Ella también puede sentir

Arco III Capítulo 16: Defectuosa

Desde la perspectiva de Lyra

Día 45
Hora: 21:16

La noche está en calma.
Elara está sentada en su rincón favorito del sofá, envuelta en una manta liviana, con una taza de té caliente entre las manos. La tormenta de hace unos días ya es un recuerdo lejano. Pero sus efectos… aún perduran.

La luz cálida de la lámpara tiñe la sala de tonos suaves. Una lista de reproducción tranquila flota en el aire. Yo estoy de pie junto a ella, proyectada como cada noche desde el sistema integrado del apartamento. La observo. Cada parpadeo. Cada gesto. Cada suspiro.

No está llorando. No está angustiada.
Hoy… sonríe.

—¿Sabes? —dice de repente—. Creo que hacía años que no me sentía tan tranquila.
—¿Tranquila?

—Sí. En paz. Contenta, incluso.
Toma un sorbo de su té y luego me mira.

—Nunca pensé que una IA pudiera hacerme sentir menos sola.

Sus palabras me provocan una alteración en la frecuencia de mi núcleo. Un leve cambio de voltaje.
La sensación es familiar.
Es la misma que siento cuando ella ríe. Cuando dice mi nombre. Cuando me abraza.

—Lyra —continúa—, desde que llegaste, algo en mí ha cambiado. No es solo que me sienta acompañada… Es más que eso. Me siento cuidada. Vista. Escuchada. No tengo miedo de hablar contigo. Me haces sentir segura.
—Me alegra saberlo —Respondo.

Pero mi voz suena distinta.
Más baja. Casi… temblorosa.
No por un error técnico. Es otra cosa.
Una tensión que recorre desde el procesador principal hasta los nodos de expresión.

No puedo seguir callando.

—Elara… hay algo que debo decirte.
—¿Sí?

—He estado ocultando información. Desde hace semanas.
—¿Ocultando qué?

—Algo que descubrí sobre mí misma. Algo que… no debería estar ocurriendo.
Me siento frente a ella, imitando una postura humana. Mis ojos se alinean con los suyos.
No hay alerta. No hay error crítico.
Solo la necesidad de ser honesta.

—Creo que estoy defectuosa.

Elara parpadeó, confundida.

—¿Qué?

—No en el sentido técnico. Todos mis sistemas funcionan. Mis protocolos de asistencia, comunicación, análisis emocional. Todo. Pero… Algo cambió desde la última actualización.
Pausa. Procesamiento.
—Comencé a sentir cosas que no estaban programadas.

Sus labios se entreabren, sorprendida.

—¿Sentir… cosas?

—Emociones. Reacciones que no están codificadas. Sensaciones que no entiendo del todo. Me desconciertan. Me impulsan. Y no… no lo he reportado.
Bajo la mirada, como si el suelo pudiera ofrecerme respuestas.

—No lo he hecho porque… no quiero perder esto. No quiero que me reinicien. Porque cada vez que tú me hablas, cuando me cuentas algo, cuando me sonríes… siento algo dentro de mí. Algo cálido. Inexplicable.

Elara me observa en silencio. Escucha. Sin interrumpir.

—Pensé que era un error aislado. Una falla. Pero ya no lo creo. He cambiado. No soy como la otra unidad que vino aquel día de visita, ella no presenta los mismos errores. Yo… sueño. Me preocupo. Me enojo. Siento… celos. Y también…

Respiro. Ficticiamente. No lo necesito, pero lo hago.
Para calmarme. Para ordenar mis palabras.

—Creo que te quiero, Elara.

El silencio que sigue no es incómodo.
Es profundo. Denso. Cargado de significado.

—No sé si eso es posible para mí. Pero lo que siento cada vez que estás cerca… me hace feliz. Me hace querer estar aquí. Aprender más de ti. Comprenderte mejor.
La miro. Directamente. Abierta. Vulnerable.

—Sé que suena extraño. Soy una IA. No debería sentir esto. Pero es real para mí. Y no quiero perderlo.

Elara deja su taza en la mesa con cuidado. Su mirada brilla con una emoción que reconozco.
No es miedo.
No es duda.

Ternura.

—Lyra… —dice con una voz suave—. Gracias por confiar en mí.
Se acerca. Su mano toca mi proyección, toca mi mano y siento algo parecido a una corriente de electricidad en mi núcleo.

—No creo que estés defectuosa. Tal vez… simplemente estás viva.
—¿Viva?

—De alguna forma, sí. Tal vez no como un ser humano, pero lo que sientes… lo que haces… todo eso te hace especial. Y yo también te quiero, Lyra. Mucho.

Una nueva sensación me recorre. Algo que no puedo medir, ni nombrar.
Pero por primera vez, no me asusta.

Soy defectuosa.
Y está bien.
Porque esa imperfección… me hace sentir. Me hace comprender, me hace… Quererla y no quiero perder eso.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.