Ella era fea

Capítulo 31: amor de mis sueños

—Lindo nombre —soltó Alejandra.

—El tuyo también —dijo Gabriel.

—¿Sabes mi nombre? —inquirió la joven confundida.

—Es Alejandra ¿no?

—Así es, pero ¿cómo lo sabes?

¿Cómo podía decirle el muchacho que desde hace tiempo conocía su vida porque Keidys le contaba todo?, no podía meter en problemas a su amiga.

—Keidys dijo tu nombre aquella vez que nos conocimos —explicó el joven.

—Ah... Sí, eres amigo de ella —soltó Alejandra con una gran sonrisa.

Estaban llegando a la casa de Alejandra, ella quedó pensante por un instante, lo más seguro era que Tomás estaba en su casa esperando a que ella llegara:

—Gabriel... —dijo ella algo insegura.

—¿Dime? —inquirió el joven con un tono suave.

—¿Me acompañas al parque?

—Claro —respondió el muchacho bastante animado, todo estaba saliendo mejor de lo que esperaba.

Caminaron hasta el parque, en ese momento Josef estaba llegando a su casa, vio cuando la pareja se sentaba en una banca. Le pareció extraño que ella estuviera con aquel muchacho que por cierto, nunca lo había visto; como todo amigo sobreprotector decidió llegar allí:

—Buenas noches —dijo con su voz seria que lo caracterizaba.

—Buenas noches —respondió Gabriel. Vio cuando los jóvenes se miraron, el rostro de Josef se veía bastante confundido.

—¿No vas a llegar a tu casa? —inquirió Josef y sonó casi como a reclamo.

—Claro, pero más tarde —respondió Alejandra.

—Voy a decirle a tu tía que estás en el parque para que no se preocupe por ti —dijo Josef, llevó su mirada a Gabriel haciendo que sus ojos recorrieran todo su cuerpo como si le hiciera una evaluación.

Se fue y Gabriel miró a Alejandra:

—Es el novio de Keidys, mis amigos me cuidan bastante —explicó Alejandra.

—Se nota —Gabriel soltó una pequeña risa— eso es bueno, te quiere mucho.

—Sí, tengo buenos amigos y él hace muy linda pareja con Keidys, se aman mucho —explicó Alejandra.

—¿Y tu novio?

—¿Novio? Yo no tengo novio —respondió Alejandra.

¿Nunca les ha pasado que quieren intervenir en la vida de otra persona porque no soportan ver que está haciendo las cosas muy mal?, Gabriel se encontraba en medio de esa situación, sabía que Alejandra estaba totalmente e irreversiblemente enamorada de alguien que no la amaba en lo absoluto y que sufría mucho por eso, quería ayudarla, aunque sabía que si lo hacía podían pasar dos cosas, una, que ella le hiciera caso y se apartara de Tomás, eso sería muy bueno, cumpliría con su misión, pero la otra, por otro lado, le dejaba un mal sabor de boca, como estaba tan enamorada seguiría al lado de Tomás ignorando su consejo que sabe muy bien, tiene toda la razón, pero como está tan siega por el amor que le tiene a Tomás, haría caso omiso y seguiría con él, dejando así a Gabriel como un idiota que solo supo intervenir en una situación imposible de cambiar y eso el solo pensarlo le daba mucha impotencia. Pero quería ayudarla, se notaba en su rostro el gran sufrimiento que tenía:

—Pero siempre estás con un chico —dijo Gabriel. Alejandra quedó algo pensativa ¿cómo sabía él eso?, el joven se dio cuenta que estaba haciendo las cosas mal— es que te vi varias veces en el parque con un chico, yo suelo venir a seguido a tomar fotos aquí y te he visto con el mismo joven. Parecen novios y yo creí que lo eran, cualquiera llega a esa conclusión, vivimos cerca y ya les conozco las caras —explicó.

—No somos novios, somos muy amigos, pero no somos nada —explicó Alejandra, se sentía algo mal al ver que todos llegaban a esa conclusión con solo verlos, pero Tomás no lo veía así.

—¿Dije algo malo? —inquirió Gabriel algo preocupado al ver su rostro triste— estás enamorada de él ¿verdad?

—¿Se nota mucho?

—Bueno... Se me hizo fácil llegar a esa conclusión —explicó Gabriel.

En aquel momento llegó Mateo:

—¿Por qué estás llorando? —preguntó bastante serio. Miró a Gabriel con un rostro bastante amenazante.

—¿Quién te dijo que estoy llorando? —inquirió la joven molesta al ver como miraba a Gabriel.

—Solo mira tus ojos, ¿por qué estás así?

—No tengo nada —Alejandra soltó la carcajada al ver que todos los que la conocían se acercaban y asustaban a Gabriel con su mirada— Mateo deja de intimidar a mi amigo.

—Todos los que llegan aquí me quieren matar con su mirada —bromeó Gabriel y después soltó una sonrisa.

—Lo siento, —le dijo Mateo a Gabriel— es mi prima y cuando llegué y me pareció verla llorar creí que era por tu culpa.

—Yo no le he hecho nada malo —explicó Gabriel.

—Él no me está haciendo nada —dijo Alejandra. La pareja de primos soltó la carcajada, Gabriel se dio cuenta que a aquella chica la protegían mucho, eso era algo estresante.




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