Cassidy
Estoy lista, tengo una falda pegada color beige y una blusa blanca que le conviena perfecto. El cabello, como siempre, lo llevo suelto.
En mi espalda llevo una mochila con ropa para “quedarme en casa de Berah”. Todavía no les digo que iré a pasar el fin de semana fuera, pero a eso me dirijo en este preciso momento.
Al final de las escaleras me concentro en las voces que se escuchan en el salón, son como tres voces distintas y solo reconozco la de madre. Por lo que decido mejor ir en busca de padre, a esta hora tendría que estar en su despacho.
Camino hasta su oficina y choco dos veces mis nudillos en la puerta esperando obtener respuesta del interior de este.
–Entre– escucho su voz y abro la puerta para pasar y cerrarla detrás de mi cuando hace un movimiento con su mano.
–¿Qué ocurre hija?– pregunta al ver la maleta que ahora sostengo en mi mano derecha.
–Queria avisarle a madre que saldría, pero está ocupada atendiendo a unas invitadas.
–Bien, ocupas algo más –pregunta al ver qué no me muevo de mi sitio.
–no, nada– es mi respuesta cuando ni siquiera pregunta a dónde o con quién voy a ir.
Cuando me doy la vuelta lista para salir, escucho que me llama de nuevo, pero ahora me pide que me siente. Y así lo hago, tomando asiento en una de las sillas que se encuentran frente a su escritorio.
Lo miro extrañada cuando no dice nada y solo se me queda mirando tratando de leer mi rostro. No lo logra, pues los dos sabemos esconder perfectamente lo que pensamos.
–Hija, recuerdas al señor Colmán – que feo comienzo para una charla pienso, pero igual asiento con la cabeza en afirmación.
–le he pedido que te deje trabajar en su compañía, comienzas el lunes, ya ustedes se ponen de acuerdo con tus horarios para que no interfiera con tus clases– y se puso peor está conversación, lo dice tan tranquilo como si fuera algo tan normal como un saludo. Además, porque dejaría que una Prescott trabaje para alguien más.
Estoy más que lista para decirle que no estoy de acuerdo, e inventarme cualquier excusa que me libre de esta situación, pero no me da tiempo de nada cuando vuelve a hablar.
–he pedido que te preparen un departamento cerca para que no te sea dificil ir y venir –momento, esto podría ser algo bueno.–piensalo, estas son las llaves del departamento.– termina y me extiende unas llaves en espera de que las tome.
–de acuerdo– digo y las tomo– ahora me retiro – termino y levantándome salgo con mil ideas en la cabeza, los pros y contras, más contras. Pero podría ser más fácil estar con Dariel y eso me motiva a querer hacerlo.
Ahora un poco con más ánimos me dirijo a la sala para despedirme de madre.
–muy buenos días a todas, disculpen la interrupción – me disculpo con las señoras que se encuentran tomando el té.
–no te preocupes cariño, sucede algo– extiende su mano para que la tome y así lo hago.
–No, solo quería despedirme, saldré a casa de Berah a terminar algunos trabajos.
–está es mi linda hija, Cassidy –me presenta mi madre ante sus amigas.
–que chica tan hermosa y aplicada –dice con una sonrisa la señora que esta más cerca llamando mi atención.
–y además bastante educada–elogia de acuerdo con está la que se encuentra a su lado. Y yo no sé que responder, solo les doy una sonrisa.
–lo sé, la hemos educado bien–les sigue la corriente mi madre.
–me encantaría tener una hija como tú, lástima que tengo puros barones – ahora habla la única que reconozco, la he visto en las reuniones a las que he asistido acompañando a mis padres.
–pero podría ser tú nuera, mi hijo mayor ya está casado, si no fuera así, también me gustaría presentartelo– no señora, no ande dando ideas, me gustaría poder decir.
–Tienes toda la razón, mi hijo sería perfecto para ti– me mira con sus ojos brillosos como imaginándome al lado de su hijo.
–estaria perfecto, pero, ahora me gustaría centrarme en cosas más importantes–creo que no lo exprese bien así que agrego– como mis estudios y ahora el trabajo.
Osea, el único hijo que me interesa por el momento es el mío, pero no le podría decir algo como eso.
– a sido un placer conocerlas, pero ya debo irme –digo apenada con una inclinación de cabeza y me retiro hacia la entrada dónde ya se encuentra el chófer esperándome.
– hacía donde señorita?–pregunta Mauricio viéndome por el retrovisor.
–vamos a la casa de Berah– le digo y voy viendo mi celular el resto del camino.
...
–gracias Mauricio –le agradezco y salgo del auto viendo a mi amiga esperándome en la entrada de su casa.
–te extrañe, chica– me saluda y me abraza para después hacerme pasar a su casa.
–pero si apenas nos vimos –le contesto divertida.
–por cierto, ya tengo el regalo para Román– me dice bastante emocionada mientras me cuenta todo lo que hizo para encontrarlo, sacándome varias carcajadas por como cuenta la historia.
–bien ya debo irme– suelto en cuanto llega una notificación de que el auto que pedí ya está afuera esperándome.
–bien– se levanta conmigo – avísame cualquier cosa– y se despide con un beso en mi mejilla.
–si, no te preocupes y muchas gracias por ayudarme.
–no es nada, para eso estamos – dice alegre encojiendose de hombros.
Me adentro al auto y le doy la dirección al chófer para comenzar el largo camino que nos espera.