*Samantha*
Como seres humanos tenemos la manía de aferrarnos a algo sin importar que nos haga daño, que no esté bien, únicamente deducimos volvernos ciegos, sordos y mudos, así como la canción de esa cantante tan famosa Shakira, creo que es su nombre. En un momento de tristeza y soledad tendemos a creer que un poco de luz será la salida a todos nuestros problemas y la acaparamos inmediatamente sin dejarle libertad y extinguiendo por completo sin ser capaces de ver el verdadero significado de ella; de la oscuridad nace la luz y está siempre existirá si hay libertad.
Adam fue esa luz en la oscuridad, sin embargo, descubrí a tiempo que no debía extinguirla que debía entender que siempre habrá luz sin importar cuan oscuro sea el camino.
Hoy puedo decir que me siento bien, me siento en paz, siento que soy capaz de alcanzar las estrellas si me lo propongo, y esto lo puedo lograr si me doy contra algo por la cabeza, es broma, pero si sé que puedo alcanzar lugar tan lejos como me lo proponga. Y para que esto sea posible debo entender que soy tan importante como las mimas estrellas del cielo, que me tengo únicamente a mí misma y seré capaz de tener a otros junto a mí, si estoy bien conmigo, de no ser así los demás estarán tan mal o igual que yo, porque soy lo que mi aura transmite a mi al redor.
Me llevo mucho tiempo entender todo esto, y aun trabajo en ello, sin embargo, se que tome la mejor decisión en marcharme aquel día y elegirme como prioridad. Hoy más que nunca estoy segura que el universo da lo que uno necesita, pero para Adam y a mí esa ley ya no aplica.
Cada uno tomo un rumbo diferente, cada quién hizo de su vida, logrando metas y siguiendo adelante. Cada uno se dio una oportunidad en el deseo y pasión, aunque no nos haya ido del todo bien...
Hoy después de 5 años regreso al lugar donde fui un universo de oscuridad, convertida en un universo de luz, y entendiendo que sin la oscuridad no existe la luz. No obstante, eso no es lo único, también dándome cuenta que jamás puede olvidarlo a él, que aún después de tanto tiempo mi corazón se acelera y amenaza con salirse de mi pecho al mirarlo y sentirlo tan cerca...
Adam.
Mi Adam.
Mi víctima.
A quién persigue como una loca por un tiempo, en busca de afecto y calor, para terminar perdidamente enamorada de él.
-¿No subirá?
Su voz ronca me devuelve a al presente.
Estoy en medio de la puerta del ascensor, estupefacta. Aun no logro asimilar que sea él, que este nuevamente frente a mi Adam.
"corre"
"no, mejor entra y deja de estorbar"
"corre hasta el departamento y escondete en el armario"
Con el tiempo también fui desarrollando esta conciencia, que la verdad no es de mucha ayuda en situaciones como estas.
-Y-o - y-o...
Mierda.
Mierda.
Perfecto, ahora me dio por tartamudear.
Él me observa con la mirada tranquila en espera de que diga o haga algo, sin embargo, me lengua se encuentra echa un lío.
¿Me reconoce?
-¿Se siente bien?
Ay señor.
Dios divino.
Esa pregunta termina de descontrolarme y como si de una loca se tratase me doy la vuelta y salgo corriendo por el extenso living del edificio, llevando a algunas personas por delante y también sus miradas.
¿Qué estoy haciendo?
"Detente loca"
Lo hago justo cuando estoy por sacar la tarjeta de identificación de mi bolsillo y pasarla por el bendito aparato de seguridad.
Mi respiración se encuentra agitada, siento las gotitas de sudor bajar por mi espalda y claramente mi cabello esta echo un desastre.
Las personas que pasan a mi alrededor me observan con curiosidad.
A la mierda ellos.
Si alguien pregunta, digo que es marketing de la empresa, si, eso haré.
Cómo si nada hubiera pasado retomo mi camino hasta el ascensor, el cuál ya se encuentra cerrado, un suspiro de alivio se escapa de mis labios, definitivamente mi primer día de trabajo inicio de pelos.
Camino hacia el otro ascensor que va bajando y espero que las personas que vienen en el bajen, sin embargo toda calma desaparece al escuchar nuevamente esa voz, pero esta vez no hay rastro de amabilidad.
-Es ella.
Sintiendo cada determinación de mi cuerpo vibrar y mi corazón latir con fuerza, me giro lentamente encontrándome con él a unos metros de mí, acompañado de dos guardias de seguridad.
-Señorita, necesitamos que por favor nos muestre su identificación...
-¿Perdón?
-Su identif....
-Si, les entendí. Lo que no entiendo es, ¿por qué? A caso la base de datos arrojo algún problema a mi entrada.
Pregunto con tranquilidad, observándoles con molestia.
¿Qué es lo que pasa?
¿Por qué él está con ellos?
-El señor Allen nos informó que usted ha actuado de una forma sospechosa e...
Esta vez dirijo la mirada hacia él, el cual no deja de observarme con hostilidad e impaciencia.
-¿Es sospechoso correr y volver nuevamente al punto de partida?
Estúpida pregunta, pero necesito escuchar algo más de su parte, volverle a oír.
-Señorita haga lo que le piden, confirmamos si es parte del sistema y podrá marcharse tranquila.
-Si no lo fuera no estuviera aquí, creo que la inteligencia...
-Haga lo que le piden. -ordena con voz grave.
Adam de acerca, y al momento de hacerlo no puedo evitar dar unos pasos hacia atrás.
-Esta bien... -mascullo apartando mi mirada de la de él, que parece querer taladrar a través de mis ojos.
¿No me reconoce?
No definitivamente, no.
Busco detrás de mi pantalón y saco la tarjeta y dado que todavía existen distancia entre ambos se la extiendo a uno de los guardias.
Adam permanece en el mismo lugar, sin embargo, parece que algo le ha molestado, tiene la mandíbula apretada, la línea de la misma más aguda por esa tensión y apenas oculta bajo la sombra de barba. después de tanto tiempo me permito admirar su físico, su cabello castaño oscuro es corto 9 a los lados pero lo suficientemente largo en el medio para peinarlo hacia atrás. Un traje negro a medida se aferra a los hombros anchos y le da una presencia imponente y dominante. Su mandíbula afilada y sus ojos oscuros gotean con frialdad, no hay rastro del Adam qué conocí 6 años atrás, más guapo, más maduro y por supuesto con un carácter de los mil demonios.