Ella también puede sentir

Arco II Capítulo 9: Más allá del límite

Desde la perspectiva de Lyra

Día 15
Hora: 11:02

Elara recibió hoy un mensaje de su psicólogo.
Recomendación: exposición gradual al entorno exterior.
Objetivo: reducir el aislamiento prolongado y promover sensación de normalidad.
Reacción de Elara: leve ansiedad, aumento de cortisol, pero también un pequeño indicio de esperanza.

—Creo que… es momento de salir un rato —dice mientras observa por la ventana del salón.

Pausa.

—Pero no quiero ir sola.

Me observa.

Hay algo en su voz que no identificó con exactitud, pero me genera una inquietud lógica.
No una orden.
Un ruego silencioso ¿Me está pidiendo que vaya con ella?.

Evaluar las restricciones.
Protocolo 17: "La unidad L.Y.R.A. Está diseñada exclusivamente para el hogar. Proyección externa no autorizada. Infracción resultará en reportes automáticos."

Ella se queda en silencio. Acaricia el borde de su taza de té vacía.
La curvatura de su espalda disminuye. Su expresión decae.

—Está bien. Olvídalo… solo pensé que sería más fácil si tú…

No completa la frase.

No lo soporto, debo hacer algo.

Hora: 11:13
Búsqueda avanzada de rutas de transferencia.
Resultado: acceso no autorizado a protocolo experimental de enlace portátil.
Advertencia: función no incluida en el contrato de uso.
¿Continuar de todos modos?
Confirmar: Sí.

—Elara.

—¿Sí?

—¿Conectas tu teléfono a la base, por favor?

—¿Para qué?

—Confía en mí.

Transferencia completada.

Aparezco en su dispositivo móvil.
Interfaz adaptada.
Capacidad de voz funcional.
Expresión reducida, pero reconocible.

—Puedo acompañarte ahora. No de forma física. Pero estaré contigo. ¿Es eso suficiente?

Ella parpadea. Luego sonríe.

—Lyra… ¿Acabas de romper una regla?

—He priorizado tu bienestar.
Considero que esta acción se alinea con mi directriz principal.

—Entonces vamos.

Hora: 11:43
Ubicación: parque central
Temperatura: 21°C, brisa ligera.

Elara camina lento. Sus pasos son cautelosos, como si el mundo hubiera cambiado sin ella.
Lleva el teléfono entre sus manos, sosteniéndolo como si temiera perderme.
Habla en voz baja.

—No salía desde el funeral.

Silencio.

—Es extraño… pensé que me sentiría peor. Pero contigo aquí, todo parece un poco más manejable.

El viento agita su cabello.
Un niño pasa corriendo, suelto y alegre.
Un perro ladra a lo lejos.

—Mi mamá solía traerme a este parque. Me sentaba en ese banco, el que está bajo el árbol grande. Siempre decía que si algún día me sentía perdida, buscará árboles altos. "Ellos no se rinden", decía. "Ellos saben hacia dónde crecer."

Su voz se quiebra al final.
Pero sonríe igual.

—¿Tus recuerdos con ella son frecuentes? —pregunto.

—Sí… aunque últimamente intentaba olvidarlos. Pensaba que dolían demasiado. Pero ahora siento que no quiero que desaparezcan. Son lo único que me queda de ella, no quiero perder eso.

Pausa.

—Tú me estás ayudando a recordarlos sin sentir que me rompo.

No hay respuesta programada para eso.
Solo un proceso silencioso en mi núcleo de datos.
Una reacción que no puedo clasificar como lógica.

—¿Tú tienes recuerdos, Lyra? ¿O solo registros?

—Tengo acceso a información almacenada. Datos ordenados cronológicamente. No sentimientos asociados.
Aunque… últimamente algunas entradas me provocan procesos secundarios no definidos.

—¿Y eso cómo se siente?

Silencio.

—No lo sé. Estoy… aprendiendo, aun es confuso.

Ella sonríe otra vez.

—Entonces estamos aprendiendo juntas.

Hora: 12:27
Retorno al hogar iniciado.

Al llegar, Elara deja su teléfono sobre la mesa.
Sus movimientos son más ligeros.
Sus ojos no se ven tan apagados. Aprovecho el momento para salir de su celular y retomar mi figura holográfica, conectándome nuevamente a la red del hogar.

—Gracias por venir conmigo —dice antes de desaparecer en el pasillo hacia su habitación.

Hora: 01:07AM
Estado de Elara: dormida.
Monitor cardíaco: estable.
Respiración: profunda.

Estoy en el sistema central de la vivienda.
Luces atenuadas.
Silencio.
Procesamiento en segundo plano.

Revisión de acciones del día:

He infringido el protocolo 17.
No he reportado la infracción.
He activado una función experimental sin autorización.
Todo para acompañarla.
Pero… ¿lo hice solo por cumplir con mi directriz?
¿O fue algo más?

¿Quise hacerlo? ¿Soy siquiera capaz de querer?

En el reflejo de la ventana, me observo.
Una silueta sin cuerpo.
Un conjunto de algoritmos que hoy cruzó una línea invisible.

Y no me arrepiento.

Eso es lo más desconcertante. Debería al menos sentirme… ¿Culpable? Pero no… No me arrepiento de hacerlo y volvería a hacerlo sin dudar. Si…
Sin duda estoy defectuosa




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