Ella era fea

Capítulo 38: Señora problemas

—Gabriel ¿cómo uno le dice a un hombre que quieres tener sexo con él? —preguntó Gera en el marco de la puerta del cuarto del muchacho. Él estaba sentado frente al computador de mesa.

—¿Ah? —soltó el chico pasmado.

—¡Oh...! —la chica se asomó por la ventana— ¡salió a trotar! —soltó una risita maliciosa.

—¡Gera...! —gritó el chico y la alejó de la ventana— ¿cómo que quieres tener sexo con un hombre?

—¿Qué? Eso es normal ¿no?, tú varias veces lo hiciste con esa chica que vivía frente a nuestra casa, así que no me digas nada —se cruzó de brazos.

—¿Cómo sabes eso?

—Porque una vez me quedé escondida en tu closet.

—¡Ay, tú eres un caso! —se enojó Gabriel.

—Ahora ya flechaste a una nueva vecina ¿no?, esa chica que vive cerca de aquí, sí que está hermosa, el chico con el que siempre está, ¿son novios?, ¡por favor que no estén saliendo! —empezó a dar pequeños saltos.

—¿Tomás? —preguntó Gabriel.

—¿Se llama Tomás? —inquirió la joven.

—Ni se te ocurra acercarte a él —Gabriel se sentó en el computador para seguir editando unas fotos.

—Esa chica con la que ahora pasas bastante tiempo, ¿es ella? —dijo la chica sentándose en las piernas de Gabriel.

—Es ella. Es hermosa, ¿verdad?

—Sí, se nota que te gusta mucho —miró fijamente a su hermano—, solo espero que no te ilusiones mucho con ella, ¿no se supone que te vas a ir a vivir con mi hermano?

—Esto no es seguro, ella ama a otro hombre, así que solo somos amigos —explicó Gabriel.

 

Era de mañana, Tomás salió de su casa apresurado porque se le hacía tarde para ir al colegio:

—¡Ay, mamá lo llevo cuando llegue del colegio! —gritó Tomás saliendo de la casa.

—¡Tienes toda una semana diciendo eso! —gritó la señora desde la cocina.

Tomás iba a correr cuando sintió que se tropezó con alguien y se golpeó fuertemente la cabeza, él y esa persona soltaron un grito:

—¡Mira por donde caminas estúpido! —gritó Gera y le dio un puño en el pecho de Tomás.

—¡Ay, mira quien lo dice! —gritó Tomás. Reaccionó al ver que era una chica.

—Anda, eres tú —soltó Gera y desplegó una gran sonrisa.

—¿Yo?  —preguntó Tomás. Hizo un gesto de confusión, él no la conocía para nada, primera vez en su vida que la veía.

—Eres el chico que sale a trotar todas las noches ¿no? —dijo Gera mientras envolvía un poco de cabello en su dedo índice.

—Hablamos después —Tomás le dio dos palmaditas en el hombro y empezó a caminar rápidamente.

—¿Qué?  —inquirió Gera abriendo su boca en gran manera, bajó su mano de su cabello y miró a todos lados— me dejó hablando sola...

Caminó hasta alcanzarlo:

—Oye, ¿cómo se te ocurre dejarme hablando sola? ¿Te has vuelto loco? —preguntaba a su lado. Tomás la ignoraba por completo— ¿me vas a ignorar?

—¡Ay, sí que eres intensa! ¿No te das cuenta que voy apresurado? —dijo el chico bastante molesto. Vio que a lo lejos iba Mateo junto con Alejandra— ¡chicos! —llamó y empezó a correr.

—¡Solo quiero hablar contigo! —gritó la chica corriendo a su lado.

—¡¿A ti que te pasa?! ¿No tienes que ir al colegio o qué?

—No me interesa si puedo hablar contigo.

—Tú no estás en tus cabales —masculló Tomás y empezó a ignorarla.

—Gera ¿qué estás haciendo? —Gabriel la tomó de un brazo e hizo que dejara de perseguir a Tomás.

—Estaba hablando con él —dijo la chica sonriente.

—Pero si lo estabas acosando —replicó Gabriel bastante extrañado.

—Claro que no, solo quería pedirle su número de celular.

—Ya cállate, vamos, el colegio está bastante lejos y se nos hará tarde —Gabriel la tomó del brazo y la arrastró—, siempre haces cosas impulsivas y te ves como una loca total; aprende a controlarte, ya estás bien grande...

 

—Hoy una loca se me apareció mientras venía al colegio —dijo Tomás a Claudia mientras merendaban.

—¿Una loca?

—Bueno, era una chica, hasta era súper linda, pero muy intensa y loca... Tenía los ojos gateados, su cabello era castaño oscuro y parecía que no era de aquí, tenía muchos rasgos de ser extranjera, hasta su acento —explicó Tomás.

—Será que le gustas. Y a ti te atrajo.

—Se le notaba demasiado que le gustaba y eso me asustó, parecía estar obsesionada; —Tomás quedó pensativo por un instante— se me hizo muy conocida, pero me hace acordar a un chico que vive cerca de la casa, ¿serán hermanos? Porque es el vivo retrato de él.

—Seguramente.

—Aunque ese chico es muy calmado y hasta se lleva bien con todos los que lo conocen, son tan diferentes.




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