Ella - en prosa y verso.

16- la inundación

El agua, con mucha fuerza,

había entrado a la casa,

que se esfumó ante su paso.

De lo poco, quedó nada.


 

Sólo encontró la mestiza

parte de una pared alta

y todo el techo arrancado

Húmedas ropas y mantas.


 

El sembradío, anegado

y destrozado el corral.

Todo había sucumbido

por furia del huracán.


 

La mestiza alzó a su niño.

No pudo evitar llorar.

Incluso su altar pagano,

hundido en el lodazal.


 

La niña mayor, muy seria,

desenterró su muñeca

y con barro y saliva

quiso pegar su cabeza.


 

Sus ojos estaban húmedos

más se empeñó en no llorar.

El dolor y la impotencia

obligáronle a madurar.


 

La mestiza se sentó

en una alta y negra piedra

y abrazó al niño pequeño.

Le dolía el alma entera.


 

-¡Dios, ya no me queda nada!-

desesperada lloró.

Más su hijo le susurró:

-Mamita...¡Le quedo yo!



#7944 en Otros
#2393 en Relatos cortos

En el texto hay: amor, femeneidad

Editado: 10.10.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.