Domingo, 8 de Julio de 2018.
M E G A N
Hay momentos que fotografías con tus ojos. A veces no sabes que tienes la "foto" de ese recuerdo hasta que de manera inconsciente recurres a este. Recuerdos como mi primera pelea o el día en el que cometí el error que me marcó. La mayoría de las veces puedes inferir por qué los "fotografiaste". Fotografíe momentos de mi primera pelea porque recuerdo que al bajar del ring y a pesar de que perdí pude ver la mirada de orgullo de mi padre, pensé en lo mucho que quería que esa mirada durara para siempre. Sin embargo, otras veces no tienes ni la más mínima idea del porqué recuerdas perfectamente algo.
La imagen de Michael diciendo que siempre seré más valiente que él está completamente recreada en mi mente. Su mirada de convicción, su expresión indecisa. Su cuerpo extendido hacia mí. La manera en la que verlo junto a Olivia así de cerca me afecto de una manera que entiendo y no entiendo al mismo tiempo.
Desde muy joven siempre pensé que lo tendría todo resuelto para los dieciocho. Tendría claro que querría estudiar, que chico quería amar y sería una chica no solo independiente sino también productiva.
Vaya que ingenua era. Al menos puedo regocijarme con el hecho de que algún día lo fui.
Tengo diecinueve años. No estoy del todo segura de a qué voy a dedicarme, aun no comprendo lo que siento por Michael y el dilema moral detrás de esto. No soy para nada independiente, y lo de ser productiva se ve estropeado por mi necesidad como joven Millenial a procrastinar con mi teléfono.
Hace años que perdí mi cable a tierra sin darme cuenta y ahora que lo volví a encontrar es inevitable sentirme perdida. No perdida como si estuviera atrapada en un laberinto y no pudiera encontrar la salida. Mi nivel de desconcierto es más como estar atrapada en un laberinto de noche sin una linterna.
¿Y cómo sales de un laberinto así? Aún estoy trabajando en eso. Primero pensé que nunca saldría, ahora pienso que, aunque aún no ha llegado a mi cabeza debe haber una solución. Siempre la hay.
Michael. Michael y su asombroso superpoder de generar pensamientos reflexivos en mí.
- ¿Megan? ¿Estás bien? - pregunta Calvin. - No te atrevas a mentirme- amenaza con el pan en su mano, le da un mordisco mirándome seriamente.
Esa imagen logra sacarme una risa. -No lo sé.
- ¿Quieres contarme? - pregunta con compresión. - Podemos decidir juntos si ese no lo sé es un sí o un no.
-Si quiero. Pero no si deba- corrijo mi respuesta esperando que él comprenda mi torbellino de pensamientos.
Cal se encoje de hombros. - No sería la primera regla que rompes.
-En eso tienes razón.
Él posa sus manos en mi regazo. - Sea lo que sea necesitas contarlo-aconseja-porque si no lo cuentas tú las palabras se las ingenian para escalar tu garganta y salir en el peor momento. - Sonríe con nostalgia.
-Eres bueno para convencerme- muestra satisfacción. - Te lo cuento en el viaje camino a casa.
-En el viaje te escucharé- me guiña el ojo y continúa devorando su desayuno.
-Calvin, deja de coquetear con Megan- reprocha Chad señalando con su pan.
¿Que tienen los gemelos con señalar con el pan?
-No está coqueteando conmigo, no te pongas celoso. - Chad y yo sacamos la lengua al mismo tiempo. Chad es el compañero perfecto para actuar como niños, es refrescante ser su amiga.
-Ya la escuchaste hermanito no serias competencia- Chad rueda sus ojos exageradamente y luego regresa su atención a la comida.
Cal me dirige una mirada que se exactamente lo que significa. Desde que él confesó su manera de amar nos volvimos cercanos debido a que soy una de las pocas personas con quien puede hablar sobre eso. Calvin aún no le ha dicho nada a su gemelo, por miedo. Miedo que se presenta en su mirada cuando su gemelo bromea sobre qué le gusto a Cal, pues se siente incómodo reír ante una broma sin gracia.
Calvin es esa clase de persona que miente para proteger a los demás, mentir para protegerse a sí mismo le desagrada.
Le devuelvo una mirada tranquilizante.
- ¿Dónde está Michael? - pregunta Deb cambiando el tema.
- Se fue a buscar a Olivia a su habitación- contesta mi tío sentándose en la mesa con su plato de desayuno.
Olivia fue la primera en levantarse con claras señales de resaca. Ella entró en el baño y gritó preocupándonos a Deb y a mí. Nos explicó que se sentía mal y no quería bajar.
Puedo adivinar que ella se está escondiendo de Michael. No la culpo. Yo apenas crucé miradas con él en el pasillo y mi reacción fue fingir que en mi teléfono una notificación muy importante había llegado.
Sé que no lo puedo evitar para siempre. Pero si puedo evitarlo, al menos hasta que un dos por ciento de mis sentimientos se aclare. Puede que Michael no lo piense así pero tal como dijo Olivia soy una cobarde. Una de las peores, pues me encanta fingir que soy valiente.
Al final del día ¿A quién no? Fingir es algo que hacemos constantemente. Forma parte de nuestra rutina. Fingimos una sonrisa al frente del espejo y otra al frente de las personas.
M I C H A E L
No pude dormir. Mis pensamientos no me dejaron. Para cuando pensé que podría cerrar los ojos, Adrien y Chad se estaban levantando llenando la habitación de ruido. Lo único que hice fue mojarme la cara para aguantar la mañana y bajé al buffet del desayuno. No se me antojaba nada, ni siquiera las tostadas.
Esto tiene que ver con el hecho de que no he podido hablar con Olivia. No me gusta analizar las situaciones porque soy terrible para hacerlo. No se leer el lenguaje corporal, por lo que, lo único que repito es lo que la persona dijo.
"Ve, Ve tras ella."
"Estoy cansada de quererte. Quererteee consume mucho de mi energía ", "¿Te gusto yo?"
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Editado: 22.12.2020