Ella era fea 2

¡Quiéreme!

Había amanecido, Marisol abrió los ojos y comenzó a reparar el lugar, ¿dónde estaba?, sintió su entrepierna un poco extraña, rodó su cabeza a la derecha y vio a Tomás profundamente dormido. En aquel momento lo recordó todo, había estado con él; se levantó de la cama, tomó su ropa y entró a un pequeño baño que tenía el cuarto. Al tratar de orinar sintió gran ardor, eso lo hizo más real, había tenido su primera vez.

El agua fría la hizo volver en sí, ¿fue bueno el haber estado por primera vez con alguien como Tomás?, seguramente para él no fue más que una noche con una chica, una más de las tantas que estaban en su lista. Pudo ver un poco de sangre en el piso del baño que poco a poco se iba desvaneciendo en el agua.

Marisol era de esas mujeres que había fantaseado con un hombre amoroso y tierno con quien viviera una aventura romántica parecida a las películas de amor que le encantaba ver. Pero tuvo la desgracia de vivir una vida bastante ordinaria y muy solitaria donde solo tuvo dos relaciones amorosas, una de quince días y la otra de un mes, lo más parecido al romance lo vivió cuando Gabriel le dio su primer beso, y eso, sucedió porque ella se lo pidió, creía que el cáncer acabaría con su vida.

Su primera vez al experimentar algo era así, inesperado y muy ordinario, la otra persona lo tomaba como algo normal, solo se consideraba especial para ella.

Marisol se terminó de bañar, se cambió y salió del cuarto. Volvió a la ciudad tratando de olvidar esa noche. ¿Qué debía hacer?

Tomás se despertó, al momento de bañarse vio en el espejo cuatro arañazos que tenía en su espalda, fue su recuerdo de aquella noche. Pero había algo que no lo dejaba tranquilo, no se protegió al estar con Marisol. Debía buscarla e informarle.

Vio a Keidys saliendo de la cabaña con unas maletas y a su lado estaba Josef:

—¡Keidys! —llamó el joven mientras se acercaba.

—Tomás, ¿qué sucede? —preguntó la joven.

—¿Sabes la dirección del departamento de Marisol? —inquirió Tomás.

—¿Y eso? —se extrañó la muchacha.

—Es que se le quedó el celular y la estaban llamando sus padres, parece que tienen algo importante que decirle, se lo voy a llevar —mintió el muchacho, le salió con mucha naturalidad.

—Ah… Claro, ¿tienes dónde apuntar? —dijo Keidys convencida de la situación.

—Sí, claro —Tomás sacó su celular del bolsillo del pantalón.

Después, Tomás se fue a la ciudad, primero debía de pasar a la farmacia, tenía que comprar la que era en ese momento su salvación de un futuro que no le agradaría para nada.

Marisol se encontraba en su departamento viendo películas acostada en su cama, tenía planeado estar todo el día sola. Pero sus planes se dañaron cuando escuchó el sonido de la puerta. Al abrir se asustó al ver el rostro de Tomás.

—¿Qué haces aquí? —preguntó.

—¿Puedo pasar? —inquirió el joven.

Ella le dio paso a Tomás para que entrara. El joven se sentó en un mueble y reparó un poco el lugar, todo estaba ordenado y limpio, además, tenía decoraciones bastante bonitas, se notaba que una mujer vivía ahí, pero una bastante romántica.

—Vaya, se nota que tú vives aquí —chistó Tomás.

—¿Por qué viniste? —inquirió la joven de pie frente a él con los brazos cruzados.

—Ah… es que anoche yo no me protegí, puedes quedar embarazada y vine a impedir eso, lo de anoche sabes que solo fue…

—Lo sé, lo tengo muy claro —respondió Marisol, toda la mañana se había convencido que solo fue cosa de un momento.

—Perfecto, por eso te traje esto —Tomás sacó de su bolsillo una caja y se la pasó a la muchacha.

—La píldora del día después —balbuceó Marisol.

—Sí, tómala, por favor. Así vamos a prevenir molestias en el futuro —Tomás se levantó del mueble y se acercó a la joven, le dio un beso en la frente. Esa fue su despedida.

Marisol lo vio marcharse por la puerta sin decir alguna palabra y apretó con fuerza la cajeta que tenía en sus manos. Era lo mejor, tomar la pastilla y seguir sus vidas imaginando que nada sucedió.

 

Las dos parejas se fueron a su luna de miel, pasar unas fantásticas vacaciones de ensueño como siempre imaginaron. En los periódicos y algunas revistas se podía leer la noticia de la boda que fue algo polémica, ya que sorprendió a todos los fans de la actriz y modelo Keidys.

—No puedo creer que se hayan casado, ahora Gera y Santiago son novios, poco a poco cada uno va formando su familia —dijo Alejandra recostada al pecho de Gabriel.

—¿Quieres que nos casemos? —inquirió el joven.

—Claro que sí, ayer te lo dije, sería muy lindo, pero… que sea solo nuestra boda, algo planeado con más tiempo, que sea sencillo y sin apresures. Algo muy romántico, lo quiero en una iglesia, con mi vestido estilo princesa, todo lo tradicional —Alejandra se emocionó mucho y soltó una pequeña risita.

Gabriel la abrazó y le dio un beso en la cabeza:

—Todo a su tiempo, todavía no estamos listos para dar ese paso. No porque nuestros amigos se casaron quiere decir que nosotros también vamos a hacerlo. Disfrutemos de este tiempo —explicó el joven, los dos se acomodaron en la cama.




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