¡¿ella es mi Entrenadora?!

Capítulo 7: Recuerdos

Domingo, 01 de abril del 2018.

M I C H A E L

- ¿Dónde estoy?

Detallo mi alrededor. Por el color de las paredes y posters sé que estoy en la habitación de Adrien. Me levanto de la cama, algo mareado. Camino hacia mi mochila para sacar mi cepillo de diente e ir al baño. Más despierto decido bajar a ver quién está abajo.

Abajo solo está la Sra. Glenis y la madre de Adrien.

-Hola Michael ¿Como estás? - saluda la señora Glenis. La mamá de Adrien solo me dedica una sonrisa y vuelve a su computadora.

- ¿Bien y usted? – pregunto sentándome en la barra para ver qué cocina, aunque termino preguntándole- ¿Qué está cocinando?

-Bien. Les estoy haciendo panqueques.

Me muestra la mezcla.

- ¿Puedo ayudar?

-Claro, puedes hacer el jugo.

Me pongo a hacerlo.  Terminando volteo para ver qué hacer y noto que los gemelos junto a Adrien están bajando por la escalera.

Al verlos un recuerdo golpea mi cabeza.

[Tenemos tres latas de cerveza y tres latas de soda, decidan.

No se trata de tomar una sola decisión. Sé que es más como tres pueden emborracharse y los otros los cuidarán. Decidan quien quiere ser borracho y quien quiere ser niñero.

Los gemelos se miran y agarran dos latas de cerveza. Debby y Megan agarran dos latas de soda.

Voy a agarrar la soda. Tengo que estar lo más sobrio posible para el entrenamiento, este es importante. Todos lo son, pero este es un post-competencia.

Alzo la cabeza y veo a Adrien. Recuerdo que la última vez que estuvo borracho casi le dice a Debby lo que siente por ella. Termino agarrando la cerveza dejando a Adrien agarrar la soda.

Espero lograr mantenerme lo más sobrio que pueda. También espero no decir ni hacer nada inapropiado con Megan]

Trato de recordar más. Al parecer fallé en mi cometido porque a pesar de que solo tengo un leve dolor de cabeza no recuerdo mucho.

Al terminar de bajar saludan a la Sra. Glenis. La mamá de Adrien al ver que todos ya bajaron les dedica una leve sonrisa a los gemelos y le da un beso en la mejilla a su hijo para luego encaminarse hacia el pasillo que da con su estudio.

Mientras yo sirvo los jugos los chicos sacan fruta de la nevera y la Sra. Glenis sirve los panqueques. Sirviendo el jugo otro recuerdo decide mostrarse ante mi mente.

[-Megan- la llamo en un susurro.

-Michael.

-Eres bonita- susurro en su oído.

Realmente lo es. También es sexy. No tengo tanto alcohol o valentía en mi sistema para decirle algo así.

-Tú también eres bonito Michael.

Cuando dice esto una sensación algo familiar y a la vez desconocida me invade.

Me acerco a ella y beso su mejilla lentamente de una manera que ni yo mismo entiendo.

Al hacer esto cierro los ojos. Estoy cansado. Esperaré para dormir bien en una cama y no en incómodo asiento de carro.]

Al recordar eso quedó impresionado resultando en un derrame leve de jugo afuera del vaso. Pido perdón y limpio el suelo mientras maldigo mentalmente.

Adrien, Calvin y yo terminamos de comer primero. Chad aún está comiendo, ahora está haciendo a sus pedazos de panqueques besarse.

-Pensé que eso lo había superado- comenta Adrien.

-No, solo no lo hace en los restaurantes. Aun lo hace, aun hace que su comida se bese- contesta Calvin acostumbrado.

Recojo mi plato y mi vaso. Algo de esa conversación desencadena otro recuerdo.

[-No estás borracho.

-La verdad si lo estoy, solo un poco. La comida que comí absorbió el alcohol porque no tomé mucho. El entrenamiento va a ser mañana en la tarde no pienso ir con resaca.

Me acerco a ella. Su olor, su mirada me atraen a ella de una manera que no entiendo. Relamo mis labios. Ella hace lo mismo tragando saliva.

¿Acaso la puse nerviosa?

-La poca cantidad de alcohol en mi sistema es lo que me da la valentía para hacer esto.

Quiero besarla, mis pensamientos racionales están lo suficientemente silenciosos para que me dejen hacer lo que me dé la gana.  Sin importar nada más que sus atrayentes labios me acerco más.

 La habitación está oscura solo nos ilumina la luna. La luna debería luminar a Megan todos los días. Se ve hermosa.

Dame una señal, apártame si no quieres esto suplico mentalmente. Todos mis sentidos están deseosos por besarte.

Sin pensarlo más. Agarro sus mejillas con ambas manos y la beso.

Con anhelo fundo nuestros labios, nuestros labios encajan de manera sublime. Sus labios saben a malteada lo que hace que el beso sea dulce.

Logra que un simple beso sin lengua altere cada rincón de mi cuerpo. Que sus ojos cerrados creen sensaciones que creí que solo se forman en situaciones mucho más íntimas.

Me separo ante la confusión. No sé si esto es lo que ella quiere. Si está acuerdo con esto. Siento que estoy tanteando en la oscuridad. En una hermosa y vulnerable oscuridad

Ella agarra mi cara. Sus manos calientes contra mis frías mejillas crean una agradable sensación.

- ¿Recordarás esto?

Debe pensar que solo soy un calenturiento borracho. 

-Puede que sí, puede que no.

En la habitación solo se escucha los agitados latidos de nuestros corazones.

Ella rompe otra vez la distancia. Esta vez en un beso salvaje que recibo gustoso. Juego con su lengua y ella juega con la mía. Encantado y sabiendo que está de acuerdo con esto paso mis manos por su cintura acercándola más a mí. Mis hormonas suplican que no haya distancia entre nosotros.




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