Narra Jenny:
Temino de leer la carta con lágrimas en los ojos, siento como mi pecho se oprime, el nudo de ni garganta empieza a ascender, leeo la carta or segunda vez, esas palabras son tan perfectas a mi punto de vista que puedo ermitirme a leerla por segunda vez, por fin puedo saber lo que el piensa de mi, lo que iensa de nosotrs era lo unico que queria que hiciera
No lo pienso y voy a su habitación dejo la carta en la cama, abro la puerta y me lo encuentro sentado en su cama con sus manos en las rodillas, me detengo un momento en la puerta para ver a única persona que hace mis días, desgraciados pero maravillosos al mismo tiempo, siento como las ganas de abrazarlo me ganan -Emilio-susurro mientras las lágrimas amenazan con salir, levanta la mirada pero no le da tiempo de contestar, voy hacia el y pego mis labios con los suyos en un beso lleno de sentimientos, lo cogí por sorpresa pero no tarda en seguirme el ritmo y rodearme con sus brazos, en ese instante el calor empieza a subir mientras aceleramos el beso, sus labios saben como lo recordaba,
Sus manos empiezan a bajar, hasta encontrarse con la parte baja de mi espalda y empieza a apretar, normalmente apartaría sus manos, pero me hace sentir tan cómoda que lo único que quiero es que siga, empiezo a restregarme contra el, unos gemidos ahogados salen de sus labios y eso me incita a seguir, poco a poco siento como se va poniendo duro, me gusta.
-Nena- dice jadeante, me separo un poco -Tienes que parar, lo que pase después, no serás tú quién tenga el control- me rio y le hago caso, no me paro de sus piernas, pero si me pongo un poco más atrás
-¿Entonces me perdonas?- me dice llevando sus manos a mi Cintura y apretando un poco
-Con esa carta es difícil que no lo haga- dijo poniendo mis brazos en su cuello y sonriendole agradecida
-No era una carta- dice poniendo los ojos en blanco
-Claro que sí- digo fingiendo indignación
-A esto me refería con que eres cabezota- dice y nos reímos un poco
-Pensaba que no me ibas a perdonar- dice en un tono casi inexistente
-¿Por qué lo dices?- pregunto buscándole la mirada
-Ya la eh jodido mucho contigo- dice mirándome fijamente con tristeza
-Eso si eh!- dije en broma -Me gustó mucho lo que escribiste- le dije en cuanto su rostro mostraba que se tomó en serio el comentario, es verdad pero no es momento de hablar de eso, mucho menos después que se haya abierto a mi de esa manera, generalmente tiene como una barrera que me impide ver sus emociones, pero veo que poco a poco va desapareciendo siendo yo quién sólo pueda ver como es en realidad, y es muy gratificante
-¿De verdad te gustó? -dijo ruborizandose un poco
-claramente amor, escribes muy bien- dije antes de poder procesar lo que acabo de decir
¿Por qué carajos le acabo de llamar así?
-¿Amor?- dijo en tono burlón
-olvida lo que dije, yo, yo no pensé muy bien lo que...-
-Shh, me gusto- dijo interrumpiendome -Dilo otra vez-me dijo sonriendo alzando un poco la cejas
-Ni lo sueñes- contesté fiel a mi cabezonería. En ese instante se paró y me arrestó en la cama, haciéndome cosquillas por todo el cuerpo
-vale vale te lo dire- dije apenas pudiendo hablar por las risas
-¿Te lo diré...?-Dijo para que yo pueda completar la frase, pero apena podía hablar, nuestras risas se escuchaban por todo el gran cuarto
-Emilio,Abby está durmiendo, la podemos despertar-dije
-No podemos, ella ahora está durmiendo y su sueño es muy profundo- afirmó ganador
-Ya, ya AMOR para ya- dije, rindiendome. Dejó de hacerme cosquillas y se acercó a oido, automáticamente sentí como cada particula de mi, reaccionó de inmediato poniendome los vellos en punta
-Ya veo que puedo hacer que hagas lo que quiera- este chico no tiene cura, cogí una almohada y le tiré en la cara juguetona.
Se acostó en la cama y extendió su brazo dándome paso parra arrescostarme, no lo dudo
-Quiero ser sincero contigo ¿sabes?- me pregunto sin ningún contexto
-Ya lo hiciste- afirmé con sinceridad
-Hay algo que no lo apunté- me quedé en silencio, dándole paso a que siga
-Cuándo era niño, tenía una persona que se suponía que tenía que hacer el papel de padre, pero lo único que hizo fue dañar a Karen, a mi y a mis hermanas-¿hermanas?- Todas las noches venía borracho, se metía en problemas y Karen tenía que ir a pagarle la fianza para sacar a ese capullo de la cárcel. Un día Karen fue al trabajo como todos los días y no le dio tiempo para limpiar el cuchitril en que vivíamos, ese hombre llego a la casa y le golpeó enfrente de mi, Abby y Linda dormían en su habitación, veía como le tiraba cachetadas por defenderse, veía como le pateaba y yo no podía hacer más que presenciar eso y llorar para que parara, pero a el no le importaba si le estaba arrancando un pedazo de lo que se vendría a llamarse infancia, no le importó en absoluto que yo tuviera marcas de golpes por defender a mi madre. Ella lo soportaba, decía que era su manera de querer, y el día acababa cuando la obligaba a acostarse con él.
