Tomás comenzó a buscar a Marisol antes de que se sirviera la gran cena que se tenía preparada. La encontró en el patio de la casa sentada frente a una mesa tomando una copa de vino.
—¿Qué haces aquí sola? —le preguntó.
—Ah… Es que había recibido una llamada de mis padres y busqué un lugar con silencio para poder hablar tranquilamente con ellos —mintió.
—Entiendo. Oye, quiero presentarte a alguien que debes de conocer, es un ángel en persona —dijo Tomás desplegando una sonrisa.
—¿Quién? —Marisol desplegó una sonrisa, ya sabía muy bien que se trataba de aquella chica.
En aquel momento se acercó Noelia con una sonrisa amable en su rostro.
—Marisol, te presento a Noelia, es una gran amiga que no veía desde hace dos años —presentó Tomás.
—Mucho gusto —Noelia y Marisol estrecharon sus manos.
Los jóvenes se sentaron alrededor de la mesa, mientras, Marisol quería salir de aquel lugar y encerrarse en su cuarto. Tomás estaba presumiendo a aquella modelo y eso la enfadaba en gran manera, pero, ella no tenía autoridad para regañarlo y decirle que dejara de hacerlo. Solo sabía verlo hablar muy animado con su amiga quien estaba muy interesada por cada cosa que le dijera el muchacho.
—Disculpen —dijo Marisol en un impulso de valentía.
—¿Qué sucede? —inquirió Tomás.
—Voy adentro, quiero hablar con Gabriel —explicó la joven.
—Ay no, quédate aquí, si quieres yo lo llamo; así no tienes que entrar —Tomás se levantó y como si ella hubiera aceptado su recomendación, entró a la casa.
Así fue como Noelia y Marisol se quedaron solas en el patio, un silencio las consumió en un ambiente bastante incómodo. Marisol se sentó en el sillón de una manera algo torpe, era el peor momento para ella, ¡estaba viendo a la futura novia de Tomás frente a ella!
De pronto, Noelia desplegó una enorme sonrisa emocionada, eso asustó a Marisol quien no entendía esa reacción precipitada.
—¡Dime! ¿Cómo sucedió todo entre tú y Tomás?, es que me lo acaba de contar todo y no lo puedo creer, va muy en serio contigo —soltó Noelia.
—¿Eh? ¿De qué hablas? —inquirió Marisol totalmente confundida.
—¿De qué más? ¡De su relación! ¿No se supone que se están conociendo para ser novios más adelante? —respondió Noelia. Notó que Marisol no entendía lo que hablaba—, Tomás me acabó de contar que va muy en serio contigo, que le gustas un montón y tiene planes de formalizar lo suyo más adelante. Eso me impresiona mucho, Tomás es de los hombres que casi nunca toman la iniciativa y contigo lo está haciendo, eres muy afortunada, lo tienes loquito.
—Espera, ¿no se supone que tú vas a tener algo con Tomás? El grupo de él planeó todo un encuentro para que ustedes se juntaran —dijo Marisol.
—Se suponía, pero tú más que nadie debería entender que él no tiene ojos para más nadie. Es mi amigo y si tú eres su felicidad lo apoyo completamente. Me alegra mucho que haya encontrado a una mujer a la que quiera entregarle su vida. Debes de valorarlo mucho —explicó Noelia.
El corazón de Marisol comenzó a palpitar muy fuerte y su garganta se secó por completo, ¿qué era lo que estaba escuchando?
—¿No te lo crees? —chistó Noelia entre una carcajada—, estoy diciendo la verdad, por eso quería conocerte, hablo en serio señorita.
—Lo que sucede es que… No en realidad no lo puedo creer, la verdad, sé que no estoy a la altura de Tomás, él nunca se fijaría en alguien como yo para tener una relación a serio —se sinceró Marisol.
—¿Pero de qué hablas?, mira, cuando se trata del verdadero amor no hay apariencia física que se interponga. Si quieres mira el gran ejemplo que tienes frente a ti, Noelia, una modelo de pasarelas importantes, Tomás solo la ve como amiga porque está totalmente loco por Marisol, una chica sencilla, pero, que supo conquistarlo con su personalidad. Así que no lo dejes ir por esos pensamientos. Ya quisiera yo estar en tu lugar.
En aquel momento llegó Tomás junto con Gabriel que traía en su mano derecha una copa de vino. Se sentaron al lado de las jóvenes y comenzaron a platicar de varias cosas. Marisol no dejaba de pensar en las palabras de Noelia, le impresionó mucho todo lo que dijo y es que nunca creyó que eso fuera a pasar.
—¿Cómo les estará yendo? —preguntó Mateo a Keidys.
—Ni idea, pero, veo a Tomás muy animado caminando de un lado a otro, parece que ahora están en el patio conversando. Espero que mañana me den grandes noticias, ya me siento cupido aquí —desplegó una sonrisa emocionada.
—Esperemos que esta vez el cupido sí te funcione, tú siempre estás haciendo todo mal, bueno, las cosas te salen muy mal —chistó Mateo.
—Oye, estás buscando que te dé un golpe en ese brazo, recuerda que ese es tu punto débil —amenazó Keidys observando el brazo derecho de Mateo, hace poco le habían quitado el yeso de él.
—¡Ni se te ocurra! —regañó Mateo.
—Entonces deja de molestarme —recalcó Keidys con un rostro serio, después los dos soltaron carcajadas.