Ella era fea

Capítulo 57: Siempre a tu lado

—Josef eso es muy peligroso, ¿y si te matan? —Keidys se acercó a él—, por eso no me querías contar, ¿verdad?

—Yo mejor los dejo solos —Tomás salió del cuarto cerrando la puerta.

—Keidys, por favor… —pidió Josef.

—¡No quiero perderte Josef! —la joven soltó el llanto.

El muchacho la abrazó, pudo sentir el temblor en el frágil cuerpo de Keidys, eso le destrozó el alma. Por eso no quería contarle, no quería verla así; prefería que fuera ignorante a toda esa realidad triste y llena de tensión que lo rodeaba a él. Era una vida llena de peligros, desde que murió su padre siempre sospechó que el asesino estaba en las empresas que su padre manejaba, cuando había aceptado la propuesta de su abuelo aquella incertidumbre lo atrapó tanto que infiltró a unos detectives en la empresa y al parecer el asesino empezó a sospechar sobre los movimientos astutos que Josef hacía. Antes de volver al país recibió la primera amenaza de muerte.

—Keidys, estoy bien. No me va a pasar nada —dijo Josef tratando de calmarla.

—¡Eso no es cierto!, sé que tu papá murió por manejar esas empresas y ahora tú lo estás haciendo, encima de eso estás buscando a quien lo asesinó. Eso es muy, pero muy peligroso Josef —Keidys se alejó de él. Estaba bastante alterada.

—Por eso no quería contarte. Lo hacía para protegerte, para que estuvieras tranquila —Josef empezó a dar vueltas por el cuarto mientras llevaba sus manos en su cintura.

—¿No podrías dejarlo?, deja de trabajar allí, sigue con lo de estudiar medicina, ese es tu sueño después de todo Josef —insistió Keidys.

—No puedo.

—¿Por qué no puedes? ¡Solo por la idea de descubrir a ese hombre!, por favor Josef ¡la venganza no es buena!

—¡Basta, Keidys! —gritó Josef con fuerza, su mandíbula empezó temblar y sus ojos se llenaron de lágrimas.

—Solo falta que me golpees —soltó Keidys con bastante impotencia.

—Yo no sería capaz de tocarte Keidys. Me sorprende que digas eso —Josef empezó a caminar en dirección a la puerta.

—Yo no voy a estar al lado de una persona que en cualquier momento puede morir. El solo pensar que mi celular va a sonar con la noticia de tu muerte hace... —su voz se quebró— Hasta que no dejes esa loca idea de vengarte no vuelvas a buscarme.

—¿Eso quieres? —Josef volvió su rostro hasta dónde estaba su novia—. ¿En serio vas a llevar esto a ese nivel?

—Josef necesito que dejes esa loca idea.

—¡Es que no puedo Keidys, necesito que lo entiendas!

—No… Es una idea suicida ¡Josef entiéndelo! Deja de trabajar en esa empresa, deja ese capricho.

—¡No hables sin saber, por favor!

Keidys se acercó y lo empezó a estremecer, la tensión en el cuarto creció en gran manera.  

—¡Es una idea estúpida, un maldito capricho tuyo Josef! ¿Por qué dejar la medicina por esto? ¡¿Por qué?! —gritaba la joven.

—Lo dices porque tienes a tu familia unida, no has perdido a tu padre, no estás a punto de perder a tu mamá o a tu hermano —soltó Josef en un sollozo. La mirada del joven se llenó de lágrimas retenidas—. Si dejo la empresa voy a perder a mi madre, ella necesita los tratamientos que mi abuelo le paga y si ella muere me van a quitar a mi hermana. Ellas son lo único que me queda, ese maldito hombre me quitó a mi padre y está muy contento robando dinero en la empresa, cuando mi abuelo muera se quedará con todo lo que mi abuelo y mi padre lucharon toda su vida, si no estoy allí, si no lo saco de la empresa se va a quedar con todo, me va a dejar sin nada. Me quitó  a mi padre y en cualquier momento mi abuelo puede descubrirlo, la vida de mi abuelo también corre peligro, como la mía, la de mi abuela, la de mi madre, ¡la de todo lo que me queda!, no voy a permitirle que los mate, no quiero perder a más personas, no quiero volver a pasar por lo mismo otra vez… —el llanto de Josef salió, no lo soportó más, el nudo en la garganta era muy doloroso.

Keidys se sintió muy mal por haberlo tratado tan mal. Abrazó a Josef, sabía que él no quería que ella lo viera llorando, ese chico era tan orgulloso que se arrepentiría toda su vida por el haber llorado frente a su novia.  Aunque le sorprendió sentir la fuerza con la cual Josef la abrazó, él estaba asustado; tenía miedo de perderla, así como de perder a toda su familia. En aquel momento entendió que por obligación Josef debía estar en aquella empresa y luchar hasta que sacara a aquel hombre de allí, si no lo hacía perdería absolutamente todo.

—Perdóname Josef, perdóname, no sabía que estabas pasando por todo esto —le susurró en el oído—. Yo voy a estar contigo, te apoyaré en todo, no me voy a separar de ti.

—Gracias, no me agrada la idea de estar alejados. Me enojó tanto cuando dijiste eso. Pero es que eres tan terca —Josef dejó salir una pequeña risa, así como lo hizo ella también.

Tal vez Keidys solo sería un estorbo en aquella situación, pero su presencia en los momentos más oscuros haría que él encontrara tranquilidad, como esa misma que tuvo al abrazarla. Por un momento en ese cuarto sintió que su vida se hacía pedazos, se estaba desmoronando poco a poco, pero ella con ese gesto y aquellas palabras lo hizo volver en sí.




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