Ella era fea

Capítulo 50: Lo que siento por ti

—Perdón, en serio, perdón Keidys —empezó a decir Mateo.

Ella no era capaz de decir algo, ¿qué había pasado? ¿Era porque no podía pensar con tranquilidad?

—Keidys... —dijo Gabriel llegando al patio— ¿cómo te sientes? —se sentó a su lado.

—Sí... Ya se me pasó el malestar —contestó la joven.

—Bien —soltó Gabriel desplegando una sonrisa, miró a Mateo.

—Disculpen —Mateo se levantó de la silla y salió del patio.

Se fue de la casa, la calle estaba completamente sola, mientras caminaba dejaba salir las lágrimas. Estaba cansado de sentir aquel sentimiento que lo ahogaba; el solo recordar aquel beso que acababa de dar se le revolvía todo, se suponía que Josef era un gran amigo suyo que ahora estaba pasando por grandes problemas en su vida y lo menos que merecía era una traición de un amigo tan cercano como él.

—¡Mateo! —escuchó detrás de él. Limpió sus lágrimas y volteó, era Claudia quien llevaba en una mano un paquete de cervezas, desplegó una gran sonrisa.

Se sentaron en una banca del parque, ella ya estaba bastante ebria y no dejaba de contar chistes muy malos:

—¿Qué son dos raros? —le preguntó.

—¿Qué son?

—Dos bobos en acción —soltó la carcajada, le dio un golpe en la espalda del muchacho que hizo que escupiera la cerveza que tenía en la boca— ¡dos bobos en acción! —la joven no dejaba de reírse, eso hizo que Mateo soltara una risa.

—Eres muy mala contando chistes —dijo Mateo llevando su mirada a Claudia.

—Mateo... ¿por qué la vida es así?

—¿Así cómo?

—Que la persona de la cual estás enamorado solo mira a otra, es muy triste el querer estar con ella y no poder. No me gusta para nada.

—Claudia estás ebria ahora —Mateo puso una mano en la boca de Claudia. Ella se la quitó.

—Mateo yo te amo, pero tú no dejas de mirar a Keidys, ella tiene novio, sabes que no tienes posibilidades con ella ¿por qué no la olvidas?

—Basta Claudia, no sigas por favor.

—Somos como Tomás y Alejandra, ella estaba enamorada de él, pero Tomás nunca la amó, ahora está con esa tal Gera, o al menos parece que son algo. La diferencia que hay entre ellos y nosotros es que tú miras a Keidys y yo no tengo a nadie que me preste atención. Alejandra tiene a Gabriel y hacen una linda pareja, pero... ¿y yo? ¿Qué hay de mí? —Claudia dejó salir el llanto— me trataste muy mal una vez, me dijiste que soy una intensa y seguramente ahora me estás odiando porque te digo todo esto. Pero me siento muy mal porque no me miras, siempre quise estar a tu lado, te veía desde lejos como te divertías con tu grupo y me gustaba mucho, ¡como anhelaba estar a tu lado!, que me trataras lindo como lo hacías con Alejandra y Keidys. Pensaba que todo eso se había perdido cuando conocí a Tomás, al principio me trató muy mal, pero después una tarde me pidió disculpas y empezamos a ser amigos, me gustó mucho, no te tenía a ti, pero sí a alguien parecido, aunque cuando empecé a tratar contigo me divertía con las cosas que nos pasaban, como cuando me caí en la cabaña de la playa. Esa tarde la pasé tan bien... —Claudia desplegó una sonrisa— creí que entre los dos podía pasar algo. Fui ingenua, eso nunca sucederá.

—Claudia creo que es mejor que regreses con todos, yo me iré a dormir a mi casa —se levantó de la banca.

—¿Recuerdas que te conté que mi familia no es de aquí?

Mateo se detuvo al escuchar aquello:

—Quiero estar con ellos y por eso hice el examen de admisión en la universidad en la que todos mis familiares han estudiado. No quería decirle a nadie porque, aunque lo hice yo... quería quedarme con todos ustedes, la pasó muy bien y quería apostar a la universidad nacional de aquí donde van a ir todos ustedes. Pero es mejor que me vaya con mi familia, mi hermano se irá con mi padre cuando termine el año escolar, solo estábamos aquí por su trabajo, ahora que lo han liquidado no tenemos nada que hacer en esta ciudad.

Mateo se volteó y vio el rostro de Claudia húmedo por las lágrimas:

—Vamos, te llevo con todos —la tomó en sus brazos, ella no dejaba de llorar. El gran error de Mateo fue el creer que solo era porque el alcohol la había consumido, pero dicen que cuando una persona está en ese estado nunca miente y demuestra lo que hay dentro de su ser.

—Mateo... yo pasé el examen, me voy dos días después de nuestro grado —susurró Claudia.

—¿Qué? —preguntó. Pero ella quedó dormida— eso te pasa por beber tanto, mira cómo te pones.

La acostó en la cama donde estaba Alejandra durmiendo abrazada con Gera. Después se marchó a su casa, al entrar en su cuarto vio en una mesa de noche una foto que se tomó con Keidys. Se había enamorado de ella desde que era un niño, pero sabía que debía dejarla, aunque su corazón estaba muy cómodo con ese sentimiento, por más egoísta que sonara él se sentía bien enamorado de Keidys.

Pero al tirarse en la cama sacó su celular y vio en el fondo de pantalla una foto que se había tomado con Claudia, buscó en la galería un vídeo que grabó esa noche donde ella cantaba, no lo hacía mal, era buena cantando, dejó salir una sonrisa cuando él pasó el celular y corrió para acompañarla en el canto. En aquel momento recordó las palabras de ellas. "Creí que entre los dos podía pasar algo". Tiró el celular a un lado, se acostó a medio lado y observó detenidamente la foto de Keidys, dejó salir un suspiro:




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.