A la mañana siguiente desperté en la habitación de Dariel tan mal posicionada que sentí como crujían mis huesos. Y no era para menos, pues su cama era individual.
Me levanté tratando de hacer el mayor silenció que me fuera posible, me acerque a él para dejar un tierno beso en su coronilla y contemplarlo un par de minutos para después alejarme y salir de su habitación sin cerrar completamente la puerta por si se despertaba antes de que yo regresará.
Ya en el corredor, entre a la habitación que se encontraba justo al lado de la de mi pequeño. Esta al igual que las de al lado era blanca, con la clara diferencia de tener pequeños stikers que el día que llegue aquí él se encargo de colocar en la puerta en el momento que me la quedé viendo con claro rechazo.
El interior era en tonos azules con decoraciónes color rosa que se agregaron antes de mudarme aquí, pues está era su habitación y creyó que así me sentiría más cómoda. Si bien no me hubiera molestado que la habitación fuera como en casa de mis padres, pues la gran diferencia que me haría amar este lugar era tenerlo a él en la misma.
Ahora en cada rincón de esta se encuentran recuerdos, recuerdos tan intensos y al mismo tiempo tan lindos, pues lo recuerdo como un amor tan puro como lo es el primer amor. Que llegan a doler en medio de la noche al notar la ausencia de su calor.
Me adentro al baño de la habitación para tomar una corta ducha. Y en este aún se encuentran sus cosas, su cepillo de dientes al lado del mío, su bata doblada junto a la mía, que ha perdido su olor al ahora yo usarla.
Termino rápido de ducharme y como es costumbre, tomo la que era su bata y me la coloco para después secarme y cepillarme el cabello, aplicarme crema corporal e ir en dirección al armario en busca de lo que voy a ponerme. Sin detenerme a ver las camisas y trajes que se encuentran a un costado de este.
Ya lista con un suéter color crema, un pantalón café claro y tenis blancos. Me dirijo a la puerta nuevamente para ir en busca de mi hijo, pero me sorprende no encontrarlo en su habitación así que me dirijo a la cocina de dónde salen voces y una que otra risa.
Me quedo a un costado viendo a mi hijo y Corina sentados en la barra a espera de su desayuno, que al parecer hoy será preparado por Bastián.
– Cass, Volviste! – grita en mi dirección para después levantarse y venir corriendo en mi dirección para envolverme en sus brazos en un abrazo que es claramente correspondido, pues yo también la extrañe.
–ya sultense y vengan a sentarse– dice Bastián colocando los desayunos ya listos en la barra.
–siii– chilla Corina para soltarme y correr a tomar asiento para comenzar a comer.
–¿Cómo dormiste? – me dice Bastián con una sonrisa de ternura en la cara.
–nunca había dormido tan bien – le respondo para acercarme hasta donde se encuentra sentado mi niño comiendo de su plato y plantó un beso en su cabeza, para seguido sentarme a su lado y tomar un plato y comenzar a comer en medio de una charla de super héroes, personajes de caricaturas y poderes que nos gustaría tener.
–Corina–Bastian llama su atención – ayer estuvimos hablando, que te parece la idea de regresar a casa – le suelta la bomba y espera su respuesta
–de qué hablas.
–voy a regresar y llevare a Dariel conmigo para que esté más cerca de Cassidy, nuestro padre me ha ofrecido un puesto y pienso aceptarlo – continúa tratando de explicar mejor el plan.
– ya saben tus padres del pequeño Dariel?– pregunta Corina en mi dirección.
–No, aún no.
–¿Cuándo nos vamos? – pregunta en dirección a los dos.
–en cuanto tengamos todo listo – le responde su hermano con una sonrisa en la cara.