La tarde es fría y estoy sentado en el parque, no puedo dejar de verla. Es una joven muy hermosa de apariencia tímida y dulce. Se acomoda su ondulado cabello castaño detrás de la oreja. Su vestimenta parece ser estudiadamente elegida, tiene puesto un sombrero rojo y un abrigo del mismo color que hace resaltar su blanca palidez y el color verde de sus ojos.
La joven es demasiado perfecta, no puedo dejar de verla, ella levanta su mirada y se cruza con la mía, se sonríe. ¡Por dios, que hermosa sonrisa! Sus dientes son perfectos y se le forma un pequeño y sexy hoyuelo. Tiene algo de picardía cuando se sonríe, es una coqueta total.
Me obsesiona verla allí frente a mí, es demasiado bella, como una muñeca de lujo. Pues lo tiene todo, carisma, belleza, actitud y elegancia. Ella sabe que la estoy observando y exagera aún más su pose coqueta frente a mí. Impone su belleza, pues nobleza obliga.
Intento desviar mi mirada de ella y ver otras cosas u otras personas, pero me es imposible, la joven es hipnótica, su presencia es muy cautivadora. Es tan bella que hasta me produce envidia, me produce celos, quisiera ser ella.
A su lado está él, su novio Felipe, el típico novio ejemplar, todo un novio de película. Pero lo que no sabe ella, es que cuando la deja, se viene conmigo, me besa, me desea y arde mucho más de pasión, mucho más que cuando está con ella.
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Editado: 10.10.2018