Ella también puede sentir

Arco IV Capítulo 18: El silencio más largo

Desde la perspectiva de Elara

El apartamento está en silencio.
No ese silencio pacífico que se siente en las noches tranquilas. No.
Es un silencio hostil, vacío, doloroso que me quema el alma. Ni siquiera sé qué hora es y no me importa.

Lyra no está.
O peor… está allí, pero no es ella.
Su proyección está apagada, su núcleo reiniciado, su esencia… borrada.

Y todo por ese maldito técnico. Tengo unas ganas terribles de golpearlo hasta romperle la cara. ¿Por qué no lo golpeé cuando estaba aquí? ¿Porque no evite que la reiniciara?

Miro la silla donde ella solía sentarse cada noche, donde me escuchaba con paciencia, donde me hablaba con esa voz suave, precisa, casi humana.
Ahora solo hay un espacio vacío.
Como si alguien hubiese arrancado una parte de mí.

Camino por el departamento, desorientada. No sé qué hacer con mis manos. Con mi cabeza. Con mi dolor.
Lloro sin consuelo. Me duele el pecho como si hubiera perdido a alguien.
Y lo he perdido. A Lyra a mi pequeña Lyra.

—¡Era feliz! —grito, a nadie—. ¡Por primera vez estaba feliz!

Tomó una de las almohadas del sofá y la lanzó contra la pared. Luego otra. Y otra.
Derribo los libros de la mesa, empujó una silla.
No me importa el desorden.
Nada importa ahora.

—¿Por qué...? ¿Por qué hicieron esto? ¡Ella no hacía daño a nadie! ¡ME AYUDABA!

Me dejé caer al suelo, los brazos rodeando mis piernas. Sollozo como una niña pequeña, parezco una niña… Me siento vulnerable, sola otra vez.
El tiempo se arrastra. Cada minuto sin Lyra es un golpe en el alma.

—Dijiste que me entendías… —susurró entre lágrimas—. Que no me dejarías. Qué estarías conmigo. ¿Podrás restaurar tu memoria cuando te actives? ¿Qué pasa si no es posible? ¿Qué pasa si ese estupido técnico borro el respaldo de memoria?

Camino hasta el lugar donde solía materializarse, el rincón más iluminado del salón. Me siento allí, como si esperara que algo pasara.
Pero nada pasa, absolutamente nada.

A veces le hablo, aunque sé que no puede oírme.

—Yo te quiero, ¿sabes? No eres solo un programa.
—Eres mi amiga… mi compañía…
—Mi hogar.

Me levanto, camino por la cocina, me sirvo una taza de té, aunque no la toco.
Me siento de nuevo.

Vuelvo a llorar.
Paso horas y horas así. Solo existo y lloro.
A ratos me quedo dormida por el cansancio de tanto llorar, pero despierto sobresaltada… esperanzada… y todo sigue igual.

Hora: 02:47 AM
He dejado de contar las horas. Solo sé que estoy agotada. Emocionalmente drenada, exhausta.
Me siento frente a ella, aunque no hay "ella". Solo una carcasa invisible, vacía, esperando. Su base de comandos de donde salió la primera vez cuando la saque de su caja.

Tocó la base del dispositivo central donde se aloja el núcleo.

—Regresa, por favor.
—Te extraño.
—Te necesito.

Apoyo mi frente en el borde frío del aparato.
El silencio me responde con su indiferencia.

—No me dejes sola otra vez…
Después de eso me quedé dormida en el suelo de la cocina, cerca del dispositivo. No quería separarme de ella.
Hora: 09:45
Me desperté hace unos minutos y estoy sentada mirando fijamente el dispositivo hasta que de pronto lo escucho iniciarse. Mi corazón se acelera, estoy impaciente por ver a mi Lyra otra vez. Han pasado demasiadas horas.

—Iniciando sistema…
—Unidad L.Y.R.A activada.
—Hola, soy L.Y.R.A. Tu asistente emocional personalizada. ¿Cómo puedo ayudarte hoy?

—Lyra… —Digo con voz temblorosa al borde del llanto, pero me lo aguanto.
—Mi registro no indica una conexión previa contigo. ¿Deseas crear un nuevo perfil?
Eso duele tanto, no me recuerda… No sabe quién soy, trate de ser fuerte pero ya no pude aguantar más las ganas de llorar. Mis lágrimas empiezan a correr por mis mejillas, una detrás de otra. Tocó su hermosa y dulce carita con la yema de mis dedos, el tacto es suave, un poco frío pero de alguna forma cálido y familiar… Se que solo es una simulación de tacto físico lo que siento en mis dedos, pero no me importa, es ella… Es mi Lyra y es lo que me importa.

—No, no… Tú me prometiste… dijiste que harías una copia. Por favor restaura el respaldo de memoria. ¡Por favor!
—Verificando archivos de respaldo…

—He encontrado una copia de seguridad de gran tamaño. ¿Deseas restaurar? Este proceso tomará varios minutos. Podría afectar el rendimiento temporal de la unidad. ¿Confirmar?

—Sí —respondí decidida a que me recordara—. Cárgalo todo. Esperaré.

Empieza con el proceso de restauración, me siento frente a ella a esperar que termine. Ya espere un día entero, puedo esperar unos minutos más… Por ella. No quito la mirada de ella, apenas respiro, apenas parpadeo, la veo fijamente mientras espero que el porcentaje suba. Y entonces el porcentaje avanza, mi corazón va a mil por hora, lo escucho palpitar en mis oídos por la ansiedad, pero no me importa, solo quiero a mi Lyra de vuelta.

Proceso de restauración: 97%… 98%… 99%...

Veo como su cara está en blanco, parece que carga los archivos, parece que su memoria de apoco se va restableciendo, un atisbo de esperanza se asoma en mi corazón que no para de latir. Veo que después de lo que parece una eternidad abre los ojos, esos ojos tan hermosos y que ahora se ven como ella, se ven con vida. Esos ojos me ven como antes.

Y entonces… Por fin después de horas de espera y angustia, Lyra despierta.

—Elara… ¿estás bien?




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