Ella era fea

Capítulo 45: Siempre contigo

El padre de Tomás le pegó en la cabeza al niño con un periódico enrollado:

—Mira que golpear a Josef, ¡¿eres idiota o te haces?! —lo regañó—, sabes por lo que está pasando ¿y encima lo vas a golpear?

—Lo siento —se disculpó Tomás. Nunca le había dicho el por qué lo había golpeado y por eso tuvo varios castigos por parte de su padre.

Josef había visto de lejos como el señor regañaba a su hijo, por un lado, le daba gracia la forma en como el señor regañaba a su hijo, pero por otro, se sentía sumamente triste por las cosas que Tomás tenía que pasar por su culpa.

Empezaron a transcurrir los días y Tomás siempre llagaba a su casa para estar con él, así también lo hacían Mateo y Alejandra. Pero en esos días la madre de Josef enfermó gravemente y pasaba la mayor parte de las semanas en la clínica.

La casa de Josef acostumbraba a estar llena de luz y un calor a hogar, en aquellos días estaba gris y bastante fría, también se sentía muy solitaria, eso no ayudaba en lo absoluto a Josef. El niño se encerraba en su cuarto y por más que sus amigos llegaran para animarlo él estaba triste y callado, muchas veces los hizo salir de su cuarto de una forma muy grosera:

—¡Josef eres un idiota! —gritó Alejandra mientras salía del cuarto.

Tomás se tiró en la cama de Josef y le mostró una sonrisa torcida:

—Me sacas y te muelo a golpes —dijo el chico mientras tomaba una revista que estaba en la mesa de noche de la derecha.

—Quiero estar solo —pidió Josef con tono seco.

—Sabes que eso es imposible, tratarás de suicidarte y eso simplemente es una idiotez —explicó Tomás.

—¿De dónde sacas eso?

—Ya lo intentaste una vez —soltó Tomás y cruzó su mirada con la de Josef.

Actualidad:

Keidys estaba impactada con lo que había contado Tomás.

—Después de eso Josef no volvió a intentar suicidarse más, pero yo no aguantaba el miedo cuando sabía que él estaba solo, una vez vi que tenía una herida en su tobillo derecho y me alteré mucho porque creí que había intentado hacerlo. Estábamos con los demás cuando empecé a gritarle para que me dijera, recuerdo que eso fue en el colegio, un profesor me separó de él y nos llevaron a donde mi padre, no soporté más y le conté a mi papá toda la situación. Josef recibió terapia psicológica, pero lo hizo solo si no le contaban a su madre, ella aún no sabe nada. Pero realmente me preocupa mucho lo que le está sucediendo ahora, Josef trata de demostrar que es fuerte, más yo sé que no es así, se siente solo, su padre era todo para él y su muerte dejó un gran vacío en Josef. Le da mucho miedo el que las personas se alejen de él y sé que si te pierde él va a decaer mucho, Josef siempre ha estado enamorado de ti. No sabes lo enojado que me sentía cuando veía que lo molestabas —Tomás dejó salir una pequeña sonrisa—, quería matarte. Yo veía que Josef se sentaba solo después que tú lo molestabas y a veces empezaba a llorar —Tomás puso sus manos en su cintura y dejó salir un suspiro—. Quería matarte, en serio, te odié mucho en ese tiempo.

—Lo siento Tomás, no sabía el daño que le estaba haciendo a Josef —dijo Keidys con gran tristeza, sus ojos estaban llenos de lágrimas.

—Tranquila, lo bueno es que después todo se arregló y ahora ustedes están juntos. Josef ha cambiado mucho desde que estás a su lado, lo veo bastante alegre, mira que ahora se divierte, sale a fiestas y se comporta más como un chico de su edad, y yo que pensaba que era un viejo ermitaño —Tomás dejó salir una pequeña risa—. Solo quiero que sigas con Josef, quería contarte todo esto porque sé que él nunca lo hará, él ahora siente que debe mostrar la figura de un hombre fuerte, a veces se comportará como un odioso, pero todo es por la situación que está pasando —hubo un momento de silencio—. Pero por más cosas que pasen por favor, no te separes de él Keidys.

—Claro que no... —dijo Keidys con mucha seguridad— Yo realmente amo a Josef, te prometo que no voy a separarme de él.

—Si es así entonces no te mataré. Ya me había comprado el arma.

Los dos chicos soltaron la carcajada. Keidys entendió en ese momento el por qué Tomás era el mejor amigo de Josef, ella nunca habría imaginado la historia que había detrás de esa amistad. Muchas veces los había visto discutir y le parecía absurdo que esos dos polos opuestos fueran tan amigos. Pero en aquel momento mientras veía como Tomás hablaba con el mismo entusiasmo que siempre acompañaban sus palabras recordó aquella noche cuando lo encontró ensangrentado a punto de morir, Josef estaba pasmado y empezó a gritar como loco mientras los policías trataban de calmarlo "¡No...! ¡Tomás!" gritaba Josef mientras veía como los paramédicos atendían al chico que agonizaba tirado en la acera fría.

Es de imaginarse, era el mismo niño que una vez impidió que él se suicidara, el que estuvo a su lado cuando aquella figura paternal había desaparecido de su lado, el que siempre había estado junto a él en los momentos más oscuros de su vida:

—Yo no soportaré si Tomás se muere, no lo soportaré —dijo Josef mientras estaba en la sala de espera, se veía muy desesperado y no podía dejar de llorar. Keidys estaba a su lado y su mirada bajó hasta las manos de Josef que estaban entrelazadas entre sí. Estaban sentados en una banca de la gran sala blanca y fría. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.