Alejandra quedó observando el video que Keidys le estaba mostrando.
—Es esponjado, pero no mucho, tiene estilo de corazón en el busto, si le ponemos un listón en la cintura te la hará ver más pequeña —explicó Keidys.
—No lo sé —dudó ella.
—Vamos a que te lo pruebes, no seas negativa, te va a quedar bien —pidió Keidys animada.
Alejandra quiso quitarle la idea a su amiga, así que fue a probárselo. Y sí, la falda caía de manera un poco esponjosa, pero no tanto y tenía una cola muy hermosa. Keidys mandó a buscar un listón para la cintura, así le hacía que su cintura se viera más pequeña.
—Un velo con una pequeña coronilla en el moño para mi princesa y un collar en ese pecho para dar más brillo y te verás perfecta —Keidys trató de recogerle el cabello para poder poner la pequeña coronita que mandó a traer, la empleada ayudaba a la chica, le pusieron el velo.
Alejandra no sabía cómo había quedado, Keidys no dejó que se viera hasta que terminaran lo que le estaban haciendo. La joven caminó hasta el espejo donde se sorprendió al verse con el vestido de novia y aquel velo que le lucía muy bien. Keidys se quitó un collar que traía puesto y se lo puso.
—Te ves hermosa —le dijo.
—Sí, me encanta este vestido —soltó la muchacha.
—Es perfecto para ti —Keidys le mostró una gran sonrisa—, no puedo creer que te vayas a casar.
—Yo tampoco, es increíble —a Alejandra se le aguaron los ojos.
En aquel momento Gera salió del vestidor con el vestido puesto, a su lado estaba Claudia.
—¿Cómo me queda? —preguntó Gera con una enorme sonrisa desplegada.
—¡Wao! —soltó Keidys sorprendida—, te ves hermosa.
En aquel momento Alejandra volteó para ver a su amiga. Gera y Claudia se sorprendieron al ver a Alejandra tan hermosa.
—¡Madre mía! ¡Qué hermosa! —soltó Gera.
—¡Gera, te ves muy bien! —Alejandra se acercó a ella.
—¡Tú también amiga! Sí que te vez como toda una princesa, ¡qué emoción! Mi hermano te va a amar más cuando te vea así —Gera tomó las manos de Alejandra.
—No puedo creer que nos vamos a casar, esto no parece ser real —esbozó Alejandra mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.
—Yo tampoco lo puedo creer, es, es… Nunca creí que pudiera encontrar a un hombre que amara tanto para ser capaz de casarme con él —Gera estaba a punto de llorar.
En aquel momento Marisol salió del vestidor, se había debatido mucho si salir o no. Todas la quedaron observando, se veía muy hermosa, el vestido resaltaba mucho aquella imagen tierna que tenía, se acentuaba mucho a su cuerpo, era perfecto.
—Wao, Marisol, te vez hermosa —soltó Keidys.
—Amiga, ¡qué linda! —Claudia se acercó a ella y la reparó de pies a cabeza.
—Te vez preciosa, Tomás se va a morir cuando te vea. ¡Ese es el vestido para ti! —soltó Alejandra.
—Tomás tiene buenos gustos, la verdad, eligió a la mujer indicada. Cuando te vea se va a morir por lo hermosa que estás —dijo Gera acercándose a ella emocionada.
—Foto, debemos de tomarles foto con sus vestidos. Son los perfectos para ustedes —Keidys sacó rápidamente su celular y las chicas comenzaron a posar para la foto.
La mejor fotografía que se tomaron y que todas amaron fue una donde estaban arrodilladas en el piso y sus vestidos mostraban lo esponjosos que eran. Keidys, creyéndose fotógrafa les tomó aquella foto de pie, haciendo que las chicas tuvieran que subir su rostro para ver la cámara.
—Amo esa foto, se ven hermosas, creo que deberíamos de revelarla y ponerla en un portarretrato. Es un buen recuerdo —dijo Alejandra cuando iban en el auto de regreso y veía las fotos que se tomaron.
—Todavía no puedo creer que Marisol no haya comprado su vestido. ¡Era el perfecto para ella! —regañó Claudia.
—¡No me voy a casar con Tomás! —insistió la muchacha.
—¡Claro que sí! —gritaron todas al unísono.
—¿Con quién más querrá casarse Tomás? La boda será de tres —dijo Keidys tratando de hacer entender a Marisol de que ella el día que habían establecido para la boda se iba a casar con Tomás.
Keidys estaba en su casa mostrándole las fotos a Josef.
—Marisol también se midió el vestido —soltó el joven con una enorme sonrisa.
—Pues claro, la boda será de tres, ella se va a casar con Tomás. No compró el vestido porque según ella Tomás no se lo ha propuesto, pero sería horrible que después de haberse enamorado de aquel vestido venga otra, le guste y se lo lleve. Menos mal lo compré, Marisol no lo sabe, se lo daré cuando Tomás le proponga matrimonio —Keidys subió sus cejas en señal de “sí, lo sé, soy muy lista”.
—Ay, amor, tú como siempre —Josef soltó una risita.
—Es que Marisol en verdad amó ese vestido, mira lo feliz que estaba al ponérselo, se veía preciosa, todas lo estaban, las chicas compraron sus vestidos en un arranque de emoción, no iba a dejar que Marisol fuera la única que se fuera sin su vestido —explicó Keidys—. Injusto ¿no?