Ella Es Mi Promesa

Capítulo 2-5

Me hallé en la encrucijada de tomar la decisión correcta. Mi realidad no debía transformarse en una carga para ella, así que sentí la urgencia de distanciarme. Aunque la verdad fuera dolorosa, sabía que era un paso necesario para preservar la integridad de ambos.

Ahora, enfrentando la soledad, repito como un mantra la idea de alejarme por un tiempo y dar espacio a mi propio ser. Camino por las calles, buscando respuestas en el caos de pensamientos que bailan en mi mente. La soledad se vuelve mi acompañante constante, pero en ese aislamiento forzado, también encuentro la oportunidad de explorar las sombras de mi ser.

¿Fue realmente lo correcto? me pregunto, buscando respuestas en el reflejo que el espejo me devuelve.

La pérdida se siente como un eco persistente en mi pecho, pero en medio de la melancolía, también percibo la necesidad de esta separación. La madurez con la que ella aceptó mis palabras resuena en mi conciencia, recordándome que, a pesar del dolor, esta decisión es un paso necesario para ambos.

Los días transcurren, enfrentando la incomodidad de la soledad. Las llamadas y mensajes se vuelven menos frecuentes, pero sé que cada uno de nosotros está inmerso en un proceso de sanación. Aunque ser un hombre abierto ante las emociones pueda resultar incómodo, ella, con admirable madurez, lo aceptó.

La ciudad, antes llena de recuerdos compartidos, se convierte en un escenario silencioso donde camino solo. Cada paso resuena con la firmeza de una decisión tomada por el bienestar mutuo. La necesidad de enfrentarme a mi propio ser, de permitir que las heridas cicatricen, supera la incomodidad de la soledad.

En un rincón de mi mente, la promesa del pasado persiste. Aunque he intentado disolverla, se aferra a mi corazón, recordándome que este no es el final. Los días solitarios se convierten en una travesía interna, una lucha constante contra los lazos que aún me atan al pasado.

En la quietud de mis días solitarios, comprendo que el proceso de disolver esa promesa es más arduo de lo que había imaginado. Aunque la pérdida de su presencia deja un vacío, también crea un espacio para una nueva comprensión de mí mismo y para la posibilidad de un futuro donde la promesa del pasado no tenga más poder sobre mi corazón. La travesía continúa, y aunque los días son oscuros, aún vislumbro la luz de una renovación que aguarda en el horizonte.




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