--¿Qué…? —Dijo instintivamente Ricky, teniendo su mirada fija en el rostro de Sally.
Eran las 1:30 PM en estos momentos. Usualmente, al bajarse del bus, los dos iban directamente a casa de Ricky, donde, en caso de estar su madre presente, almorzaban juntos y después Sally iba directamente para su casa. En esta ocasión, Sally proponía algo distinto, y lo hacia mientras su cabello se ondeaba por el viento, sumado a la sonrisa que tenía en su rostro. Ricky, por su parte, estaba en blanco. No tanto por la propuesta de su amiga, sino con ella misma…
--Se que recién empieza la tarde, pero antes te lo he dicho ¿No? Hoy habrá lluvia de estrellas, así que ¡Vamos a verlas juntos! —Explicó Sally la situación
Ricky puso una cara que decía que se estaba preguntando que iban a hacer en seis horas, pues la dicha lluvia de estrellas empieza, según los pronósticos, a las siete de la noche. Sally, de hecho, amagó con pincharle la mejilla a Ricky, a lo que este, por reflejo, intentó hacer lo mismo, sin éxito alguno. Sally analizó la cara de su amigo, que expresaba lo descrito anteriormente. Ante esto, Sally habló:
--Ricky, no te preocupes por nada… ¡Tu super amiga sabe que hacer en estas horas, tanto así que no notaras el tiempo!... Oye ¿Por qué esa cara?
--Solo me estoy preguntando si voy a sobrevivir—Dijo el brutalmente honesto Ricky
--¡Vamos! Ya le avisé a tu madre y todo, simplemente disfruta el día y la lluvia de estrellas—Expresó Sally su intención
--…Está bien—Dijo Ricky, completamente derrotado, no es que pudiera llamar a su madre, no tenía teléfono. Punto para Sally
Al final, Sally le volvió a pinchar su mejilla, esta vez de verdad.
El primer destino de la dupla era un centro comercial que quedaba no muy lejos de su parada, así que se fueron caminando mientras charlaban cosas triviales, sin importancia. Salieron temas como “El corte de cabello de Sally”, pues antes lo tenía largo y después se lo cortó hasta un poco pasado de los hombros
--Supongo que quería verme mas linda ¿No te parece?
--Supongo que si—Respondió Ricky
--Sigo sin creerme que no me hayas reconocido, ni que te fuera mandado una foto halagando mi elegante cabello largo—De hecho, eso sí pasó, cosa que provocó que Ricky mirara a su amiga confundido
--Literalmente hiciste eso. Además, tenia un texto que decía “Viva el pelo largo” o algo así—expuso Ricky
--Vamos, Ricky. Después me dijiste que me veía linda con el pelo así, por eso no me lo he dejado crecer mas
--¿Ah, sí? ¿Yo dije eso? —Cuestionó Ricky
En realidad, si lo hizo. La secuencia no es recordada por el no porque no le haya parecido digno de recordar, sino fue mas porque lo dijo como algo casual, aunque… No era en lo más mínimo una mentira, a Ricky si le parecía linda Sally con el cabello hasta los hombros, mejor dicho, le gustaba como se le veía.
--Usted tampoco es que tenga el pelo muy corto, señor—Dijo la ahora aristócrata Sally
--Disculpe mi aspecto, estimada Sally
--A mi me parece una marca distintiva de ti, agradezco a los profesores que no te digan nada… parece como si te fuera crecido dos centímetros desde esta mañana… Si, dos—Declaró ella
--¿Por qué tan especifica? —Preguntó Ricky mientras se veía el pelo
--Es que sabes, jugar tanto con tu pelo me hizo conocerlo, es muy liso y manejable… No es que el mío no lo sea, pero, eh… ¡Tu entiendes!, también agradezco que me dejes jugar con el—Dijo ella, con total honestidad, pero no por ello con menos nerviosismo
Si, Sally jugaba con el pelo de Ricky, tan así que el chico se extrañó por haberlo dejado quieto hasta este momento, que estaba siendo acariciado por ella. El juego con su cabello no le molestaba particularmente ahora que se consolidó su amistad y cercanía, pero la primera vez que Sally jugó con él, Ricky se quedó, cuanto menos, petrificado.
--Tampoco fue tan así, simplemente me sorprendió
--¡No es cierto! Casi ni te podías mover jajaja—Contra argumentó Sally
Ricky siempre ha sido así, un chico nervioso desde hace tiempo. No es que sea un antisocial, no está cerca de eso, simplemente se pone muy nervioso muy fácil. Una vez, cuando Sally lo invió a hablar con otro compañero suyo, Luis, Ricky se veía claramente nervioso, pero eso no impidió que se hicieran amigos. No hubo parálisis por los nervios ni nada por el estilo, simplemente una conversación que eventualmente derivo en su amistad, punto para Ricky
--Me pregunto cómo estará Luis—Expresó Ricky
--Seguramente está jugando un juego mientras esta en la cama, siempre anda enfermo por cualquier cosita y sus padres son muy miedosos en ese aspecto—Contestó Sally, mientras le hacia una mini trenza a Ricky
A Sally realmente le gusta el pelo de su amigo.
Mientras caminaban y charlaban, llegaron a su destino, la plaza comercial, donde gozarían de la muchedumbre. Sally avistó su objetivo, un puesto de sándwiches que haría la función de punto de guardado para su aventura, y donde pasarían un rato en una pequeña sección de juegos que había al lado. Sin mas distracción, Ricky, ya con la mini trenza, y Sally, fueron hacia allá.
--…Oye Ricky…
--¿Mmm?
--Este… Se que fui yo la que tuvo la idea de venir aquí, pero…--Dijo la enigmática Sally
--¿Pero?
--Es que…--Señaló su carterita, mientras señalaba adentro. Todo esto con una sonrisa avergonzada
Así es, no tenía efectivo, a lo que Ricky, todo un caballero, respondió:
--Bueno, no es como si tuviera pensado que tu pagaras algo, de todos modos.
--¿Eh?
--Pues… Hoy me toca pagar a mí, como el jugo de mango, ¿no?
Sally, de hecho, por una vez, vio que Ricky la estaba salvando, aunque, en realidad, ella sabia que él no pretendía que pagara algo. Mas allá de la dinámica que tenían de pagarle algo al otro, Ricky no iba a permitir que ella pagara, era algo así como “Su honor”, o así lo diría el, aunque no lo dijera.