila en la mano arrastrándola, iba directo a la salida de su casa cuando una voz le hizo detenerse.

- ¡Basura! - Al escuchar ese "apodo" se dio cuenta de que le hablaba su hermano, dos años mayor que ella. - ¿Hiciste mi tarea como te lo ordené?

- No pude hacerla. - Susurró ella bajando la cabeza. - Esos temas aún no los he visto, así que...

No pudo terminar al ver a su hermano levantarse de la silla en donde estaba, se dirigía hacia ella. Lo único que se escuchó fue un sonido sordo en toda la casa.

- ¡¿Crees que a mi me interesa si has visto esos temas o no?! - Su hermano esta completamente furioso mientras ella aguantaba las ganas de llorar mientras soñaba su mejilla. - ¡Tienes que hacer mi tarea! ¡Si no la haces hoy te va a ir peor!

Ella asintió temblando y salio casi corriendo de la casa para dirigirse a la escuela.

Al llegar a su salón se sentó en una de las bancas de al fondo, esperando que no llegarán sus compañeros, pero para su mala suerte todos ellos asistieron ese día. Cuando empezaron a llegar ella bajó la mirada pudiendo apreciar todos los rayones que le habían puesto en su banca:

"Tonta" "Estupida" "Idiota"

Estos y más insultos mucho más fuertes estaban en su banca. Se quedó viendo todos los insultos hasta que sintió como una mano agarraba su cabello y empezaba a jalarlo con fuerza haciendo que ella alcé la mirada.

- A si que decidiste asistir. - Una de sus compañeras le estaba jalando el cabello con una mirada burlona cargada de odio. - Al parecer te gusta ser agredida.

- Aparte de machorra, masoquista. - Otra de sus compañeras se burlaba. - Eres una maldita basura anormal.

Intentaba aguantar las lágrimas que sus ojos sostenían, pero no pudo aguantarlo más y empezó a llorar.

- ¡La estúpida esta llorando! - Aviso su compañera a sus demás compañeros y estos empezaron a reírse de ella, haciendo que empezara a llorar mucho más. Paso unos minutos y ella seguía llorando, pero su compañera ya se había hartado de eso.

- ¡Cállate, mocosa! - Le jalo aún más el cabello, hasta que una idea se le cruzó por la mente. Rápidamente se dirigió a otra compañera - Pasame unas tijeras.

Se las pasó sin dudar, la compañera agarro fuerte el cabello de la protagonista y empezó a cortarlo como si de papel se tratase. Ella al darse cuenta de que le estaba cortando el cabello intento irse, pero otra de sus compañeras la agarro impidiendo que se marché.

Un rato después, al haber llegado la profesora, se podía apreciar a una chica triste que tenia el cabello mal cortado un poco arriba de los hombros. La profesora no le tomó importancia e inicio su clase.

Tiempo después suena la campana anunciando el receso, ella salía a toda prisa antes de que sus compañeros la siguieran molestando. Se escondió atrás de el edificio de dos plantas de su escuela. Ahí nadie la había visto hasta el momento; así que ella lo tomo como un refugio ante todas las personas que le maltratan y se ríen de ella.

Empezó a comer su sándwich que tenia guardado en el bolsillo del uniforme, sentía una pequeña paz en el lugar donde se encontraba. Pero ese gusto no duro mucho tiempo porque sintió como agua helada era echada en ella, miro hacia arriba viendo a dos de sus compañeros con una cubeta en mano riendo a carcajadas. Ella se quedo inmóvil, viendo como los chicos ya paraban de reír para empezar a decirle de groserías.

- ¡Eso te pasa por anormal! ¡Por ser una enferma! ¡Ya mataté! ¡Nadie te quiere! ¡Sólo eres un maldito error! - Los compañeros empezaron a decirle estas y más frases hirientes. Ella escuchaba con atención mientras cada frase destruía cada vez más su corazón.

Segundos después ella se estaba retirando de ese lugar mientras que su compañeros le seguían insultando.

- ¡Eso es! ¡Largate marimacha! ¡Aléjate de nosotros, no nos vayas a pegar lo raro!

No podía soportar estar mas tiempo en su instituto, salio de ahí por el estacionamiento de directivos y profesores.

Se dirigía a su casa caminando a paso lento. Al llegar vio que nadie estaba lo que le hizo un poco feliz, pero esa pequeña felicidad no duraría mucho.

Al haber llegado a su habitación para poder cambiarse sonó que alguien abría la puerta y la azotaba con fuerza. Ella escondió su mochila en el armario para después esconderse debajo de la cama. Escucho como alguien subía las escaleras y abría su habitación, ella se tapó la boca intentado no hacer ningún tipo de ruido.

- ¡Maldita sea! ¡¿Donde esconde el dinero está niña?! - Ella al escuchar esa voz se dio cuenta de que se trataba de su progenitora, la cual estaba completamente borracha. - Esa maldita mocosa para lo único que me sirve es para que pague mis chupes... Algún día la echaré de la casa, no la soporto... Es un maldito estorbo para mi, si no me hubiera embarazado no la hubiera tenido. - Se escuchaba como cajones eran abiertos y tirados por doquier. - Pobre de mi niño que tiene que estar soportando a esa idiota, mejor la hubiese abandonado cuando nació.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.