Ashly
¿Qué podría ser peor que estar días lejos de mi hija sin haberle avisado? Oh, claro, tener que convivir con su padre, el hombre que sin sentir nada me dijo que acabara con el error, con nuestro fruto de ese bello amor que solo yo creía que había. Mi teléfono suena y respiro hondo al ver que es Sergio, cuando la puerta de la habitación se abre pongo este con la pantalla hacia abajo y miro a Adrik que se queda en la puerta como si tuviera miedo de entrar, sus ojos fijos en los míos, sus manos quietas aunque parece nervioso, bajo la mirada sin saber por qué está frente a mí.
—¿Mi padre ya se fue? —rompo el silencio mirando mis manos
—Sí —su respuesta es simple —dice que mañana debes ir con
—Ya lo sé —paso las manos por mi rostro —mi padre desconfía de mí, quiere saber si aún estoy anclada en el pasado —río incrédula, ¿él habla en serio? ¿Quién olvida el pasado? —quiere saber si ya lo olvidé todo —dejo quietas las manos en mi rostro.
—Es mi culpa —sus palabras me hacen apartar mis manos y mirarle
—¿De qué hablas Adrik?
—Le dije a tu padre que creía que escondías algo —me tenso un poco —y le dije que los odiabas a todos —me pongo de pie sin dejar de mirarle —puedes gritarme Ashly, golpearme, haz lo que quieras —me acerco a él —si tienes ahora que trabajar con ese hombre es mi culpa —me detengo a solo un paso observándolo.
—¿Por qué me lo dices así? —le miro confundida —¿quieres que te odie más?
—Soy un hombre —responde sin más —no me gustan las mentiras, menos los secretos y cuando me equivoco me gusta hablarlo y afrontar las consecuencias —sus palabras me dejan sin habla —es tarde —sonríe un poco —duerme bien —él se da la vuelta.
—Si quieres puedes dormir conmigo —las palabras salen solas de mi boca deteniendo sus pasos, Adrik se tensa y hasta yo, ¿qué he dicho? —Hablo de —él me mira —de dormir...en la misma cama Adrik, dormir, solo dormir —bufo porque ya ni sé lo que digo —lo digo porque solo hay una cama, no entiendo por qué mi padre alquiló este apartamento con una sola cama pero
—El sofá es cómodo —él me interrumpe y en mi mente le doy las gracias —estoy bien ahí Ashly —simplemente me da la espalda y sale del cuarto, maldigo en voz baja mientras camino hacia la cama con ganas de gritar muy pero muy alto.
El auto se mueve en silencio, nadie en este ha hablado y la tensión puede cortarse, miro mi teléfono con ganas de llegar ya a ese lugar, cerrar el trato e irme de esta ciudad, ayer al menos pude hablar con Sergio y le pedí que hablara con Kristin, esta está triste porque Marcia no ha vuelto a la casa y sé que al llegar lo primero que debo hacer es buscarla y pedirle que me perdone. Al llegar al restaurante soy la primera en bajar sin esperar la ayuda de nadie y camino hacia este, al entrar voy directo hacia la mesa reservada y odio no ver a nadie ahí, ¿en serio va a llevar tarde? Tomo asiento y segundos después Alaric se sienta frente a mí, puedo sentir esa intensa mirada que recorre cada parte de mi rostro y es agotante.
—Él no deja de mirarte —señala hacia atrás y sé que habla de Adrik, el cual se ha quedado a unos metros.
—Ese es su trabajo
—Está enamorado de ti —sus palabras hacen que me tense, ya es la segunda vez que escucho lo mismo, miro a Alaric.
—¿Lo dices por como me mira?
—Claro, es obvio —resopla —pero también he escuchado a tu padre y hermano hablar sobre eso —sigo mirando sus ojos, ¿en serio es verdad? Aparto la mirada rápido.
—Alaric estoy aquí por trabajo, solo háblame de eso, si estoy sentada en esta mesa es por mi padre
—Ashly no he pasado ni un segundo sin pensar en ti —tenso mi mandíbula
—Cállate
—Cuando te dije que no quería a nuestro hijo no pensé que fueras a hacerlo —lo miro frunciendo el ceño
—¿De qué hablas?
—Te dije que lo hicieras —él se inclina hacia mí —que acabaras con el error, pero jamás pensé que lo ibas a hacer —lo miro estupefacta —en mi mente existía la posibilidad de que no lo hicieras y luego conocer a nuestro hijo —¿será cínico?
—Por Dios —río con sus palabras —tú le dijiste a mi madre
—¿Qué? —él niega rápido —no, ella ya sabía, por eso vino a mí, me amenazó con dañar a mis padres Ashly —él intenta tomar mi mano pero la alejo rápido
—Ya basta Alaric
—¿Qué hubieras hecho en mi lugar? Mis padres estaban en peligro
—Hubiera hablado contigo —soy sincera
—Lo dices porque no estuviste en mi lugar Ashly —sonrío triste con eso.
—Lo digo porque te amaba Alaric —miro sus ojos —te hubiera hablado, todo se puede resolver hablándolo, habríamos buscado la forma, un modo, hasta habría vuelto a mi familia, habría fingido estar bien con ellos, pero no te hubiera dejado mientras rompía tu corazón tal y como tú lo hiciste —veo sus ojos llenarse de lágrimas
—Perdóname amor —niego con la cabeza —nunca he dejado de amarte Ashly, mi vida ha sido un infierno sin ti, por favor, perdóname.
—Ya es tarde Alaric —me pongo de pie
—¿A dónde vas? —me alejo de él —Ashly —sigo caminando hacia la puerta, la cual se abre y entra nuestra cita, aprieto los dientes al verle.
—Señorita Bloyd —este me sonríe y me extiende su mano —lamento llegar tarde pero
—Olvídelo señor Kurt —le sonrío —mi familia no hace negocios con impuntuales —su boca se abre en una O —nuestro tiempo vale oro y es malo malgastarlo, si quiere otra cita agéndela —paso por su lado dejándolo con la mano extendida, puedo escuchar como Alaric comienza a disculparse con él, pero subo al auto rápido y Adrik se coloca detrás del volante.
—Arranca el auto —pido sin mirarle y él solo lo hace sin preguntar nada, pero simplemente no podía seguir ahí mirando ese rostro, esa persona con la que desperté durante años pensando que era el amor de mi vida.
—¿A dónde vamos? —una lágrima escapa de mis ojos y suspiro
—A cualquier lugar Adrik —pido casi en un susurro —solo no quiero ver a mi padre ni a Alaric ni a nadie, quiero dejar de pensar, de sentir, quiero alejarme de todo —miro por la ventanilla, él no dice nada más y yo cierro mis ojos, no soy tan fuerte como creía, soy incapaz de estar frente a él, soy incapaz de dejar de sentir mientras pienso en el maldito pasado que me atormenta, aún puedo recordar como si fuera hoy el día en que se fue, aún puedo recordar verle en esa iglesia de pie frente a mi hermana dando el sí mientras sonreía, quizás es verdad lo de las amenazas que recibió, pero podía haber sido distinto, podía haber confiado un poco en mí, solo un poco y todo hubiera sido distinto.