Ella era fea 2

Te quiero cuando yo quiera

Cuando Santiago salió del edificio se encontró con Tomás que estaba saliendo del parqueadero.

—¿Qué pasó?, ¿está muy enojada? —le preguntó Tomás. Santiago respiró hondo y después le dio un puñetazo en la cara que envió a Tomás al suelo.

—Por ser tan imbécil —Santiago se alejó rumbo al parqueadero.

Tomás comenzó a levantarse del piso, con su lengua tocaba la herida en el labio superior, para que Santiago reaccionara de esa manera significaba que las cosas estaban bastante mal. Sintió que el tiempo que duró en el ascensor fue eterno.

Abrió la puerta del apartamento y sus ojos se abrieron en gran manera al ver aquella decoración, solo pudo dar dos pasos cuando Gera salió del cuarto.

—¿Qué haces aquí? —inquirió con bastante enojo.

—Gera yo… Lo siento, de verdad, perdón —empezó a suplicar.

—¡Lárgate! ¡No quiero verte nunca más en mi vida! —gritó con fuerza, Gera empezó a tirar copas, platos, varias cosas en dirección a Tomás— ¡NO QUIERO VOLVER A VERTE EN MI VIDA!

—Cálmate, por favor —en eso sintió que algo golpeó su cabeza, lo que había sido lo hizo sangrar y en ese momento se dio cuenta que debía irse de allí.

Salió del departamento y escuchó un fuerte grito, sabía que no debía dejarla sola, así que llamó al único que podría calmarla.

—Gabriel, por favor, ven urgente al apartamento de tu hermana, creo que va a cometer una locura, ven lo más rápido que puedas, ¿dónde estás? —dijo bastante asustado.

—¿Qué?, pero ¿qué pasó?, ¿por qué no la detienes? —inquirió Gabriel asustándose, él iba en el auto, por suerte, estaba cerca de allí.

—Es que no me deja entrar, si lo hago empieza a lanzarme cosas, ven rápido —explicó Tomás.

Caminaba de un lado a otro en el pasillo, en eso escuchó como si algo se partiera y golpes bastante fuertes.

—Ay no… ¿Qué está haciendo? —llevó sus manos a su cabeza asustado.

Gabriel llegó corriendo, miró a Tomás quien tenía una línea de sangre en su frente y el labio partido, pero no tuvo tiempo de preguntar, los sonidos que había en el departamento avisaban que había un gran problema. Entró corriendo y observó a su hermana tirando cosas a las paredes mientras lloraba.

—¡Basta, cálmate, ya, ya, tranquila! —la abrazó por la espalda y los dos cayeron de rodillas al suelo. Gera soltó un fuerte grito, se volteó para poder dejar su rostro sobre el pecho del muchacho—, tranquila, yo estoy contigo —empezó a acariciarle la cabeza con mucha suavidad, podía sentir como las manos de la joven apretaban con fuerza su camisa.

Con solo divisar el lugar entendía lo que sucedía, todo fue ocasionado por Tomás. Sabía que aquella relación era una bomba de tiempo, de cierta forma sintió que era culpable, nunca debió dejar que ella tuviera una relación con alguien como él, con solo observarlo supo que no la quería, al menos para poder hacerla feliz. Ahora tenía a su pobre hermana llorando desconsoladamente, quería hacerla sentir bien, pero solo podía reducirse a un abrazo hasta que ella se calmara.

 

—Es cierto, con esos malestares no era bueno que fueras al lanzamiento de la película, aunque si fuera tú me hubiera puesto triste, estabas esperando ese día todo este tiempo y que cuando llegara no pudieras ir… —dijo Alejandra.

—Creo que prefiero ahora estar así, con la tranquilidad de mi casa, no estar rodeada de personas. Lo importante es que la película ya fue lanzada y eso ayudará mucho en mi carrera, toda esa bomba de mi desmayo fue apagada y dijeron que todo fue estrés, así que no iría al lanzamiento. Lo bueno es que estoy recibiendo mensajes donde quieren que me mejore, eso es muy tierno, no hace mucho vi una foto de una niña que sostenía una hoja donde decía que estaba orando por mi recuperación, eso es hermoso —Keidys soltó una pequeña risita.

—Aw… Eso es lo bueno de ser famoso —soltó Claudia.

—Oye, Josef llega hoy ¿no? —dijo Alejandra.

—Ah… sí —Keidys empezó a sentirse incómoda con el momento.

—¿Le vas a decir sobre el bebé? —preguntó Mateo.

—No lo sé —Keidys dejó salir un respiro profundo. La sala cayó en un gran silencio. En aquel momento se escuchó la puerta abrirse, todos voltearon a ver, era Santiago con un rostro de pocos amigos.

—¿Qué sucedió? —preguntó Mateo.

—El idiota de Tomás se le olvidó el aniversario y Gera se volvió loca, la dejé llorando en el cuarto, pero llamé a Tomás y él llegó cuando me iba a ir, le partí la cara para que deje de ser tan imbécil —explicó. Todos se asustaron.

—No puede ser, voy a llamar a Gabriel, debe ir urgente allá, seguramente Gera debe de estar destrozando todo, puede cometer una locura —Alejandra se levantó del mueble y salió de la sala.

Santiago se sentó al lado de su hermana y llevó sus manos al rostro, se notaba lo estresado que estaba.

—Ya, cálmate, ese no es asunto tuyo, todos sabíamos que esa relación no iba a durar mucho, es lo mejor para la pobre de Gera, Tomás… es un idiota completo, mejor ve a bañarte, estas muy sudado —Keidys puso una mano en el hombro de su hermano y cuando él la observó, ella mostró una sonrisa tranquila.




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