M E G A N
Apresurarnos. Dejar de escuchar para correr a formar nuestras erróneas conclusiones no nos lleva a ningún lado. Eso no impide que nuestro sistema reaccione a las malas noticias de esa manera. Intuitivamente lo primero que hacemos es sacar conclusiones. Que en su mayoría son erróneas.
-No sé cómo harán. Pero tú no puedes ser nuestro capitán o ella no puede ser la entrenadora.
-Pensé que cambiaste- escupe Michael sorprendiéndome. Su mano debajo de la mesa se aferra a la mía.
-Lo hizo- responde Skylar en defensa de su padre-. Tienes que dejarlo explicarse.
-Explícate- pido manteniendo la calma.
-No los echaré del equipo- aclara-. Se los digo porque si de verdad quieren terminar con las reglas de la familia, no pueden hacer público que las rompieron antes del juicio.
- ¿Por qué simplemente decir que no estamos juntos? - Debby bufa con asco ante mi sugerencia que implica mentir.
-Ustedes son como mis hijos y tú eres mi sobrina. Estoy aprendiendo que no todo lo que los Sheppards hacemos es correcto. Pero mantener la verdad en los juicios es importante. Es tenerles respeto a los jueces, si me llaman a testificar no mentiré por ustedes -asegura.
Michael mostrando su frustración separa nuestras manos para pasarlas por su cabello.
- ¿Estas sugiriendo que terminemos?
-No, no los obligaré a ello. Ustedes deben decidir qué tan importantes son las cosas que están en juego.
-No es justo- murmura Chad.
-Lo sé, lo sé- contesta Skylar acostumbrada tanto como yo a sentirse impotente ante las injusticias que envuelven ser una Sheppard.
-Mi papá no me habla- confieso haciendo referencia a la regla tres.
En los ojos de Michael puedo encontrar temor. Temor de que me esté arrepintiendo de confesar mis sentimientos. No puedo permitirme calmarlo porque la verdad en este momento siento que me apresuré. Que confesar mis sentimientos y quererlos oficializarlos sin pensar en el juicio que se viene no ha sido mi movimiento más astuto.
-Yo puedo ser el superior que lo apruebe. No sería mentir-añade-, aunque costó si puedo aprobar que salgas con Michael- afirma mi tío quitándome ese peso de encima.
- ¿Vas a dejar que mienta? - pregunta Debby escandalizada llegando a mis nervios.
-La verdad está sobrevalorada- replico sabiendo que mi comentario la molestará. Por mucho que me importa recuperar nuestra amistad, no puedo ir por la vida rogando por su perdón.
-Tú estás sobrevalorada- espetó devuelta sin ningún tipo de arrepentimiento, cuestionar el valor de la verdad es imperdonable.
- ¿Qué les pasa a estas dos? - murmura Skylar en medio de nuestra discusión.
-No estés tan sorprendida Skylar. Tú también formas parte del clan de las mentirosas Sheppards.
Quedo helada con su respuesta. Sabía que Debby tampoco se tomaría bien lo de Skylar, solo no pensé que la trataría como a mí. Ella lleva más años conociendo a Skylar.
El entrenador ignorante de la rebelión de los padres de su equipo no puede evitar mirar a Debby como si no la conociera.
-Lo siento, Mitchell- lo llama por su nombre-. Pero soy parte de tu equipo por los recuerdos que tengo. Si no fuera por eso, créeme que hubiera salido del equipo RG hace unas horas. Permiso- se levanta de la mesa dejando un silencio incómodo.
Adrien se disculpa con la mirada-. Ustedes saben que esto para ella es difícil.
Vemos como ambos abandonan el restaurante, el ambiente es pesado. Se siente como si ella estuviera abandonando el equipo.
-Somos un equipo, no lo dejaremos de ser por un problema- dictamina con severidad mi tío-. No será el primer problema por el que pasan. No dejen que sea el último- aconseja. -Mañana temprano tendremos un entrenamiento antes de la competencia- anuncia levantándose de la silla.
- ¿Qué se supone que haremos con nuestros puestos?
-Confío en ustedes. Decidan lo mejor para ustedes y para el equipo-. Mi tío se despide de los integrantes de la mesa.
-Debo llamar a Justin- Skylar se levanta también dejándonos solos. Los gemelos deciden acompañarla a su habitación.
Él toma mis mejillas obligándome a que lo mire-. Tenemos la mejor suerte del mundo- rompe con el silencio haciéndome bostezar una sonrisa.
-A veces siento que es Karma- confieso apartando su mirada.
No sé de dónde proviene esa palabra ni menos si es religiosa o no. Solo sé que significa que todo lo que hagas de alguna manera te lo harán a ti. Por lo que si eres una mierda de persona no puedes hacerte el sorprendido si esa mierda se te devuelve. Siento que esa especie de “fuerza del universo” que provoca el Karma, no le importa si te arrepentiste o no. A la persona que se lo hiciste una disculpa no le sanará la herida.
-Cometer errores no nos hace malas personas, no admitir que los cometimos y no hacer nada al respecto sí-. Él besa mis pómulos con suavidad logrando desaparecer algunos de esos pensamientos que atacan mi mente.
-Yo puedo dejar el puesto de entrenadora-sugiero. Él de inmediato niega dejando de besar mis mejillas para encararme.
-Si tú dejas el puesto de entrenadora, yo dejo el puesto de capitán
-El equipo estaría incompleto- señalo con obviedad.
-Exacto. Si yo abandono el puesto, pueden elegir a otro capitán.
-No puedes dejar de ser capitán, es uno de los requisitos para la beca- argumento.
-No seré el primer ni el último futuro universitario al que le nieguen una beca-debate.
-Olvídalo- contesto con firmeza. Sus manos terminan de mover mi silla para enfrentarnos y que nuestras piernas se rocen.
- ¿Está es nuestra primera pelea como pareja? - Su mano se posa en mi muslo y sé que está tratando de distraerme del tema para poder ganar la discusión.
-Puede ser- poso mi mano en su pierna creando más cercanía-. Seguramente es un récord.
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Editado: 22.12.2020