Ella era fea

Capítulo 29: la decisión de Josef

—¡Gabriel! —llamó Keidys acercándose a él.

—¡Keidys! —soltó el joven alegre de verla.

—¡Hola! —lo abrazó— ¿qué haces aquí?

—Vivo por aquí, ¿y tú?

—Estaba de vacaciones con mis amigos, acabo de llegar —explicó la joven.

—Con razón la piel bronceada.

—Sí... —llevó su mirada a Alejandra que estaba confundida con lo que estaba pasando— ¿se conocen?

—Ah... No, su perro se lanzó a mí hace un momento —explicó Alejandra rápidamente.

—¡¿Este es Toby?! —inquirió Keidys sorprendida.

—Crecen muy rápido —dijo Gabriel sonriente.

—Mi pequeño Toby —Keidys se agachó y empezó a acariciar al perro— oh... como estás de hermoso, fue bueno que tuvieras un lindo dueño como Gabriel ¿eh? Veo que me olvidaste rápido mi pequeño cachorro.

—Voy a organizar las cosas —dijo Alejandra y se alejó de los jóvenes. Sentía que sobraba en ese momento.

—Así que estabas hablando con Alejandra —soltó Keidys, miró a Gabriel con un rostro malicioso—, algo me dice que ustedes tendrán una larga historia —Gabriel tornó un rostro serio que le avisaba a la joven que su amigo se enfadaría, debía dejar el tema— ¿y tu hermano cómo está?

—Bien, él me dijo que vas a volver a la agencia el próximo mes ¿eso es cierto?

—Sí, tengo que seguir con mi carrera —se levantó y lo observó con una sonrisa— quiero que la próxima vez quien me tome las fotos seas tú, tu hermano es buen fotógrafo, pero me dijiste que vivirías con él y serías fotógrafo en la agencia ¿cuándo será eso?

—Voy a graduarme pronto, mi hermano me dijo que me apoya en todo, solo me falta convencer a mis padres, lo más seguro es que me mude con mi hermano —respondió Gabriel.

—Entonces nos vamos el mismo día, viajemos juntos ¿qué te parece? —dijo Keidys animada con una gran sonrisa desplegada.

—Esa es buena idea. Si le digo a mi madre que viajaré contigo lo más seguro es que daría un sí rotundo, ella te admira mucho.

—Si quieres hablo con ella y le explico que tendrás un gran futuro si vives con tu hermano, tendrías una gran carrera como fotógrafo —dijo Keidys.

—Sería una buena idea. Muchas gracias —Gabriel desplegó una sonrisa de emoción.

 

Josef estaba llegando a su casa cuando vio a dos guardaespaldas junto a la puerta, se llenó de miedo, un gran presentimiento de algo malo lo invadió. Entró a la casa y vio que su madre estaba hablando con su abuelo:

—Josef, tiempo sin verte —dijo el señor Sandoval desplegando una sonrisa.

—Abuelo... —masculló Josef, se acercó a paso lento, había un gran silencio en la sala de estar.

—Veo que la estabas pasando bien, con solo ver tu rostro se puede saber. Así que estabas de vacaciones en una playa —soltó el señor, su voz era gruesa y su rostro bastante serio.

Josef se sentó al lado de su madre quien dirigió una mirada dulce y una sonrisa tranquila, el joven se veía bastante tenso, el ambiente no era muy amistoso:

—Sé que dentro de poco tomarás grado, el tiempo pasa muy rápido ¿no?, ya tienes la edad suficiente para que yo te enseñe a tomar el mando de las empresas, estoy viejo y necesito ayuda —explicó el señor Sandoval.

—Lo siento, abuelo, pero yo quiero estudiar medicina, no puedo encargarme de las empresas de la familia —respondió Josef.

—Así que sigues de terco como siempre. Solo tengo dos nietos, tú y tu hermana, ella está muy pequeña y debería esperar mucho tiempo para que pueda hacerse responsable, además, tú eres el mayor, debes de tomar el mando, eres el heredero de mi fortuna ¿cómo crees tú que voy a dejarte estudiar una carrera que no me beneficiará en nada?

Hubo un silencio aterrador, Josef sentía que se le formaba un nudo en la garganta:

—Lo siento abuelo, como me gustaría que entendiera que mi sueño es ser doctor —soltó Josef.

—Y como me gustaría que tú entendieras que el tiempo es corto y necesito a alguien que se encargue de mi fortuna. Así que no me dejas otra alternativa, no podré seguir ayudándolos económicamente si no cambias tu terca idea de no ayudar a la familia —se levantó del sillón y miró a la madre de Josef— lo siento mucho Tatiana, pero tu hijo no me deja otra opción que poner mano dura a la situación.

—Lo entiendo señor Sandoval —dijo la señora.

El señor se fue con su porte imponente y Josef quedó paralizado, ¿cómo era posible que su abuelo cortara toda la ayuda? ¿Y el tratamiento de su madre?

—Hijo... —dijo Tatiana, puso su mano encima de la mano de su hijo— tranquilo, tu padre sabía que algo así pasaría y dejó una cuenta con dinero suficiente para mantenernos —le mostró una sonrisa a su hijo.

—Pero mamá —soltó Josef muy preocupado.

—Ese es tu sueño, si quieres ser doctor lo vas a hacer, no te preocupes, tú inscríbete en la universidad en la carrera de medicina que yo haré el resto —dijo la señora.

—Estoy participando por una beca que sortea todos los años la universidad nacional, así haré que los gastos sean menores en la casa.




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