Ella era fea

Capítulo 79: El pasar de los años

Keidys estaba recogiendo sus cosas para irse, el tiempo había pasado muy rápido, Josef estaba bastante recuperado y ya podía dar pasos lentos sin las muletas, pero el médico le decía que no se esforzara, tenía que seguir con ellas e ir a las terapias.

Keidys había firmado contrato y retomaría su carrera, no podía estancarse en aquel lugar cuando ella tenía su vida muy lejos de allí. Su hermano le ayudó a bajar las maletas, la señora González no dejaba de llorar y abrazó a su hija:

—Mi niña… Te voy a extrañar mucho —dijo entre sollozos.

—Mamá… Voy a estar viniendo a visitarlos, no te preocupes —Keidys la abrazó fuertemente.

Keidys no quiso que sus padres la acompañaran al aeropuerto ya que se iría a despedir de todos sus amigos y Josef que no podía estar caminando en muletas, tenía que recuperarse pronto si quería comenzar la universidad en el segundo semestre del año.

Alejandra no dejaba de llorar al saber que tenía que despedirse de su amiga.

—Todos me están abandonando —dijo Alejandra abrazando fuertemente a Keidys.

—Ay, claro que no Alejandra, voy a estar viniendo constantemente a visitar a mi madre. La pobre quedó tan triste —explicó Keidys.

—Me gustaría acompañarte al aeropuerto —dijo Josef sentado en un sillón bastante triste.

—Amor… Sabes que no puedes caminar, tienes que estar en reposo si quieres recuperarte pronto para poder empezar a estudiar y trabajar —aclaró Keidys, le dio un beso—, te llamo cuando llegue, ya sabes, estaré lejos, pero no tanto. Siempre estaremos comunicados, tú me visitarás, yo te visitaré y así hasta que podamos estabilizarnos en un solo lugar y pues… ya sabes lo que viene —lo abrazó desplegando una gran sonrisa.

—Claro, sé que esto es momentáneo —dijo Josef mientras recibía un cálido abrazo.

Keidys se despidió de Gera y Claudia quien no dejaba de llorar:

—Chicas no se metan en problemas, siempre lo hacen y después están apuradas —recomendó Keidys.

—Pero es que esa es nuestra esencia —soltó Gera. Keidys dejó salir la risa.

 Tomás tenía los ojos rojos cuando Keidys llevó su mirada hasta él:

—Estás mostrando tu lado sensible —se burló Keidys.

—Es que se me metió polvo en el ojo —dijo el muchacho. Keidys le dio un pequeño golpe en su pecho.

—Claro —Keidys sabía que quería llorar.

Le dio un fuerte abrazo a Mateo, aquel chico que era bastante especial para él:

—Voy a extrañarte mucho —dijo Mateo.

—Yo igual. Por favor cuida bien de las muchachas, sabes que siempre se meten en problemas —pidió Keidys.

—Claro, así lo haré —respondió Mateo.

Keidys prefería irse sola a tomar el avión para poder asimilar que se iba a ir lejos de aquel gran grupo. Ese año fue el mejor en su vida y le dejaba un gran golpe en el pecho el tener que irse lejos de ellos. Se dio cuenta que ese era su lugar, quería seguir al lado de Josef y todo su grupo viendo las historias de cada uno, ser así de unida como todos los eran, se defendían, protegían y aconsejaban tanto que se metían en la vida del otro sin importar las consecuencias, todo eso amaba Keidys de aquel grupo, ellos le habían enseñado mucho, la cambiaron por completo y se encariñó tanto con ellos que cuando iba en el avión soltó el llanto.

Al llegar la esperaba su tía y a su lado estaba Gabriel. El verlo le calmó tanto que corrió y lo abrazó, le recordaba a su grupo de amigos.

—O sea que llegas y abrazas a tu amigo en vez de a mí —su tía estaba impresionada.

—Lo siento tía, es que estaba nostálgica al dejar a mi grupo. Siento que mi pecho tiene un hueco grande al dejar a mi familia y amigos, además, mi novio se está recuperando de sus heridas y quería seguir a su lado —al decir esas palabras Keidys sintió que había dejado una gran fortuna en su país natal.

—Ay, hija, pero la responsabilidad es primero —dijo su tía.

—Pero me tienes a mí —Gabriel le dio un beso en la frente.

—Gracias, Gabriel —lo abrazó. Estaba que soltaba las lágrimas.

—Vamos, vamos. Debes ir a instalarte hija —dijo su tía que era bastante mala para ese tipo de situaciones.

Y así fue como cada uno empezó a concentrarse en sus obligaciones. Keidys veía que Gabriel no estaba muy alegre, pasaba las tardes mirando los atardeceres y su álbum de fotos donde estaba todo el grupo reunido, esas hermosas tardes donde salían a comer o a fiestas. Pero en especial miraba la foto donde estaba Alejandra con su mirada puesta en el paisaje de la playa frente a un mirador.

Ella también extrañaba a su amiga y a su novio. Aunque hablaba con él todos los días antes de irse a dormir, pero no era lo mismo. Todo lo sentía tan diferente.

Aunque mientras pasaban los meses muchas cosas cambiaron en la vida de todos. Y así  los meses se volvieron años. Keidys firmó contrato para hacer el protagónico de una novela. Gabriel ganó un concurso de fotografía donde sus fotos pudieron estar en una gala muy importante en aquel país. Además que fue contratado por la agencia donde empezó a trabajar Keidys.




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