Ella - en prosa y verso.

19- la caída del Arconte

Se suponía que no debíamos

encontrarnos.

Un mandato arcano

así lo había pronunciado.

Eras una humana, hija de Eva

o de Lilith, tal vez,

prohibida

a mi naturaleza Arconte.

Me cercenaron las alas

para no alcanzarte.

Te borraron la memoria

para que tu corazón

no se delatara si por casualidad

volvías a verme.

Aún así, rompiste el maleficio celestial.

Me soñaste, me intuiste,

me convocaste una noche de luna pagana

y sintiendo tu llamado

a las altas esferas me rebelé.

No podía ayudarte,

ni intervenir en tu vida de barro y entrañas.

No podía bajar mi rostro hacia la Tierra, no podía amarte.

Y por supuesto, te ayudé,

intervine, te miré y...te amé.

Y tal como estaba profetizado

la guerra entre Demiurgos comenzó,

porque los dioses son tan celosos

que permiten todo,

excepto que uno de nosotros

mire a una de sus creaciones

y sacrifique el Cielo... por amor...



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En el texto hay: amor, femeneidad

Editado: 10.10.2023

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