*Omnisciente*
Llora desconsoladamente. Golpea con fuerza sus piernas en un intento de aliviar el dolor que lleva dentro.
Si antes pensaba que su vida era miserable, ahora está completamente segura que esa palabra queda muy pequeña a comparación a la realidad que está viviendo.
Quiere gritar.
Quiere salir corriendo de ese lugar, e ir a los brazos de su salvador.
Pero nada se eso es posible, no cuando llueve a cántaros y los rayos hacen un festín en el cielo.
Ese hombre es la única razón por la que ha sobrevivo estos meses.
Golpes.
Palabras hirientes.
Lágrimas.
Todo por él.
Por querer seguir viéndole, imaginándose una vida distinta junto a él.
Su corazón duele con solo pensar en ello...Y es que la verdad duele.
Le duele saber que jamás tendrá esa oportunidad.
Que no tenga control de su vida, y que el miedo navega por todo su ser de solo pensar enfrentarse a sus padres.
Tal vez verle desde la ventana por las mañanas ayude a calmar su alma.
Y así logre olvidarse de él.
Ya no es obsesión, si no un deseo desde lo más profundo de su corazón por estar junto a él.
Mas solo es una simple ficción en su mente y corazón.
Es momento de decirle a Dios...