*ADAM*
¿Es posible perder la compostura?
Yo la perdí completamente en el momento que vi y escuche tanto alboroto en tu casa, justo en el instante que los paramédicos salieron de tu casa y detrás de ellos tus padres. Mi mente se convirtió en papilla, y el observar la camilla que sacaban de tu casa y la tela blanca cubriendo a alguien, ahí se desencadenó mi dolor.
Me desconecte de todo control, de si esta bien, o esta mal, y corrí hasta todo aquel alboroto, preocupándome más al no verte por ningún lado. Mi respiración agitada y sin poder evitarlo mis ojos vidriosos ante las lágrimas que amenazaban con salir. Los rostros de tus padres al observar la camilla me hizo entender que algo malo había pasado contigo, eso me hizo actuar como un loco.
Tire con fuerza de la sabana blanca, encontrándome con tú rostro, sin vida, pálido, tus grandes ojos cerrados, tu tostada piel tan pálida como la cal, y al tocar tus mejillas sentí la frialdad que tu cuerpo desprendía.
—Es mejor que nos dejes pasar, muchacho. Ya no hay nada que hacer.
Escucho que dicen con voz triste, detrás de mí. Niego sin apartar la mirada de tú cuerpo, deseando ser alguien mágico y que así tu corazón vuelva a latir.
—Ella no puede estar muerta, no puede. HAGAN ALGO.
—Se suicidio.
Esa voz la conozco, era la de tu madre, pero su tono hostil pase a todas las lágrimas que cumbre su rostro, no me dejaron tranquilo.
—¿Cómo pudieron permitir que pasará algo así?
—Tú no sabes nada. Es mejor que te marches, no eras nadie en su vida.
Tú padre se posiciona frente a mí, levantando la sanaba, cubriendo nuevamente tu cuerpo sin vida.
Eres alguien para mí... esa persona que sin yo ser consciente alegrabas mis días, que sin yo darme cuenta se metió en mi mente y trastorno todo mi ser.
Sin saber porque decido ir hasta el hospital en la misma ambulancia que llevan tú cuerpo, es como si alguien me dijera en susurros "ve, ve"
Se perfectamente lo que es el dolor, perdí a mi madre cuando solo tenía ocho años, y ese vacío jamás se ha podido llenar, sigue ahí recordando que jamás volverá.
Y ahora otro vacío abre paso a mi alma.
Tú vacío.
¿Acaso es posible vivir con tantos vacíos en el alma?
Mis ojos se cierran por largos segundos imaginando que todo esto es un horrible sueño y que pronto despertaré, y tú estarás ente los arbustos espiando mi día, o la noche.
Suplico a Dios, el cual jamás me ha abandonado... aunque a veces lo sienta así.
¿Pero qué pido?
Si ya han comprobado que no tienes pulso, que ya te has ido.
Al momento de cerrar mis ojos nuevamente, siento como una extraña sensación recorre mi cuerpo, dejando una cáliz en mi cuerpo, no sé qué fue, solo se que mis ojos al abrirse de nuevo se encuentran con la imagen de los paramédicos alrededor de tu camilla y como intentan pasar oxígeno a tu sistema.
—¡DIOS MIO! ESTO ES UN MILAGRO.
Exclama, la mujer que se encuentra e examinando con una pequeña linterna tus ojos.
—¡DEBEMOS LLEGAR RÁPIDO AL HOSPITAL PARA UN LAVADO!
Grita el otro paramédico al chófer.
Estoy estupefacto.
Mis oídos escuchan todo, pero mi cuerpo es incapaz de moverse y me lengua de intentar decir algo.
Estas viva, no has muerto.
¿Fue un extraño juego del destino?
¿Dios. Escucho mis plegarias, o las tuyas antes de tomar la decisión de quitarte la vida?
**HORAS DESPUÉS**
Me encuentro con el corazón en la garganta y los nervios amenazando con tumbarme de un dolor de cabeza.
Nadie me da razón de ti y no dejo de levantar la mirada hacia el pasillo en el que te ingresaron.
Tus padres en ningún momento se han aparecido, evidentemente ninguno tiene ganas de hacerlo.
¿Es qué no te quieren?
¿No están felices de saber que estas con vida?
Avise a uno de los vecinos, para que les diera la información, pero ninguno apareció.
Por lo que mentir fue mi opción, y dije al médico que no tenias familia, lo cual fue poco creíble ya que los paramédicos sabían que no era así.
Caminó de un lado a otro, y no dejo de pasar con nervios las manos por mi rostro.
Necesito que alguien me de noticias de tu estado.
—Muchacho, ya esta fuera de peligro. Aun no entendemos como es posible que sus signos vitales se encuentren estables. Ella entró en un tipo de coma poco común ante una sobredosis. El hecho de que su sistema aun continúe en fundación después de ellos, es poco común.
Informa el doctor que te atendió al ingresar al hospital, su mirada tranquila y al mismo tiempo llena de sorpresa me da un claro ejemplo de que lo milagros existen, aunque ellos no lo vean así.
Tú estás bien.
Y jamás permitiré que te suceda algo, no de nuevo.
No mientras viva.
—Gracias de verdad. Usted no sabe lo horrible que ha sido verla cubierta por esa sabana creyendo que dejo de respirar, que se había ido. —comento con voz temblorosa—. Milagro, doctor eso fue un milagro, una segunda oportunidad.
—Perder a alguien que amas te marca la vida, es un trauma que jamás se supera. —menciona con melancolía—. Sólo hay que esperar a que despierte, pueden pasar horas, días o hasta algunas semanas, pero lo hará. Habrán efectos secundarios, y no es hasta que despierte que podremos valorarla por completo....