Ella era fea

Capítulo 51: Amor mío

Keidys estaba esperando en el aeropuerto a que llegara Josef, algunas personas la quedaban viendo, claro que sabían quién era. Alejandra le preocupaba que las personas se la quedaran viendo:

—¡Mira Alejandra, es él! —gritó Keidys al ver que Josef se acercaba a ella.

Keidys corrió hasta él y se le lanzó encima, Josef la abrazó fuertemente y después se besaron.

—Te extrañé un montón —dijo Keidys mientras lo volvía a abrazar.

Alejandra y Tomás se miraron las caras y después vieron cuando unas personas les tomaron unas fotos, obviamente que eso se convertiría en un gran escándalo. Pero al parecer a Keidys no le importaba en lo absoluto.

De la nada Keidys se vio en una sala junto con Josef, allí estaba el abuelo del joven con su mirada severa:

—¿Y ahora qué harás? Acabas de hacer un gran espectáculo en un lugar público. Ustedes los jóvenes no saben lo que es el pudor —regañó el señor con un tono seco.

—Disculpe señor, pero en realidad no me importa lo que piensen los demás sobre mi relación con Josef, es mi novio y quiero tener un futuro a su lado. Estuvimos una semana separados, nuestra relación estaba en su peor momento y tuve mucho miedo al no poder verlo, usted fue joven, debería entendernos —explicó Keidys, las manos de los chicos se apretujaron fuertemente al notar el silencio del anciano.

—¿Cómo que no se vieron por una semana? Si yo era quien le prestaba el celular a Josef para que te llamara todas las noches —el señor desplegó una sonrisa—, ustedes los jóvenes, ay Dios, si eres dramática niña ¿cuál mala relación? Yo vi cómo se besaron en público como si hubieran durado años sin verse.

En aquel momento el alma de Keidys volvió a su lugar, eso quería decir que aquel hombre estaba de acuerdo con su relación, por fin. 

 

—¿Por qué no me habías dicho que tu abuelo estaba de acuerdo con nuestra relación? —preguntó Keidys a Josef cuando caminaban por un pasillo que daba al patio de la casa del abuelo de Josef.

—Bueno... Él me dijo que no te contara, toda esa semana estuvo preguntándome por ti, cuando te vio la mañana en la que nos despedimos le llamaste la atención, me dijo que, aunque fue muy escandaloso el ver a los chicos peleando y toda esa discusión tú le llamaste la atención, por eso empezó a investigarte para saber más de ti. Dijo que fue muy fácil, solo fue poner tu nombre y salió un montón de noticias sobre tu carrera profesional y la buena fama que tienes, le alivió el solo encontrar el escándalo del vídeo de Tomás y todos los mensajes de superación que dejaban las personas. Dijo que eras una buena chica, pero quería ponerte a prueba y pues la acabas de pasar —Josef la abrazó dulcemente.

—Josef, sentí que esta semana sin ti fue muy dura, en realidad te extrañé mucho, por más corto que fue el tiempo yo... te extrañé mucho. —Acercó su rostro hasta poder sentir la respiración de Josef en su piel, en aquel momento recordó lo sucedido con Mateo— Josef, también tengo algo que decirte. Por favor perdóname, pasó algo que, aunque no fue previsto sé que no tengo nada a mi favor para justificarlo, Mateo y yo nos besamos, traicioné la confianza que me habías dado. Perdón.

Josef desplegó una sonrisa, algo que confundió mucho a Keidys, el muchacho llevó una mano al cabello de Keidys y empezó a acariciarlo lentamente:

—Lo sé, Mateo me llamó muy temprano en la mañana, me contó que se habían besado y que todo fue su culpa, me dijo que tú estabas ebria y él también, que solo fue un impulso —explicó Josef.

—Pero fue un beso —replicó Keidys.

—Un beso que tú no querías, Keidys, yo confío en ti y sé que nunca me has querido ser infiel. Has demostrado cuanto me quieres y yo te estoy muy agradecido, además, Mateo, él siempre te ha amado desde que era un niño, en serio, tenía afiches tuyos y todo, él me contó que estaba realmente mal por lo que había pasado, su voz se escuchaba quebrada. Mentiría si no aceptara que me enojé en el momento y me dieron celos, pero entiendo lo que pasó, así que no te preocupes, mientras no me lo recuerdes todo estará bien —le dio un beso en la frente. Keidys rodeó la cintura de Josef con sus brazos, ese chico que tanto la comprendía al punto en que la hacía tener cargo de conciencia siempre estaría a su lado.

 

—Mira, esa es una foto que les tomé a ustedes cuando Josef llegó por primera vez al colegio —dijo la madre de Josef mientras ellos veían el álbum de fotos.

—Keidys, realmente eras fea —se burló Josef. Ella le dio un golpe en la espalda—, pero es la verdad —se echó a reír.

—Pero así te enamoraste de mí —soltó Keidys mientras respingaba las cejas.

La señora Tatiana soltó una carcajada al ver como los chicos discutían:

—Dejen de discutir, parecen perros y gatos —los regañó.

 

Esa noche la madre de Josef que últimamente se sentía muy bien de salud decidió visitar al abuelo de Josef que se encontraba con su esposa en la mansión, su suegra quería verla, siempre estaba de viaje y ahora que había llegado quería ver a su nieta Sofía. Ya había visto a Josef, ellos se encontraban con ella fuera del país, así que esa noche Josef estaría solo con Keidys.

—No hay nada mejor que esto, qué delicia... —dijo Keidys con la boca llena.




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