Ella era fea

Capítulo 80: Una noche perfecta

—¡Callaos! —gritó Keidys dando un golpe a la mesa. Miró al grupo, Tomás quedó con una cuchara suspendida a punto de ser metida en la boca—, no parece que sean adultos maduros ya —regañó.

—Cállate Keidys, estamos comiendo —regañó Claudia haciendo un movimiento con su mano derecha para que dejara el tema.

—Les estoy hablando de que tengo algo importante que decir —insistió bastante enfadada. Todos siguieron comiendo— ¡tengo un retraso! —gritó, todos llevaron su mirada a ella y quedaron impactados.

Josef escupió la cerveza que tenía en su boca y empezó a toser.

—Es mentira, idiotas, era para que me prestaran atención —soltó Keidys.

—Habla de una vez por todas Keidys. Has estado como una lora toda la tarde. Solo nos reunimos en el año todo el grupo una vez. Déjanos comer en paz —se quejó Mateo.

—Eso es de lo que voy a hablar pendejo, me están colmando la paciencia —Keidys se veía que no aguantaba la impotencia.

—Habla ya —dijo Gera bastante aburrida.

—Mira que no le van a dejar comida a Alejandra. Por eso están así de gordos —soltó Keidys cuando se levantó de su silla y miró la mesa.

—¡Habla de una buena vez! —gritó Claudia perdiendo la paciencia.

—No me grites, me haces sentir tan mal —dijo Keidys haciendo un puchero.

—Disculpa, es que todos ustedes me desesperan —Claudia le dio un golpe al hombro de Mateo.

—¿Por qué te la desquitas conmigo? —preguntó Mateo acariciándose su hombro.

—Te lo mereces —soltó Claudia fastidiada.

—Bueno, lo que yo quiero decir es que. Creo que mejor espero a que llegue Alejandra y Gabriel —se sentó.

Josef soltó una gran carcajada, puso su cerveza en la mesa haciendo un sonido fuerte:

—Te amo y todo amor, pero a veces desesperas tanto —dijo.

—Es que no es el momento oportuno. Mejor espero a que llegue Gabriel y Alejandra —explicó Keidys.

Josef se levantó y caminó a los adentros de su casa. Keidys pensó que su novio estaba enojado, por eso lo siguió.

—Josef —dijo al entrar al cuarto. El joven la lanzó a la cama— ¿oye qué haces?

—Tenemos rato que no estamos así —Josef la aventó a la cama con un jalón de su brazo y la abrazó.

—Pero si ayer dormimos juntos —dijo Keidys mientras desplegaba una sonrisa.

—No, estando nuestros amigos comiendo abajo en una reunión y nosotros escabullirnos a los cuartos para estar así —explicó Josef.

—Bueno, falta Gabriel y Alejandra.

—Gabriel me dijo que hoy formalizaría todo con Alejandra.

Keidys alzó la mirada y Josef hizo un “sí” con su cabeza:

—Parece que van a comprar un apartamento para vivir juntos. Aunque esa relación es rara, no hubo noviazgo ni nada —dijo Josef, después soltó una carcajada.

—Me parece que es bonito, no les gusta sujetarse a nada y solo vivir su amor sin importar la distancia, mira que ella viaja tanto y él también, se aman tanto —Keidys dejó salir un suspiro.

—¿Y nuestra relación? —preguntó Josef—, ¿cómo es nuestro amor? ¿Te gusta?

—Claro que sí, me parece que es hermoso, nos conocimos desde pequeños, estuvimos mucho tiempo separados, después tuvimos tantos problemas, cuando pudimos estar juntos casi pierdes la vida y encima yo me tuve que ir lejos. Todas las noches nos llamábamos, pasaron los años, pero aun así siempre estuvimos visitándonos y ahora estamos aquí, juntos, hablando de nuestro pasado. Eso es muy hermoso —Keidys dejó salir una risa traviesa y se acurrucó más en el pecho del muchacho.

—Te amo Keidys, siento que cada vez mi amor por ti crece más —le dio un beso en la frente.

—Y yo a ti Josef, no me arrepiento de haberte elegido —acercó su rostro al del muchacho y entrelazó sus labios con los de él creando así un beso.

Después de unas dos horas escucharon unas voces que reconocieron al instante. Alejandra y Gabriel llegaron tomados de la mano:

—Par de tortolos los estábamos esperando —soltó Gera, quedó un poco confundida al ver que su hermano estaba tomado de la mano con Alejandra. Terminó de masticar la carne que tenía en su boca y tragó.

—¿Dónde está Keidys? —preguntó Alejandra.

—¿Dónde más? —inquirió Tomás y soltó una carcajada.

—Ese par cada vez que tienen el tiempo de encerrarse en un cuarto lo toman y nos dejan tirados. Como se nota que no se aguantan las ganas —dijo fastidiada Gera.

Gabriel y Alejandra se sentaron frente a la mesa y empezaron a servirse algo de comida. En aquel momento llegaron Keidys y Josef:

—¿No pudieron esperarse un poquito más? —preguntó Tomás.

—Claro que no… —Keidys le guiñó un ojo.

—Nosotros queremos darles una noticia —dijo Alejandra bastante emocionada. Todos la observaron fijamente—, Gabriel y yo vamos a empezar a vivir juntos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.