Ella era fea

Capítulo 48: Los celos de una mujer

Alejandra salía en la mañana junto con Mateo, en ese momento Tomás salió de su casa:

—¡Tomás! —saludó Mateo sonriente y cruzó la calle.

—¡Mateo! —dijo Tomás sonriente.

—Oye préstame la tarea de la primera hora, no la hice —dijo Mateo tomando el bolso de Tomás, lo empezó a abrir.

—Ya decía yo que eso era realmente raro que me saludaras de esa manera —soltó Tomás mientras le daba un pequeño golpe en la cabeza a Mateo, este soltó una sonrisa algo picarona.

En ese momento Gabriel salió junto con su hermana de la casa:

—¡Gabriel! —saludó Tomás yendo hasta él.

Alejandra observó desde lejos toda la situación:

—No pues, ¿ahora cómo les digo? —se cruzó de brazos.

—Oye Gabriel déjame en el colegio, ¿sí? —dijo Tomás. En ese momento el chofer abrió la puerta.

—Bueno pues, entra —aceptó Gabriel con un tono amable. Al fin se habían vuelto amigos y eso aliviaba a Tomás.

—Llama a Alejandra —dijo Gera emocionada.

Gabriel y Tomás se miraron las caras:

—¡Alejandra! —gritó Gera, le hizo señas con una mano a la joven para que se acercara.

—No creo que sea buena idea —dijo Tomás a Gera.

—¿Por qué? —preguntó Gabriel.

—Bueno pues... —Tomás miró a Alejandra.

Ella estaba con Mateo quien guardaba la libreta de Tomás en su bolso, vio que Tomás estaba con Gabriel:

—Qué genial, hoy no camino —soltó Mateo alegre. Miró a Alejandra— vamos, aprovechemos.

—¡Claro que no! —la chica dio media vuelta y se fue.

Mateo observó extrañado a su prima:

—¿Y esta que comió? —se preguntó. No le dio mucha importancia y llegó hasta donde estaban todos.

Alejandra trató de caminar rápido para que el carro no la alcanzara, pero fue imposible, cuando quiso darse cuenta el carro de Gabriel se detuvo cerca de ella:

—Alejandra ¿no quieres que te lleve? —preguntó Gabriel cuando bajó el vidrio de la ventana del carro.

—Ni en broma —soltó Alejandra sin dejar de mirar el camino.

—Bien —Gabriel subió el vidrio del carro y después Alejandra vio como el auto se perdió en la larga calle.

En ese momento sintió sus sentimientos revueltos, estaba feliz porque ninguno de su círculo social era amigo de Gabriel, era solo para ella, él siempre cuando veía a su grupo solo se enfocaba en ella y eso realmente le gustaba. Le daba la ilusión de que era especial para Gabriel, pero llegó Tomás y dañó todo, en solo una noche ya había hablado con él e hizo que todos se fueran en el auto de Gabriel.

"Seguramente ahora lo hará uno más del grupo y ya no habrá nada entre él y yo —pensó Alejandra— ay, pero esta mente mía, claro que entre él y yo no hay nada especial, solo éramos amigos, ahora que consiguió amigos ya no querrá estar conmigo".

Llegó al colegio y vio donde todos estaban hablando con Keidys de lo más normal. Alejandra recordó que había tratado mal a su amiga la noche anterior, eso la hizo sentirse esa mañana muy sola. Entró al colegio ignorando a todos:

—¿Qué le sucede a Alejandra? —preguntó Keidys.

—Creo que está en sus días —explicó Claudia.

—No... Le llega la otra semana —dijo Mateo.

—Está celosa —soltó Tomás. Miró a Keidys con una sonrisa— está funcionando.

—¿Tú crees? —inquirió ella preocupada.

—Claro que sí, confía en mí —soltó el chico con mucha seguridad.

Alejandra se sentó en su puesto y empezó a andar su celular, en esos momentos correría hasta Josef y se desahogaría con él, pero ahora que no estaba tenía que tragarse todo:

—Cuando uno lo necesita... —se quejó— ese es otro idiota.

Sonó el timbre que anunciaba el comienzo de las clases y todos entraron a los salones, las clases llegaban una tras otra, era muy cansado para Alejandra, como se estaba acabando el año escolar había muchos exámenes.

Por fin llegó la hora de salida y Alejandra quería escaparse de todos sus amigos pero...

—¡Amiga, vamos a cenar! —dijo Keidys mientras la abrazaba por la espalda, dejó salir una sonrisa.

—Lo siento, voy a acompañar a mi tía a hacer el mercado —se negó la joven.

—Mentira, ya lo hicimos —dijo Mateo frente a ella.

—¿Por qué mientes Alejandra? —preguntó Keidys.

—¿Acaso te quieres escapar porque tienes miedo? —interrogó Claudia con un rostro un poco misterioso mientras ponía sus manos en su cintura. El rostro de Alejandra se ruborizó por completo.

—¿De qué hablas Claudia? —inquirió Alejandra mientras desplegaba una sonrisa forzada.

—Gabriel nos va a acompañar a cenar, irá con su hermana —explicó Tomás.

Alejandra tragó en seco y vio que todo su grupo la miraba fijamente:




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