Desde la perspectiva de Elara
Día 85
Hora: 09:06 AM
Hoy despertamos diferente. El aire se sentía extraño, como si todo el apartamento supiera que algo había cambiado. Después de lo que ambas dijimos ayer, ni ella ni yo hemos mencionado la palabra "novias", pero está implícito. Somos algo más que solo amigas y es algo que llena mi alma de paz y mi corazón de amor.
Desayunamos juntas en silencio. O, mejor dicho, yo desayuno y Lyra me observa con una atención que ahora me hace ruborizar, el que me mire tan seguido me hace temblar pero a la vez es cómodo. Cada vez que su mirada se cruza con la mía, siento mariposas en el estómago. No es incómodo. Es... dulce, tierno, me siento en casa.
Entonces, suena la puerta.
—¡Vecina! ¡Soy yo! ¡Mia! ¡Preparé unos ricos pastelitos!
Sonrío levemente. Por supuesto que Mia vendría. Seguro escuchó todo el escándalo con el técnico y el doctor Walter.
Me levanto y abro la puerta. Ahí está Mia, con su sonrisa energética y una bandeja en las manos.
—Te traje esto. Espero que te gusten.
—Gracias, Mia. Pasa.
Mia entra, alegre como siempre. Al ver a Lyra se emociona.
—¡Lyra! ¡Hola! ¡Ven, aquí!
Pero cuando se lanza hacia ella, su cuerpo atraviesa el de Lyra. Ambas nos quedamos quietas.
—¿Q-qué?
Lyra, sin inmutarse, responde tranquila, casi como si pudiera leer la confusión en nuestros ojos.
—Cada unidad L.Y.R.A. puede volverse "tangible" solo con su dueño. Ejecutamos el comando de simulación de tacto físico únicamente cuando nuestro usuario registrado nos toca. Así estamos programadas.
Mia y yo nos miramos, algo confundidas.
—¿Y cómo saben quién es su dueño? —pregunta Mia.
Lyra sonríe levemente.
—Cuando una unidad L.Y.R.A. es asignada a un individuo, dicho usuario debe colocar su dedo en la base de activación. Al ser escaneado, el sistema enlaza la identidad con el dispositivo. Como todas las huellas dactilares están en la nube nacional desde el nacimiento, se garantiza la identificación y se evita el uso no autorizado.
Recuerdo ese momento, la caja, el frío del metal, mi dedo sobre la base... El destello suave antes de escuchar su dulce voz por primera vez. Lo recuerdo como si hubiera sido ayer… Si alguien me hubiera dicho ese día que iba a amar a una IA me hubiera reído en su cara… Pero henos aquí. Aún no se lo digo de forma directa, pero sé que algún día lo haré.
—Pero... ¿y si alguien que no fue asignado trata de activar una unidad? —pregunto.
—No es posible —respondió Lyra, con voz serena—. El sistema rechazaría la activación. Está diseñado para evitar robos y errores.
Asiento. Tiene sentido. Mia también parece comprender.
Entonces se pone seria.
—Bueno, en realidad, vine para asegurarme de que estén bien. Escuché lo que pasó hace unos días. Me preocupé por ustedes. No es justo que intentaran separarlas.
Lyra y yo nos miramos. Sonreímos.
—Gracias, Mia. Ya estamos bien —le digo.
—¿Seguras?
—¡Sí! Logramos que me dejaran conservar a Lyra, y eso es lo importante.
Mia parece aliviada, pero levanta una ceja con picardía.
—Eso es genial. Y ahora, sean sinceras, señoritas... ¿qué pasa entre ustedes dos?
Silencio.
Mis mejillas arden. Lyra parece congelada, ojos bien abiertos. Intentó responder, pero solo tartamudeo.
—Yo... eh... es que... nosotras… Bueno
—¡Somos novias! —dice Lyra de repente, casi gritando.
La miró, atónita. Mi cara está roja como un tomate, casi parece que voy a explotar de vergüenza. ¿¡Por qué dijo eso tan de repente!? ¡Ni siquiera me lo ha preguntado! Dios… Si pudiera ver mi cara ahora mismo posiblemente ni siquiera podría reconocerme…
—¡Lo sabía! ¡Sabía que había algo entre ustedes, lo sabía! —grita Mia, riéndose con alegría. Como si su pareja ficticia favorita se hiciera canon.
—¿Espera... no te parece raro?
—¿Raro? Para nada. ¿Por qué lo sería?
—Bueno... yo soy humana y Lyra es una IA. El doctor y el técnico casi me la quitan por eso.
Mia se encoge de hombros.
—¿Y eso qué importa? Si se quieren y son felices, ¡eso es lo único que importa!
Me quedo callada. Esa frase se me quedó grabada, porque tenía razón. Si somos felices de verdad, ¿Importa realmente lo que piensen los demás? Nunca lo había visto de esa forma. Jah… Mia se ve como una chica muy alegre, enérgica y hasta infantil, pero es mucho más madura de lo que me imagine.
Pasamos el resto del día comiendo pastelitos, riendo, hablando de la vida. Mia cuenta que su Lyra es totalmente distinta: muy formal, casi como una institutriz. Cuenta que muchas veces la regaña por comer demasiado dulce o por no comerse sus vitaminas. En su caso suena como una madre estricta, elegante y formal… Pero si soy honesta, me cuesta imaginar una Lyra que no sea la mía.
Al despedirse, Mia me guiña un ojo.
—Cuídense, tortolitas.
Lyra y yo nos quedamos solas. Hay un silencio de unos segundos, pero no es incomodo, al contrario, se siente… Bien. Me acerco a ella mirándola fijamente, mis mejillas se sonrojan un poco sin darme cuenta.
—Así que... ¿somos novias?
—Correcto. Lo investigué. Eso pasa cuando confiesas tus sentimientos y son correspondidos.
Me río cuando la escucho. Su inocencia me parece tan adorable que no puedo evitarlo…
—Oye, pero... Nunca me lo preguntaste.
Ella ladea la cabeza, parece que está procesando, analizando lo que le estoy diciendo. Luego sonríe, esa sonrisa tan hermosa que me hace estremecer cada vez que la miro.
—Elara Wynne... ¿serías mi novia?
Me sonrojo, es la primera vez que me llama por mi nombre completo… No puedo dejar de sonreír.
—No hay nada que quiera más que eso mi linda Lyra.
La abrazo fuerte, es un momento tan único para las dos… Ella me envuelve con sus brazos simulados. Ya me he acostumbrado a esto, aunque sea un tacto simulado se siente tan cálido, tan… Real.