Creí perderte, no volver a verte.
El miedo estuvo presente en mi vida, pero ahora ambos hemos encontrado la salida al sufrimiento en el que estabas.
Me perseguías como loca, ahora me has atrapado y no creo que me sueltes, mi Pequeña Acosadora.
Tenerte cerca es tan reconfortante que jamás creí que tanta tranquilidad calmaría mi vida.
A mis 24 año he experimentado un sin fin de cosas tantas buenas como malas; cada una de ellas me ha dejado una gran elección, sin embargo, nunca creí que tú serias tan especial, a tal grado de no poder seguir más.
El género no define los sentimientos que se alojan en la mente y corazón, ni mucho menos lo que somos capaces de hacer ante ellos.
Un hombre enamorada puede ser el hombre más cursi y serio al mismo tiempo; solo si la mujer afortunada de esos sentimientos corresponde del mismo modo reflejando su anhelo en sus ojos al momento de mirarse.
Tú comenzaste siendo un sentimiento extraño para mi corazón, sin sentido de comprensión y gestos de irritación. en el instante que comprendí que nos podemos dar una oportunidad todas esas facetas e imágenes de ti, comenzaron a cambiar.
Porque detrás de esa locura de querer acosar, se escondía el anhelo de amar y ser salvada. No obstante, no funciona si no se logra ver el más mínimo interés.
Y muy bien que lo lograste ver. Aunque, yo tardé en reconocerlo.
Es imposible no sentirme feliz al verte sonreír, tus ojos adquieren un brillo espectacular y tus labios me incitan a pecar y no creo que pueda aguantar más.
Pequeña Acosadora, no me incites a pecar, después no habrá vuelta atrás...