-Emilio, no tienes por qué contarme eso-dije sorprendida por abrirse de esa manera a mi, son cosas muy persoales de el, y que lo haga tan friamente me da un poco de nervios
-No, quiero hacer las cosas bien. Un día Karen trajo a un hombre para ayudarla a conseguir trabajo, ese cabrón vino y lo encontró en la casa, fingió agrado y cuando se fue la golpeó, fue la primera vez que la vi sangrar de esa manera. En ese entonces Abby y Linda tenían 1 año hasta que ese hijo de mil puta nos la arrebató, la mató por celos y después se fue, ni una puta pista de él, nunca confíe en policías, tú les pagas una cantidad fuerte de dinero y y no dicen nada, matan a inocentes, abusan de su poder y me caga, por eso estoy trando de encontrarlo para darle lo que se merece, hizo mucho daño a esta familia, y no se irá de rositas. Karen tardó en ser la misma, pero una vez que se recuperó de toda la mirada se volvió una mujer materialista, no recuerdo la última vez que desayuno con Abby.
-No tenías por qué contármelo- dije apenada, no me esperaba ese pasado oscuro de su familia. Todo ese daño que le hicieron a él, tiene mucho que ver ahora, la obsesión por encontrar al culpable de todo lo que le hizo a su familia se ve reflejada a querer dañar a las personas de una u otra forma, todo puede conectarse ahora, le puedo decir lo que pienso, pero es demasiado por hoy y mañana tenemos clases
-Quiero ser abierto contigo, ¿sabes?
-Bueno, pero no te obligo a nada- dije jugueteando con su cabello
-Y que me dices de tu familia. Apuesto que no está tan cagada como la mía- bromeó aunque para mi gusto no me gusto mucho
-Bueno, tenía un padre alcohólico que nos abandonó un cuando era pequeña, engañaba a mi madre, creo que hasta le golpeó, y bueno... Se olvidaba que tenía una hija, desde que se fue no tuvimos noticias a excepción de dueños de bares diciendo que tenía cuentas pendientes-dije resignada no estoy acostumbrada a decirle a la gente esa parte de mi, pero con el es diferente
-Menos mal que no regresó, esos hijos de puta son lo peor- dijo con veneno en su voz
-Que se puede hacer, el mundo está plagado de gente de mierda. Sólo nos queda saber quiénes son y sacar de nuestra vida
-Por eso seré abogado, no un abogado que con dinero oculta cosas, si no un abogado que meta a la cárcel a todos esos cabrones, cueste lo que cueste-Es interesante escuchar eso, pensaba que se iría por los negocios -En fin...¿quieres ver alguna peli?-pregunto cogiendo el mando y dejando de lado ese asunto tan cgado como dijo el
-la verdad que yo ya me voy al cuarto a dormir- respondí parándome para ir al cuarto
-¿Quién te dijo que te fuaras?- preguntó cogiéndome la muñeca y regresabandome a la cama, dejo que lo haga
-Quédate a dormir aquí- me dijo encima de mi, susurrandome.
Dios que chico
-Vale vale, a dormir- le dije feliz por su propuesta. me acosté boca a bajo a un lado de la cama y fingí que dormía. Sentí como se movía en la cama pero no se acostaba, decidí abrir los ojos y me lo encontré sacandose la ropa, sentí como la sangre subia por mis mejillas
-¿Quieres ver?- se dio cuenta y aparté la mirada
-Claro que no- le respondí abochornada. Termino de hacer lo suyo y se acostó, me volví para mirarlo y extendió el brazo dándome invitación para apoyar mi cabeza, cosa que acepté sin rodeos
-Eres súper tierna cuando te sonrojas- me dijo y me tapé la cara
-te ves súper inocente pero no lo eres- afirmó mirándome los labios- lograste que se me pusiera dura hace unos momentos- dijo acercándose y llevando su mano a la parte de mis caderas
- A dormir- exclamé tapándome con la manta, a lo que respondió con una risa. Y así nuestras respiración de sincronizaron y nuestras almas fueron los únicos testigos de nuestra rara relación uniéndonos en una paz ya extrañada
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Editado: 12.07.2020