Ella era fea 2

¿Y si me enamoro de ti?

Claudia estaba sacándole los gases a su pequeño Cristian que tenía en su regazo. Estaba en la sala de su casa, soltó una carcajada mientras escuchaba la historia que Alejandra le contaba.

—Gabriel es un cuento —soltó—. Sólo a él se le pasa esa idea de que Tomás sería capaz de fijarse en Marisol, ¡ira!, ella ni llega a los tobillos al tipo de mujer que a él le gusta, ella es una tabla.

—Cierto, yo la verdad no veo a Tomás con Marisol —dijo Keidys—, ay no… —la joven soltó una carcajada que acompañaron sus amigas—, mira a Gera, ahí si cabe el problema, ella es hermosísima. Con lo superficial que es Tomás; si él fue el primero en burlarse cuando pensamos que ella era la amante de Gabriel.

Volvieron a soltar la carcajada.

—Qué feo, la pobre ese día debió de sentirse muy mal cuando nos burlamos en su cara. Pobrecita, Marisol sí que nos ha soportado tantas cosas —dijo Alejandra—. Yo me puse a interrogarla en la cocina, la tenía al trote sacándole la “historia” que tenía con Tomás.

—¿Qué te contó? —preguntó Claudia emocionada por el chisme.

—¿Qué me va a contar? —soltó Alejandra con un tono muy obvio—, que él solo habla con ella por pura amabilidad y que lo más seguro es que ni hablen ahora que son vecinos, que ni ella lo soporta a él y Tomás, ustedes ya saben, cree que ella es una pendeja de primera, recuerden todo lo que nos dice, se burla de la pobre por lo lenta que es para captar las cosas.

—Yo no sé cómo Gabriel se soporta a Marisol, siempre con su cara de boba —criticó Claudia.

—Oye sí, a mí me estresa cuando estoy cerca de ella. Muy boba… —dijo Keidys.

—Pero ella es bien —defendió Alejandra.

—No estamos diciendo que ella sea mala, solo que es muy inocente, tanto al punto que ya es una boba. Esa, si se mete con Tomás, cosa que no va a pasar, pero si pasa —explicó Keidys, soltó otra carcajada que acompañaron sus amigas— les aseguro que Tomás la corrompe y la rompe —todas soltaron la risotada—, con lo que le gusta el sexo a ese tipo.

Habían pasado dos semanas desde que Tomás se había ido a vivir al lado de la chica, Gabriel le ayudaba a conseguir otro apartamento, estaba muy entusiasmado mostrándole nuevos lugares, pero como era típico de Tomás, le ponía peros a todo. Aunque, él desde la discusión con Gabriel reaccionó sobre su situación con Marisol.

Mientras, la joven siempre que veía a Tomás cerca se escondía para no tener que hablar con él. Esquivaba todos los temas que tuvieran que ver con planes referentes a ese grupo. Su rutina era ir al trabajo y ver una serie online en las noches, de hecho, no hablaba mucho con Gabriel.

Pero no todo es para siempre, un viernes por la noche Marisol estaba en el supermercado comprando su cena como de costumbre, de pronto, a lo lejos vio a Tomás leyendo la tabla nutricional de un producto, al parecer algo le asustó y después la dejó en el estante.

Marisol se ruborizó por completo y se escondió detrás de un bulto de papeles higiénicos, pero ella no sabía que Tomás la había observado; soltó una pequeña risa al verla esconderse, le pareció bastante infantil su acto, pero, se había acostumbrado a la forma de ser de la muchacha.

Tomás fue a pagar, para la mala suerte de la muchacha, tuvo que hacer la cola detrás de él, las otras estaban muy largas.

—Hola —saludó el joven, prácticamente le habló para molestarla, sabía que ella no quería dirigirle la palabra y eso lo tentó.

—Hola —saludó Marisol, más ruborizada no podía estar.

Tomás terminó de facturar su compra, comenzó a buscar su billetera en los bolsillos de su pantalón “¡qué mierda, dejé la billetera en el apartamento!” pensó el muchacho, la cajera lo miraba con un rostro bastante serio.

—¿Me prestas dinero?, dejé la billetera en el apartamento, cuando lleguemos te lo regreso —pidió Tomás a Marisol.

—Ah… Claro —Marisol dejó salir un suspiro lleno de mucho nerviosismo, ni ella entendía el por qué se sentía tan torpe en ese momento.

—Si quieres hacemos una sola cuenta con lo tuyo —recomendó el muchacho.

Al salir del supermercado, los muchachos caminaban por la acera a paso lento mientras Tomás le contaba chistes a Marisol, ella soltaba risas forzadas, quería llegar pronto a su apartamento y no tener que ver a ese hombre más.

—¿Cuándo te mudas a tu nuevo apartamento? —preguntó Marisol.

—Ah… ¿No quieres que viva cerca de ti? —inquirió el joven. Marisol comenzó a excusarse y decir que eso no era lo que quería decir con el rostro muy acalorado—, relájate, solo estoy bromeando —Tomás soltó una pequeña carcajada.

—¿Qué vas a hacer de cenar?

—Voy a hacerme unas tortillas rellenas de una salsa de brócoli —respondió el joven, miró fijamente a la muchacha—. Lo sé, todos dicen que como horrible.

—No… Me pareció delicioso, a mí también me gusta comer saludable, bueno, trato de hacerlo —explicó Marisol.

—¿En serio?, eres la primera persona que conozco de mi círculo social que dice eso —Tomás desplegó una enorme sonrisa—, eso está bien.

Tomás observó por un momento el cielo estrellado, era una noche hermosa de luna llena, Marisol notó lo que observaba el joven, así que también lo hizo.




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