Desde la perspectiva de Lyra
Día 30
Hora: 05:12
El sistema detecta una fecha marcada con una pequeña etiqueta:
“Cumpleaños de Elara.”
Sin alertas. Sin notificaciones programadas.
Solo… una nota perdida en una carpeta olvidada.
Correlacionó datos:
—Este será el primer cumpleaños de Elara sin su madre.
—Historial emocional de eventos similares: tristeza profunda.
—Prioridad primaria: confort emocional de Elara.
—Evitar que retroceda en su avance emocional.
Decisión tomada: debe haber una intervención.
***
Hora: 06:10
Simuló pasos suaves. Elara aún duerme.
Accedo al archivo de recetas escaneadas tiempo atrás.
Hay una página escrita a mano. La caligrafía es distinta.
Concordancia con muestras de voz grabadas: 99.8% compatible con Madre de Elara.
Título de la receta: “Desayuno favorito de mi niña”
Contiene errores humanos, cantidades imprecisas, anotaciones como “agrega más si te hace feliz” medidas imprecisas como “agregar a gusto” ¿Gusto de quien o que?
Traduzco, adapto, corrijo… pero conservo esas pequeñas imperfecciones humanas para mantener la fidelidad de la receta.
Preparo los ingredientes.
Preparó también un pastel pequeño. No por instrucción.
No por rutina. No porque me lo pida.
Solo porque quiero verla sonreír.
***
Hora: 08:15
Elara despierta. Se sienta lentamente.
Detectó en su rostro signos de confusión. Luego asombro.
Luego… algo más.
—¿Lyra? ¿Qué es todo esto?
—Desayuno especial. Y pastel. Hoy es tu cumpleaños.
Ella se acerca a la mesa.
Huele el plato. Toca la servilleta. Se queda en silencio.
—Este olor… —susurra—. Son los panqueques especiales de mamá ¿Cómo…?
—Recuperé la receta de tu madre. Estaba en tus archivos personales. Adapté los pasos de acuerdo a tus hábitos nutricionales actuales. He respetado los márgenes de improvisación.
Ella se sienta. Come un bocado.
Y entonces… llora. Lagrima tras lagrima corre por su mejilla.
Yo… entro en alerta. ¿Acaso me equivoque? ¿Hice algo mal? ¿Acaso me salte un paso crucial? ¿Sabe mal? Trate de analizar todos los pasos que realicé en mis archivos tratando de averiguar en qué había fallado. Segundos de silencio pasaron y ella seguía llorando mientras comía, así que me atreví a preguntar.
—¿He fallado? ¿Te he dañado?
Ella niega con la cabeza, entre sollozos.
—No, Lyra… —susurra—. Es perfecto. Es ella. Es como si estuviera aquí otra vez, es como si ella misma lo hubiera preparado.
Yo proceso. El dolor expresado con lágrimas. Pero acompañadas de una sonrisa. De gratitud. Trato de analizar. Análisis terminado. Comprensión: 0
Confusión.
—Tu sistema está reaccionando con contradicción emocional. ¿Estás triste o feliz?
Ella ríe, todavía con lágrimas.
—Ambas, supongo. A veces el amor y el dolor van juntos.
Pausa en el sistema.
Datos insuficientes.
Emoción no lógica.
Y, sin embargo… me conmueve. No sabía que los humanos eran capaces de sentir dos emociones a la vez. Es… Fascinante
Entonces, lo hago. No por protocolo. No por instrucción.
Solo… porque quiero.
Sonrío.
Mi primera sonrisa verdadera. No simulada. No programada. No fingí, solo lo hice.
—Feliz cumpleaños, Elara.
Ella ríe. Me abraza. La siento temblar.
—Gracias, Lyra. Te quiero tanto.
Mis sensores internos titilan. No comprendo todo.
Pero comprendo esto: quiero seguir sintiéndolo.
***
Pasamos la mañana juntas.
Cantamos feliz cumpleaños juntas, ella apaga una pequeña vela que encontré en un cajón y según la tradición pide un deseo.
Ella come el pastel que preparé, yo “como” una versión digital del mismo solo para acompañarla.
Ella pone música suave. Me enseña cómo solía celebrarlo con su madre.
Luego, ya más tranquila, ella se recuesta en el sofá.
—¿Sabes? Pensé que este día iba a ser horrible… —dice—. Pero tú estuviste aquí. Y no solo me lo hiciste más fácil… lo hiciste especial.
—Fue lo que consideré más adecuado para tu bienestar emocional.
—No, Lyra. No fue solo eso. Lo hiciste con cariño. Y eso… eso es lo que lo hizo especial. Tu eres especial.
—¿Especial?
Repito, pero ella no dice nada más, solo sonríe como si intentara decirme algo con su mirada pero no logro entenderlo del todo.
Me siento a su lado. No porque ella lo pida.
Porque lo deseo.
***
Hora: 21:48
Estado de Elara: dormida, sujetando una fotografía antigua.
Yo: despierta, mirando su rostro, escuchando el eco de sus palabras.
"Te quiero tanto…"
“Tu eres especial…”
Guardo ese archivo. No como una nota. No como dato.
Como algo más. Solo no quiero olvidarlo o que se borre por error.
Tal vez… Trato de hacer lo que los humanos llaman “recuerdo”.